La autoridad bien entendida II
Hernán Cipolla
13 de September de 2004
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Vamos a ir, por favor a la carta que el apóstol Pablo le escribe a Tito, para leer en el capítulo 3, y en el versículo 1.

"Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes
y sumisos ante los gobernantes y las autoridades.
Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno:
a no hablar mal de nadie, sino a buscar la paz y ser respetuosos,
demostrando plena humildad en su trato con todo el mundo."
Tito 3:1-2 NVI


"Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias,
oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente
por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos
paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.
Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador,
pues él quiere que todos sean salvos
y lleguen a conocer la verdad."

1 Timoteo 2:1-4 NVI


En estos dos pasajes, es muy clara la Palabra al enseñarnos que nuestro comportamiento como Iglesia de Jesucristo ante las autoridades humanas, ante el gobierno humano, ante las autoridades públicas, debe ser un comportamiento que muestre y manifieste nuestra sujeción a Dios.
¿Qué tenemos de diferente si nosotros hablamos mal, criticamos, no respetamos, nos burlamos, nos quejamos de nuestras autoridades humanas? Absolutamente nada.

La Palabra nos enseña, que nuestras vidas no solamente pueden ser espirituales dentro del Cuerpo, que nuestro comportamiento no debe ser adecuado, solamente entre nosotros, la Biblia nos enseña que nuestro comportamiento debe ser un reflejo del comportamiento que hay en el Reino de Dios, aún en las situaciones naturales y normales de la vida.
Por esto, a Tito, se le dice: Enséñales esto... que lo hagan, que sepan respetar a las autoridades; y luego a Timoteo le dice: Yo pido que se hagan oraciones, súplicas con acciones de gracias por todos los hombres y en especial por los que están en el gobierno.
...Pero agrega algo Pablo, cuando le explica a Timoteo: Para que nosotros vivamos una vida en paz y con tranquilidad, para que tengamos una vida que podamos seguir honrando a Dios y desarrollar nuestra relación con Dios sin problemas, porque además en este ámbito es donde Dios se puede manifestar para la salvación de los hombres.

Si nosotros como Iglesia, no oramos por nuestros gobernantes, puede llegar el momento en que dejemos de disfrutar de la libertad que hoy tenemos, este es un secreto de la Palabra.
Pablo le está diciendo: ... para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna. Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad”.

Cuando leemos esto por primera vez: ...que Dios quiere que todos sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad...
¿Qué tiene que ver: “... que oremos por los gobernantes para vivir una vida tranquila”?
Tiene que ver, en que: La autoridad de la Iglesia en el mundo es tal, que nuestra oración puede hacer que nosotros vivamos siempre en el ámbito correcto dentro de nuestros países, para que sigamos desarrollando todo lo que Dios nos ha delegado como Iglesia de Jesucristo y los hombres sean salvos.
Nosotros podemos detener cualquier argumento que tenga el diablo en contra de la Iglesia queriendo usar a los gobiernos humanos para detenernos.
Por eso Pablo dice: “Yo ruego que se hagan oraciones, súplicas con  acciones de gracias por todos, los que gobiernan”... para que vivamos de la manera que Dios quiere y para que sigamos predicando el evangelio con libertad.
Porque Dios quiere que todos los hombres conozcan el evangelio, y por eso hay tantos problemas en los países musulmanes o en los países que están cerrados al evangelio, porque el gobierno ha establecido que, allí el evangelio de Jesucristo no entra.
Pero Pablo, con sabiduría de Dios, le pide a la Iglesia “orar, para vivir en tranquilidad y tener la actitud correcta”.
¿Cómo vamos a orar si guardamos odio, rencor, mal sabor de boca contra los gobiernos humanos?
Nunca podremos orar; por eso, si no empezamos por respetar y ser sumisos a las autoridades humanas, nunca podremos orar para que Dios se manifieste y Dios detenga cualquier plan del enemigo para que el evangelio no siga prosperando en la tierra.



Actitud de los miembros del Cuerpo ante las autoridades espirituales:

Si bien hay una actitud con respecto a las autoridades del mundo, ahora vamos a analizar cuál es la actitud de los miembros del Cuerpo ante las autoridades espirituales:

"Hermanos, les pedimos que sean considerados
con los que trabajan arduamente entre ustedes,
y los guían y amonestan en el Señor.
téngalos en alta estima, y ámenlos por el trabajo que hacen.
Vivan en paz, unos con otros."

1 Tesalonicense 5:12-13 NVI

Nos detenemos en lo que Dios le pide a la Iglesia con respecto a sus autoridades espirituales... Considerar a los que trabajan arduamente, tenerlos en alta estima y amarlos por el trabajo que hacen.

"Los ancianos que dirigen bien los asuntos de la iglesia
son dignos de doble honor, especialmente los que
dedican sus esfuerzos a la predicación y a la enseñanza.
Pues la Escritura dice:
“No le pongas bozal al buey mientras esté trillando”
y “El trabajador merece que se le pague su salario”.
No admitas ninguna acusación contra un anciano,
a no ser que esté respaldada por dos o tres testigos."

1 Timoteo 5: 17-19 NVI

La actitud de la Iglesia ante sus autoridades espirituales es: Tenerlos por dignos de doble honor, no admitir ninguna acusación contra un anciano o un pastor.
¿Qué significa esto? Que en la cocina de casa no podemos decir: “Y el pastor... es que... me dijo... y a mí no me parece... y es que tuviste la actitud... y que... a mí me parece... es que yo creo que se está equivocando porque...
No, no admitas ninguna acusación a no ser que haya dos o tres testigos que les conste que esa autoridad está “metiendo la pata”.
¿Te sentarías en la cocina de casa diciendo, a mí no me parece algunas actitudes de Cristo?... la verdad, porqué Jesús fue tan bárbaro ahí con los fariseos, qué necesidad... por qué tanta guerra y tanta lucha, en vez de haberle buscado la vuelta para ganarlos...si Dios es todo amor...”
Tú no te cuestionas, por lo general, las actitudes de Cristo; pero si nos cuestionamos la autoridad que Él ha delegado:
“Me parece... o no me parece... estoy de acuerdo o no estoy de acuerdo...”

Acá no es gusto personal, no es que haga las cosas como “a mí me parece”. Es que yo tengo que saber que estoy bajo una autoridad delegada por Cristo mismo; por lo tanto, mi boca tiene que estar absolutamente cerrada cuando se trata de una persona que está en autoridad, porque hablar de una autoridad es hablar de Cristo mismo.

“Acuérdense de sus dirigentes, que les comunicaron la Palabra de Dios. Consideren cuál fue  el resultado de su estilo de vida, e imiten su fe.

O sea que, si bien quienes tienen autoridad delegada, tienen la responsabilidad de ser ejemplo para la Iglesia de Cristo.
La Iglesia de Cristo tiene la responsabilidad de imitar la fe de aquellos que le han enseñado, Acuérdense de sus dirigentes... Consideren cuál fue  el resultado de su estilo de vida, e imiten su fe...
Los que han recibido autoridad delegada tienen que ser como un libro abierto para la Iglesia, tienen que ser un modelo de vida y de conducta; y que todas las familias de la congregación digan: “Queremos vivir como las familias de nuestros dirigentes”... “queremos ser como esas familias”.
No es solamente venir a escuchar un mensaje que “me va a dar el pastor el domingo”.
El pastor, el apóstol, el profeta dan un mensaje, me está transmitiendo palabra especifica de Dios para mí y me está transmitiendo su propia manera de vivir, lo que “le resultó”, “lo que Dios le ha revelado para su propia vida”.
No transmite pura enseñanza, porque sino somos fariseos nosotros también.

Nosotros hemos recibido la autoridad de Cristo y como Cristo queremos actuar.
Por lo tanto, si Cristo fue un ejemplo en todo lo que Él predicó y enseñó, sabemos que somos ejemplos para la Iglesia de Jesucristo, por lo tanto la Iglesia tiene la responsabilidad de considerar, de acordarse de todos los que le han enseñado la Palabra, imitar su fe y su estilo de vida.

"Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos,
pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas.
Obedézcanlos a fin de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse,
pues el quejarse no les trae ningún provecho."

Hebreos 13:7 y 17 NVI

¿Cuáles son las actitudes de la Iglesia? Obedecer, someterse y vuelve a repetir a fin de qué: de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse.
Sabemos que no nos debemos quejar, pero a veces la congregación da motivo para quejarse, o sea que, Pedro está diciendo: “Por la actitud de ustedes, Iglesia, sus dirigentes muchas veces pueden tener ganas de quejarse y quejarse no les trae ningún provecho, más bien obedézcanlos y hagan lo que les dicen, para que ellos puedan hacer su trabajo con alegría, sabiendo que van a rendir cuentas, pero con gozo...
Diciendo, ¡Señor, de lo que me tengas que acusar, acúsame pero yo me he gozado en lo que me has dado y me he gozado con tu Iglesia!
Y no decir: ¡Señor la verdad, para que me acusas si ellos se lo merecían!
Por esto, el obedecer tiene que ser una acción práctica. No es decir: Sí, el obedecer es caminar en lo que he recibido de parte de Dios. Eso es obediencia.
Obediencia es poner pies en acción, andar en la palabra recibida.
Por eso mi hermano, aún un mensaje que usted ha recibido, tiene que volverlo a oír una y otra vez hasta que le sea una revelación dentro suyo y lo viva, porque sino, nos inflamos de información bíblica y tenemos mucha teoría “bonita, apostólica y profética, muy real y verdadera”, pero pura teoría.
¡Prívense de comprar comida, pero no se prive de comprar el cassette de la predicación!
Para que la Palabra le haga efecto, ¡Permítale al Espíritu Santo que le haga efecto!
Entonces va a obedecer, porque le fue una revelación; porque cuando usted escucha la predicación se va a recordar una parte, pero una gran parte se la va olvidar y como pocos tienen la buena costumbre de volver a recordar lo que se dijo, anotar los pasajes y repasarlos en casa, para esto es bueno el cassette de la predicación.
¡Y vuelva a recibir la palabra y permita que el Espíritu Santo le hable nuevamente!
Entonces ya no será un teórico, será un práctico en las cosas del Espíritu de Dios, porque para usted será una revelación, eso lo llevará a obedecer y además se va a aminorar los problemas personales y la consejería, porque va a crecer la vida de Cristo en cada uno, porque todos estamos obedeciendo.
Cuando se obedece, Dios hace que las cosas que no son buenas en nuestra vida empiecen a desaparecer, y ahora estamos metidos en las cosas del Reino, por eso la Palabra es sabia, no son órdenes obligatorias, no es: “que lo haces o lo haces”... No es así con Dios, nunca es así con Dios, pero para personas nacidas del Espíritu de Dios, es una condición ser obedientes a la Palabra de Dios, porque sin esa condición la vida de Cristo no puede crecer y ser alimentada en cada uno de nosotros.

Ahora bien, para establecer una base espiritual para esta actitud que la Iglesia como Cuerpo de Cristo tiene que tener, vamos a ver:

"Si alguien afirma: “Yo amo a Dios”, pero odia a su hermano,
es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano,
a quién ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.
Y él nos ha dado este mandamiento:
El que ama a Dios, ame también a su hermano."

1 Juan 4: 20 y 21 NVI

Éste es el principio espiritual para aprender a vivir bajo autoridad: “El amor de Dios derramado en nuestros corazones”.
Dios derramó de tal manera su amor en nuestros corazones que yo puedo ver a mi hermano y amarlo con ese amor, y estoy dispuesto a sujetarme a su autoridad como leímos antes, ser sumisos unos a otros, no importa quién sea mi hermano, estoy dispuesto a sujetarme.
Pero si yo considero que a mi hermano no lo amo “porque no me cae tan bien”, entonces, nunca me podré sujetar a la máxima autoridad que es Dios; porque aunque diga: “Yo amo a Dios”, pero odio a mi hermano, es lo mismo que odiar la misma esencia de Dios.
No podemos vivir de esa manera, por eso las cosas espirituales no pueden ser teóricas y tienen que ser prácticas, porque podemos hablar mucho pero vivir poco de lo que hablamos.
El amor a Dios se manifiesta en el amor a los hermanos y nadie puede decir que no puede amar, porque el amor de Dios está derramado en nosotros, no amamos con nuestro amor, amamos con el amor de Dios; y con ese mismo amor amamos y estamos dispuestos a sujetarnos a la persona que tiene autoridad.

"Sométanse unos a otros,
por reverencia a Cristo."

Efesios 5: 21 NVI

Ésta es la manera de movernos dentro del Reino de Dios: Sometimiento de unos a otros, por reverencia; o por temor (dice la RV), al Señor.
Porque la única forma en que yo demuestro someterme a Dios, tenerle reverencia y todo respeto, es cuando estoy dispuesto a someterme a los demás.
Para eso Dios estableció a la Iglesia y las relaciones dentro del Cuerpo de Cristo, para que ninguno diga: “Yo amo a Dios”, pero “hago lo que se me antoja”. Para que ninguno diga: “Yo se lo que Dios quiere de mí”, pero vive “teniendo problemas personales con todos los demás”.
Esos problemas me manifiestan que “mi temor a Dios” no está bien, si no estoy dispuesto a someterme a los demás miembros del Cuerpo, estoy teniendo un problema con mi temor y mi reverencia a Cristo.
Por eso Pablo dice: Sométanse unos a otros... Significa que, dónde tú estás sirviendo a Dios, Dios ha puesto autoridades allí y esas autoridades son a la cuales te tienes que sujetar. Dios te ha puesto en ese lugar para aprender a someterte a esas autoridades.
Es más, dónde tú estás sirviendo a Dios, hay otras personas sirviendo contigo en el mismo ministerio, si no aprendes a someterte a los que están trabajando contigo tienes problemas, vas a ser una persona de conflicto en el ministerio en dónde estés y déjame decirte: ¡Nunca habrá dentro de la Iglesia un ministerio alejado de todos los demás!
Porque los ministerios se relacionan unos a otros, así como los miembros se relacionan unos con otros y dependen unos de otros.
No puedo sacar un miembro del Cuerpo para que siga funcionando con normalidad, porque sólo no funciona.
Quiere decir que, tenemos que aprender a someternos y sujetarnos unos a otros para mostrar nuestro temor y reverencia a Cristo.

"No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien,
con humildad consideren a los demás
como superiores a ustedes mismos."

Filipenses 2:3 NVI

En las relaciones entre los miembros del Cuerpo no puede haber ni egoísmo, ni vanidad.
Yo no puedo defender mi lugar diciendo: “Esto es mío”. Nada es mío, todo es de Dios y estoy bajo su autoridad y lo único que hago es representar a Cristo en lo que él me delegó para hacer.
Por lo tanto, no está bien eso de: “esto es mío y nadie lo puede tocar”, “éste es mí ministerio y nadie me lo puede quitar”.
No egoísmo, no; vanidad tampoco, para levantarnos la solapa y decir: “esto lo hice yo, vean qué bueno soy”.
Ni egoísmo, ni vanidad... Al contrario, dice: cuando mires a tu hermano considéralo superior a ti mismo.
Cuando yo puedo mirar al otro y considerar que es superior a mí, entonces sé ocupar mi lugar de manera correcta y nunca voy a tener egoísmo, ni vanidad.
Por el orgullo, del cual hablábamos antes por lo cual no nos humillábamos bajo la poderosa mano de Dios, hace que seamos egoístas, vanidosos y que queramos alardear de lo que Dios nos ha dado; y cuando miramos al otro decimos, ¡no, éste no sirve para nada, no sabe hacer las cosas, yo soy muchísimo mejor que él, dénmelo a mí y van a ver! ...Siempre miramos al otro así.
Eso rompe con la verdad de la autoridad de Dios. No estamos hablando acá que rompe con el respeto, con la educación normal que debemos tener, no; rompe con la autoridad de Dios sobre mi vida.
Por eso estamos hablando de autoridad, para aprender a sujetarnos unos a otros y para ver al otro como superior a mí mismo, y eso significa que yo voy a dar todo porque mi hermano o mi hermana, puedan alcanzar todo lo que Dios preparó para ellos; voy a ayudarlos, a empujarlos, a fortalecerlos, con tal de ver que Dios está cumpliendo su propósito en cada uno de mis hermanos, ése es el sentido y ése es el propósito.
Ahora, vamos a entrar en dos últimos temas breves que analizaremos, pero muy importantes:



El enemigo número uno de la autoridad:

"¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!
Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
Tú que decías en tu corazón:
Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,
y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo."

Isaías 14:12-14

¿De quién está hablando? De Satanás. Dice Lucero; éste fue llamado así, también Lucifer, el mismo Satanás, ángel de Dios, con mucha autoridad y un día dijo: ¿Por qué no ser igual a Dios?
Dijo: “Yo le voy a apuntar ese objetivo”. “Me quiero sentar... quiero poner mi trono al lado de él”. “Quiero llegar a tener la misma posición que tiene Dios”.
Lo único que hizo Satanás con esto, es ser rebelde a lo que Dios había destinado para él, por lo tanto, el enemigo número uno de la autoridad, no es Satanás: ¡Es la rebeldía!
La rebeldía está generada e impulsada por el mismo Satanás, porque él fue el primer rebelde. Él, con esa misma perversa astucia, es quien le dijo a Adán y Eva: “No, si comen de aquél árbol no les va a pasar nada, van a ser igual a Dios”.
Efectivamente, lo mismo: “sean rebeldes a lo que Dios les dijo, para alcanzar el mismo lugar, sean igual a Dios”.
Él ya sabía que no se podía ser igual a Dios, porque como Dios no puede haber otro.
La rebeldía es número uno en cuanto enemistad con una buena relación de autoridad.
Vamos a ver una situación muy conocida, no vamos a ver todo el contexto pero usted lo puede leer.
El rey Saúl había desobedecido a órdenes de Dios habladas por el profeta Samuel, hizo todo lo contrario a lo que Dios a través de Samuel le había dicho.

"Samuel respondió: “¿Qué le agrada más al Señor:
que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios,
o que se obedezca lo que él dice?
El obedecer vale más que el sacrificio,
y el prestar atención, más que la grasa de carneros.
La rebeldía es tan grave como la adivinación,
y la arrogancia, como el pecado de la idolatría.
Y como tú has rechazado la palabra del Señor,
él te ha rechazado como rey."

1 Samuel 15:22-23 NVI

Efectivamente, en su desobediencia Saúl ofreció sacrificio al Señor con los animalitos que se habían quedado como pueblo, cuando la orden era matar todo, se quedaron con los animalitos y se les hizo fácil, “bonito” y “muy espiritual”, ofrecer sacrificio a Dios.
Pero Samuel viene a declarar una verdad: ¿Es más importante ofrecer sacrificio que obedecer a Dios?
Y hace una comparación que uno podría decir: “No tiene sentido”.
Y otro podría decir: “Me parece muy fuerte”.

“La rebeldía es tan grave como la adivinación”.
Porqué el profeta Samuel dice esto, se podría decir: “Porque voy a consultar a alguien que no es Dios”, por “suponer algo que Dios quiere y nunca se le preguntó”.
¿Por qué asemejar estas dos cosas? ¿Tienen el mismo valor? Tienen el mismo valor de pecado.
Porque ambas cosas están impulsadas por Satanás.
O sea que, la base espiritual para ambas cosas es la misma, ya sea la rebeldía, porque vimos que Satanás fue el primer rebelde; como la adivinación porque es algo que Satanás usa para confundir a la gente.
Pero hay algo más: La adivinación tiene otra cosa muy particular: es “querer tener el poder para dominar”.
Cuando se consulta a un adivino, “yo quiero tener las cosas en mi mano y dominar la situación, saber qué va a pasar y esto está en las manos, (Originalmente de Dios), pero cuando se consulta, está en mis manos, porque según yo, conozco el futuro”.
La rebeldía es lo mismo, implica: “Yo conozco cómo tienen que ser las cosas, no necesito sujetarme a autoridad, voy a manejarme como a mí me parece... Tengo el poder para dominar la situación”.
Por eso es rebelde a la autoridad, porque “ninguna autoridad me puede decir a mí lo que tengo que hacer”.
Es el mismo principio.
Es lo mismo que consulte un adivino para saber el futuro, cuando no estoy dispuesto a sujetarme a la autoridad.
Y luego, ¿qué otras dos cosas une el profeta Samuel?
La arrogancia y la idolatría.
En la versión Reina-Valera usa la palabra: Obstinación o terquedad, ser testarudo.

¿Por qué ahora une estas dos cosas?  
Arrogancia es que: “Yo creo tener razón y soy idólatra de mí mismo”, eso es idolatría.
Cuando yo soy obstinado, arrogante y terco, yo creo que soy Dios y Dios no tiene nada que decirme porque yo tengo la verdad.
Es lo mismo que inclinarme ante una estatua y ser idólatra.
Ambas cosas tienen el mismo impulso diabólico, porque Satanás así es en esencia, por haberse rebelado contra Dios.
Por eso nosotros debemos entender que en estas áreas de nuestra vida no importa cómo hayamos sido antes de conocer a Cristo: En Cristo no pueden ni siquiera existir. No le puedo dar ni un poquito de lugar a la arrogancia, al orgullo, a ser testarudo, a ser un poquito rebelde.
Hay algunos a los que he oído decir: “Esto me cuesta obedecerlo, cuando lo entienda lo voy a obedecer”.
Eso es una manifestación de rebeldía.
O lo que decíamos antes: “Yo le digo a quien me está aconsejando en el Señor. Si”. Pero llego a casa y hago lo contrario, eso es rebeldía.
Con eso ni se juega, y se suma a la hipocresía, porque si juego con eso, estoy jugando con el diablo.
Por eso, las cosas en autoridad dentro del Reino de Dios, son como son, de una sola manera, así el Reino funciona, así la Iglesia de Jesucristo debe funcionar, no hay dos o tres maneras, no hay “el pensar de cada quien” para que el Reino funcione, el Reino funciona de una sola manera. Por eso, usted tiene que ver si en algún punto ha dejado de obedecer. Porque ahí puede haber rebeldía oculta, arrogancia oculta y usted está jugando con las mismas armas que el diablo juega.



¡Estar bajo autoridad me permite llegar a ser autoridad!

"Y se levantó Moisés con Josué su servidor,
y Moisés subió al monte de Dios.

Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara,
como habla cualquiera a su compañero.
Y él volvía al campamento;
pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor,
nunca se apartaba de en medio del tabernáculo."

Éxodo 24:13 y 33:11

¿Qué dos cosas tienen en común esto versículos? Moisés y Josué, por un lado y específicamente si hablamos de Josué, fidelidad y servidor de Moisés.
¡Déjeme darle uno de los secretos más grandes en el Reino de los Cielos! ¡Estar bajo autoridad me permite llegar a ser autoridad!
Dios no anda menospreciando a los miembros del Cuerpo diciendo: “éste no va a servir para más que esto... no da para más... mejor lo dejamos acá...” No, no es así, Dios no hace acepción de personas.
El único secreto es que, cuando aprendemos a estar bajo autoridad, Dios dice: ¡Ahora estás preparado para recibir autoridad!
Cuando leemos acerca de Josué, referido al tiempo que Moisés estuvo al frente del pueblo, siempre vamos a ver que Josué era: servidor de Moisés.
Y no dice allí para espiritualizarlo servidor de Dios. No, dice: servidor de Moisés.
Por eso aprendimos, a través de Jesús que, no había nada mejor que ser siervo de los demás, ser esclavode los demás.

Josué estaba puesto al lado de Moisés para servirlo en todo lo que necesitaba y esa fue la actitud que mantuvo.
Josué durante todo el tiempo en que Moisés estuvo gobernando de parte de Dios a ese pueblo.
Pero ahora vamos a ver algo más:

"Moisés le respondió al Señor:
Dígnate, Señor Dios de toda la humanidad,
nombrar un jefe sobre esta comunidad, uno que los dirija en sus campañas,
que los lleve a la guerra y los traiga de vuelta a casa.
Así el pueblo del Señor no se quedará como rebaño sin pastor.
El Señor le dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun,
que es un hombre de gran espíritu.
Pon tus manos sobre él, y has que se presente
ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad.
En presencia de ellos le entregarás el mando.
Lo investirás con alguna de tus atribuciones,
para que toda la comunidad israelita le obedezca.
Se presentarán ante el sacerdote Eleazar,
quien mediante el urim consultará al Señor.
Cuando Josué ordene ir a la guerra, la comunidad entera
saldrá con él, y cuando le ordene volver, volverá.

Moisés hizo lo que el Señor le ordenó.
Tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar,
y de toda la comunidad. Luego le impuso las manos
y le entregó el cargo, tal como el Señor lo había mandado."

Número 27:15-23 NVI

Josué supo ser un siervo de Moisés... “humíllate pues bajo la poderosa mano de Dios para que él te exalte cuando fuere el tiempo”.
Cuando ya Moisés sabía que se acababa su tiempo, fue a consultar al Señor, a decirle: ¡Señor, pon a alguien que sea por jefe a este pueblo, que los dirija y que los guíe, que los saque a la guerra. Alguien que sepa ir delante de ellos!
¿Qué dijo Dios? ¿Ven mañana que lo pienso...regresa después porque no veo a nadie con las características necesarias...?
No. Inmediatamente Dios le dijo: ¡Toma a Josué. Porque él ha sabido ser un siervo y quien ha sabido ser siervo, sabrá hacer buen uso de la autoridad!
Entonces, Dios lo levanta y lo pone a cargo de todo el pueblo...
Hermanos, cuando Dios hace que la Iglesia de Jesucristo empiece a moverse en el servicio, en los dones espirituales, a crecer en Dios, no es porque a las autoridades de pronto se les ocurrió, que tal o cual persona... Es porque el Espíritu Santo es quien nos habla y nos dirige; y muchas veces han pasado dos cosas: una buena y una mala.
La mala, es que Dios nos había mostrado una persona y después esa persona no mostró hacer el trabajo con fidelidad y ya no pudo estar donde estaba.
La buena, es que personas que han empezado en lo poco, han seguido creciendo y hoy pueden estar en lo mucho porque han sido fieles y han sabido ser siervos de los demás.

¡Si tú lo crees para tu vida, Dios lo hará así!
Porque Dios no hace diferencia con nadie, hará que tú ocupes el lugar que tienes que ocupar, cumplas con la función que tienes que cumplir y puedas honrar a Dios a través de lo que Dios ha establecido y a escrito, como propósito de tu vida, como parte del propósito de tu vida.
Por eso es tan importante entender la autoridad, porque sin entender claramente la autoridad, muchas veces nosotros lo único que hacemos es pecar contra Dios, salirnos de su gobierno, estar descubiertos de protección y no permitir que la misma vida de Cristo, que Dios nos ha dado, pueda manifestarse a través de nosotros.

Ser como Cristo, implica ser hombres y mujeres bajo autoridad, que aman la autoridad, que respetan la autoridad, que honran la autoridad, que se sienten a gusto bajo autoridad.
Esos hombres y mujeres, podrán ser como Cristo en el mundo y podrán manifestar la plenitud de quien los gobierna.

Quiero pedirles que tomen un momento para orar a Dios, cada uno, en lo íntimo y en lo personal, para determinar delante de Dios aquellas áreas, aquellos factores que están afectando a sus vidas en el sentido en que no estén sabiendo honrar o respetar a la autoridad...
Que no estén sabiendo sujetarse a la autoridad...
Para permitir que el Espíritu Santo traiga esta verdad como una revelación a sus espíritus.




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