en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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El Espíritu Santo puso algo muy particular en mi corazón en este día para poder compartir con ustedes, y realmente empieza esto con un ejemplo, y el ejemplo es el ejemplo de un libro.
Todo libro, sin importar si es impreso o si estamos en la novedad del libro electrónico, del famoso e-book, está compuesto de páginas; todo libro tiene páginas, sean electrónicas o sean físicas, pero todo libro tiene páginas. Y para nosotros, cuando nosotros compramos un libro, ¿qué queremos hacer con el libro? Leerlo hasta el final, porque no tiene sentido comprar un libro si no puedo entender toda la historia completa y todo lo que se está contando en el libro. Tomamos un libro y compramos un libro para leerlo hasta el final, pero para leerlo hasta el final yo necesito pasar de página o dar vuelta la página.
De esto me habló el Señor, de la necesidad de dar vuelta la página. Porque nuestras vidas se asemejan a un libro, nuestras vidas son como un gran libro con gran cantidad de páginas, y para avanzar en la vida, lo que nosotros necesitamos es dejar atrás las páginas que ya hemos escrito. No podemos avanzar en la historia del libro de nuestra vida, que es nuestra propia vida, si no dejamos atrás las páginas que ya hemos escrito.
Podemos tratar de tener un libro muy grande, pero ese libro muy grande no tendrá ningún sentido si yo no he podido dejar atrás experiencias que están anotadas en ciertas partes del libro y yo no puedo avanzar.
Por eso, digo que para avanzar en la vida necesitamos dejar dos cosas.
Por un lado, todos los éxitos, todos los logros, todos los objetivos y todas las metas alcanzadas.
Y por otro lado, en lo negativo, todos los errores, todos los fracasos, todas las desilusiones y todas las frustraciones.
Ambas cosas necesitamos dejarla atrás si vamos a avanzar en el libro de nuestra vida.
Todos tenemos en la vida momentos muy positivos y momentos muy negativos, y son momentos que generalmente, marcan a fuego nuestra vida. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de algo - sin importar si algo que vivimos fue, digo yo, grandiosamente exitoso o inmensamente frustrante-, nos habremos detenido en ese momento de la historia de nuestra vida si nos quedamos detenidos en esa experiencia. Sin importar si la experiencia es muy gloriosa o si la experiencia es muy traumática, si nosotros nos quedamos en una experiencia de nuestra vida, a partir de ahí, nuestra vida no tendrá sentido para adelante, lo único que vamos a ver pasar en nuestra vida es el tiempo, son los años, pero sin ninguna clase de propósito.
Los psicólogos dicen que, una persona queda marcada en un momento del trauma de su vida, y desde ese momento, aunque crece su cuerpo, queda en la edad del trauma. Y no importa si estoy o no de acuerdo con los psicólogos, el punto es que espiritualmente hablando, ocurre lo mismo, si hay una situación traumática en nuestra alma, en nuestro corazón, en nuestro espíritu, que viene a nosotros y nos quedamos detenidos en ese trauma, nos quedamos detenidos en esa experiencia, desde ese momento en adelante los años van a pasar, los días van a pasar, el tiempo va a pasar, pero todo lo que pase será una vida frustrante, una vida chata y una vida que no tiene sentido, porque estamos viviendo sin ningún propósito.
Así que, ese tipo de experiencia en la vida se asemeja a estar leyendo un libro bastante grande, imagínense ustedes comprar un libro bastante grande y a medida que van leyendo, de golpe encuentran huecos de páginas en blanco, varias páginas en blanco y otra vez páginas escritas, y otra vez páginas en blanco y otra vez páginas escritas, ¿qué haríamos tú y yo? Volveríamos a la librería a decir, que el libro salió mal de imprenta.
Y el gran librero, que es el Señor, diría no, no salió mal de imprenta, es que así lo escribió el autor de estas líneas. Hay varias páginas de su vida que están en blanco, ¿cuáles son? ¿cuáles son las que están en blanco? Todos aquellos días que la persona vivió después de la experiencia en la que se quedó detenida. Porque cada día de nuestra vida es como una nueva página, o esa nueva página la escribimos o esa nueva página la dejamos en blanco, según el resultado que haya tenido una experiencia que nos haya marcado en un momento determinado en la vida.
Es más, ustedes y yo conocemos gente que debido a un impacto de una experiencia difícil en su vida, no sólo quedó marcada, usted sabe que se quedó detenida, usted sabe bien que no puede salir, no puede salir de esa experiencia, no puede salir de ese impacto, y aunque usted la ve vivir y ve que pasan días y días, usted ve que esa persona en realidad no avanza, se ha quedado detenida en el tiempo, se ha quedado en el momento que algo le pasó, que ha perdido un ser querido, que hubo un accidente, que hubo una fatalidad, que hubo algo terriblemente difícil en la persona. Desde ese momento ya parece un zombi más que una persona, porque ha quedado detenida, aunque viva la vida no hay alegría, no hay gozo, no puede seguir adelante en la vida porque ha quedado marcada.
Esto es habitual verlo en el mundo, pero la pregunta es, ¿esto debe ser así también en nosotros los creyentes? ¿estaría normal que así lo fuera? ¿cómo debemos tratar nosotros estas experiencias de la vida para no detenernos en ella y escribir hasta el final cada página del libro de nuestra vida?
Hoy voy a traer tres ejemplos sencillos que conocemos.
El primero, es la vida de José.
José fue un hombre que vivió realmente experiencias bien difíciles y absolutamente traumáticas, ¿por qué digo? porque el origen de las experiencias traumáticas de José fue de sus propios hermanos. Recuerde que sus hermanos lo despreciaron, lo envidiaron, lo quisieron matar, y uno de ellos los convenció de que no lo mataran y lo tiraron en una cisterna, y luego lo sacaron de la cisterna para venderlo como esclavo a los ismaelitas.
De ahí en adelante empezó la vida de José como un esclavo, terminó estando a cargo de la casa de Potifar, un hombre que no se ocupaba de nada, porque José era tan bueno en lo que hacía y Dios estaba con él, que no se ocupaba de nada. Pero usted sabe bien lo que pasó, como la mujer de Potifar puso los ojos en José, y José nunca accedió a acostarse con ella, ella lo acusó falsamente de que se había propasado con ella, y por esa situación José termina en la cárcel durante dos años.
A ver, ¿usted quiere la vida más frustrante de un muchacho que empezó a los diecisiete años, puede haber una vida más frustrada que esa? Es una vida absolutamente frustrada. Señor todo me salió mal, mis propios hermanos me envidiaron hasta la muerte, estoy como esclavo cuando nunca fui esclavo, no hice nada de lo que me están acusando y aquí estoy yo en medio de una cárcel... Pero en el momento determinado, en el tiempo de Dios y después de los dos años, Dios honró a José, ¿por qué? Porque José vivía enfocado en Dios.
Dios lo honra a José, lo saca de cárcel y a través de un sueño extraño que ustedes conocen y que él le revela al faraón, el Señor lo pone como el segundo de autoridad debajo del faraón, el más importante después de faraón en autoridad. Pero la cuestión es ésta, el hecho de que José fuera colocado en una posición tan importante, no significa que José sanara las amargas experiencias de su vida, porque una posición en la vida, aunque sea de mucha autoridad, no sana las heridas de ninguna persona. Así que, José podría haber estado ejerciendo esa gran autoridad y estar enojado, amargado, con rencor y deseos de venganza, profundos deseos de venganza contra todos sus hermanos, pero no fue así. En realidad, fue todo lo contrario, ¿díganme cómo lo logró? ¿cómo se puede lograr? No guardar rencor, no guardar venganza sino pensar que todo es al contrario de lo que me hicieron.
Vamos a ir a la Escritura en este momento, por favor vayamos a Génesis 45, allí vamos a encontrar nosotros la respuesta a la pregunta cómo logró José no ser dañado por todo lo que le ocurrió como experiencias negativas de vida. Vamos a leer Génesis 45, del versículo 1 al 8, en la Nueva Versión Internacional:
“José ya no pudo controlarse delante de sus servidores, así que ordenó:
«¡Que salgan todos de mi presencia!» Y ninguno de ellos quedó con él.
Cuando se dio a conocer a sus hermanos,
comenzó a llorar tan fuerte que los egipcios se enteraron,
y la noticia llegó hasta la casa del faraón.
—Yo soy José —les declaró a sus hermanos—.
¿Vive todavía mi padre?
Pero ellos estaban tan pasmados que no atinaban a contestarle.
No obstante, José insistió:
—¡Acérquense!
Cuando ellos se acercaron, él añadió:
—Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto.
Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido,
pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas.
Desde hace dos años la región está sufriendo de hambre,
y todavía faltan cinco años más en que no habrá siembras ni cosechas.
Por eso Dios me envió delante de ustedes:
para salvarles la vida de manera extraordinaria
y de ese modo asegurarles descendencia sobre la tierra.
Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes.
Él me ha puesto como asesor del faraón
y administrador de su casa,
y como gobernador de todo Egipto.”
Génesis 45:1-8 / NVI
Vamos por favor al versículo 19, Génesis 45, verso 19, sigo leyendo en Nueva Versión Internacional, esto es lo que dijo faraón:
“ Diles, además, que se lleven carros de Egipto
para traer a sus niños y mujeres, y también al padre de ustedes,
y que no se preocupen por las cosas que tengan que dejar,
porque lo mejor de todo Egipto será para ustedes».
Así lo hicieron los hijos de Israel.
José les proporcionó los carros, conforme al mandato del faraón,
y también les dio provisiones para el viaje.
Además, a cada uno le dio ropa nueva,
y a Benjamín le entregó trescientas monedas de plata y cinco mudas de ropa.
A su padre le envió lo siguiente:
diez asnos cargados con lo mejor de Egipto,
diez asnas cargadas de cereales,
y pan y otras provisiones para el viaje de su padre.
Al despedirse de sus hermanos, José les recomendó:
«¡No se vayan peleando por el camino!»”
Génesis 45: 19-24 / NVI
¿Interesante no? Y risueño este final y ahora vamos a ver por qué.
Fíjense lo que pasó, después que José ya no pudo, ya no pudo controlarse, dice la Biblia, ya no pudo seguir fingiendo que no los conocía a sus hermanos. No pudo más, sacó a todos los que le servían y empezó a llorar y sacarse todo y mostrarles, yo soy José el que ustedes vendieron a Egipto.
Pero, ¿qué les dice José? Pero no se aflijan, no se preocupen de que me echaron a la cisterna, me despreciaron y me vendieron, no se preocupen de nada, todo eso fue obra de Dios, ¿cómo? Sí, todo eso fue obra de Dios, en cada una de las cosas que ocurrieron Dios trató conmigo.
Pero Dios trató conmigo porque tenía un propósito y el propósito era ponerme en una autoridad superior, casi como la autoridad de faraón, para salvar vidas y especialmente la vida de ustedes, mi familia y de mi padre.
Tanto es así, que faraón cuando se entera que están sus hermanos y sus padres, le dice, dales de todo, dales carros, dales comida, que ellos se vengan de Israel, que no se preocupen, que dejen todos los enseres allí, que no traigan nada, que se vengan aquí que van a vivir en lo mejor de la tierra.
Escuche, ¿sabe por qué lo logró? Porque José, aún en los días más oscuros y difíciles, siguió escribiendo las páginas del libro de su vida, José no permitió que ninguna experiencia traumática lo detuviera, no estaba dispuesto a dejar páginas del libro de su vida en blanco, no estuvo dispuesto a que eso sucediera.
José no quiso en ningún momento que aparecieran páginas blancas que mostraran que el plan o el propósito de Dios para con él se habían detenido, y ¿saben por qué lo logró? Porque vivió centrado, absolutamente en Dios.
Si hubiera vivido centrado en él, si hubiera vivido teniendo anhelos personales de conquistar cosas que no había logrado, cosas que no había tenido; si se hubiera detenido en ese tipo de cosas, jamás José hubiera llegado dónde llegó.
José hizo de Dios el centro de su vida; y si Dios iba a hacer algo y Dios le iba a dar algo que fuera el Señor, él lo recibiría, pero él jamás estuvo intentando ir tras ninguna otra cosa que fuera Dios.
¿Sabe una cosa? Cuando nosotros tenemos objetivos paralelos de vida aparte de Dios, es donde fracasamos, es donde no logramos salir de las experiencias. Cuando yo quiero algo, que lo quiero, y lo quiero, y lo quiero, y lo quiero, y se vuelve un objetivo de mi vida, eso compite con Dios. Y cuando están a la par, entre mi amor a Dios y ese objetivo, no importa si es material, no importa si es familiar, no importa si es un mejor salario, no importa si es la buena voluntad de darle lo mejor a tu familia, no importa si se trata de un hijo, no importa de lo que se trata, cuando eso se vuelve en el objetivo de mi vida, el corazón se divide, ya no puedo estar enfocado en Dios y en los objetivos de Dios, y cuando eso ocurre me detengo en las experiencias, porque me detengo en lograr el objetivo que yo tengo en mente. Y desde ese momento, todo lo que Dios tiene planeado para mí se detiene, y el libro de mi vida comienza a tener cada día una hoja en blanco, no puedo lograr salir de las experiencias de mi pasado.
El éxito de José fue que, cuando todas las experiencias le vinieron, ¿sabe qué supo hacer él? supo dar vuelta la página.
Muchas veces a las personas hay que decirles, necesitasdar vuelta la página, si sigues en esa misma página, te vas a seguir hundiendo, por favor, da vuelta la página, porque nunca vas a llegar al final del libro, necesitas darle vuelta.
Ahora, yo me hice una pregunta, José lo superó, José superó sus amargas experiencias, con la ayuda del Señor él lo logró; pero me pregunté por sus hermanos, ¿Qué habrá pasado con sus hermanos? ¿habrán superado sus experiencias? ¿Lo hicieron, no lo hicieron?
Vamos a la Palabra, vaya por favor ahora conmigo, Génesis capítulo 50, vamos a ir al versículo 15, lo voy a leer en la Reina Valera 1960, desde el verso 15 dice así:
“Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron:
Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos.
Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo:
Así diréis a José:
Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos
y su pecado, porque mal te trataron;
por tanto,
ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre.
Y José lloró mientras hablaban.
Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron:
Henos aquí por siervos tuyos.
Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?
Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien,
para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos.
Así los consoló, y les habló al corazón.”
Génesis 50: 15-21 / RV60
Fíjese lo que pasó con los hermanos de José; a pesar de todo lo que José hizo para ellos, recuerde que se los trajo de donde vivían, se los trajo en los carros de faraón, les dio las provisiones para la familia, les dio ropa, los puso en lo mejor de la tierra de Gosén, pero durante todo ese tiempo, ¿qué pasaba? El papá Jacob vivía. ¿Qué tenían entonces en la mente los hermanos de José? Que todo lo que José hacía era durante el tiempo que el papá permanecía vivo; por eso cuando se murió dijeron, tenemos que decirle algo que nuestro padre dijo, porque si no le decimos eso, seguramente José dentro del corazón sigue guardando rencor y nos va a hacer pagar todo el mal que le hicimos.
Miren, ¿superaron los hermanos la experiencia traumática? La respuesta es clara. No. ¿Sabe por qué? Porque no vivían centrados en Dios. No la superaron, es más, sus malos pensamientos sobre José, en realidad provenían de su corazón, porque no habían superado esas experiencias, al no superarlas tenían malos pensamientos sobre José.
Escuche este principio, escúchelo muy bien; cualquier persona que no da vuelta la página y se detiene en alguna experiencia de su pasado:
En primer lugar, está herido.
En segundo lugar, es una persona conflictiva.
En tercer lugar, cree que los demás tienen malos pensamientos sobre su persona, cuando en realidad, es él mismo que proyecta sus malos pensamientos y los pone sobre los demás.
Es decir, acusa a los demás de los malos pensamientos que proceden de su propio corazón que está herido y conflictivo... Este principio téngalo en cuenta.
Repito el principio: Toda persona que no da vuelta la página de su vida, no importa lo terriblemente traumática que sea una situación, va a ser una persona conflictiva, va a ser una persona herida, va a ser una persona que tenga malos pensamientos de los demás, como lo hicieron los hermanos de José.
Por eso, José cuando los escuchaba lloraba, porque decía, con qué me están viniendo, ya se los dije antes, - porque en el capítulo 45 lo leímos-, ya se los dije antes, ustedes no importa lo que hicieron, esto fue de Dios, Dios me trajo aquí, yo en ese momento no lo entendía, pero cuando lo entendí ya no tuve a nadie más que acusar.
Mire, cuando uno vive centrado en Dios, sabe qué pasa, aún los peores momentos de la vida sabe que vienen solamente bajo el permiso de Dios; y sabe que si vienen bajo el permiso de Dios hay algo que Dios nos quiere mostrar y hay algo que Dios quiere formar en nosotros a través de esos terribles malos momentos.
Cuando no vivimos centrados en Dios, la primer pregunta sabe cuál es, ¿por qué? ¿Por qué a mí?
Hay muchos cristianos que todavía dicen, ¿por qué a mí? Esa es la persona que no vive centrada en Dios.
Quien pregunta por qué, no vive centrado en Dios, no lo ha conocido, no ha tenido profundidad con Él, no sabe quién es, aunque tenga el texto correcto y crea el mensaje del evangelio, no sabe quién es Dios; todavía no le conoce. Por eso pregunta por qué, porque aquel que le conoce sabe, que si Dios permite algo, por grave que nos parezca en la vida, hay un propósito de Dios detrás de todo eso, y cuando salgamos adelante, después del fuego de la prueba, saldremos reluciendo y con una autoridad superior que la que hemos tenido antes de la prueba, ¿lo estamos viendo? La vida de José.
Vamos a hablar un poquito de David.
¿Cuál es la característica más importante de David? La podemos decir a coro: ser un hombre conforme al corazón de Dios.
David vivió tremendísimas experiencias, porque David vivió experiencias tanto gloriosas como traumáticas; una de las gloriosas fue cuando él con una piedrita, mató a Goliat y luego con su espada le cortó la cabeza, esa fue absolutamente gloriosa.
Otras fueron muy difíciles, porque David todo el tiempo tuvo temor a la muerte, porque Saúl lo perseguía para quitarle la vida; pero otras fueron por pecados personales.
Y yo me quiero detener específicamente en una escena que pocas veces se lee y pocas veces se trata, y esto es el momento donde David, por mirar a través de una ventana a Betsabé, la deseó y la mandó llamar; y cuando la mandó llamar y tuvo relaciones con ella, ella quedó embarazada; y como ella quedó embaraza pero era mujer casada, el esposo de ella se llamaba Urías, él tramó un plan malévolo, malvado, satánico, de manera que pusieran al hombre al frente de la batalla y el hombre muriera asesinado; de hecho así murió, asesinado. Un gravísimo pecado y planeado para tratar de tapar lo que estaba ocurriendo.
¿Qué pasó entonces? Hubo un castigo divino, por supuesto que lo hubo, hubo un castigo divino sobre la vida de David, y el profeta Natán fue el encargado de hablarle de ese castigo.
Ahora vamos a leer, luego de que vino la noticia de Natán, lo que ocurrió en ese momento, vamos por favor a 2da. de Samuel, Segundo libro de Samuel, capítulo 12, vamos a leer desde los versículos 13 al 23, dice así:
“David respondió a Natán:
—He pecado contra el SEÑOR.
Y Natán dijo a David:
—El SEÑOR también ha perdonado tu pecado; no morirás.
Pero como en este asunto has hecho blasfemar a los enemigos del SEÑOR,
el hijo que te ha nacido morirá irremisiblemente.
Después Natán regresó a su casa.
Entonces el SEÑOR hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David,
y enfermó de gravedad.
David rogó a Dios por el niño.
David ayunó, entró y pasó la noche acostado en el suelo.
Los ancianos de su casa fueron a él para hacer que se levantara del suelo,
pero él no quiso ni tampoco tomó alimentos con ellos.
Sucedió que al séptimo día murió el niño.
Y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto,
pues pensaban así:
“He aquí que cuando el niño todavía vivía,
le hablábamos, y él no quería escuchar nuestra voz.
¿Cómo vamos a decirle que el niño ha muerto?
¡Puede hacer algo malo!”.
Pero David, al ver que sus siervos susurraban entre sí,
entendió que el niño había muerto.
Entonces David preguntó a sus siervos:
—¿Ha muerto el niño?
Ellos respondieron:
—Ha muerto.
Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió, se cambió de ropa,
entró en la casa del SEÑOR y adoró.
Después fue a su casa y pidió alimentos. Le sirvieron comida, y comió.
Sus siervos le preguntaron:
—¿Qué es esto que has hecho?
Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas; pero ahora que ha muerto, te levantas y comes.
Él respondió:
—Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba pensando:
“Quién sabe si el SEÑOR tendrá compasión de mí, y el niño vivirá”.
Pero ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar?
¿Podré yo hacerlo volver? ¡Yo iré a él, pero él no volverá a mí!”
2 Samuel 12:13-23 / RVA2015
Tremenda experiencia, y ésta es una de las experiencias donde David y sólo David es el absoluto culpable de la muerte de un bebé, él es el absoluto culpable de esta muerte no hay ninguna clase de excusa.
Pero la Biblia dice, que Dios le había perdonado el pecado, pero sí trajo consecuencias; porque dice la Biblia que debido a lo que David había hecho, las naciones de alrededor que se enteraron, le empezaron a perder el respeto al Señor; por eso dice blasfemaron contra el Señor. Y debido que fue un hazmerreir, pero sobre todo del honor del Señor, Dios dijo, perfecto, pero la consecuencia es, que el niño va a morir.
Ahora, ¿cómo actuó David? ¿cómo hizo David para superar esta experiencia y dar vuelta ésa página de su vida?
Uno podría decir que sería totalmente justificable que a partir de ese día David quedara devastado y a partir de ese día, todos los días, cada una de las páginas del libro de su vida estuviera en blanco; hasta uno podría decir, es totalmente aceptable porque, quién no se va a sentir culpable y vivir con la culpa de por vida, hasta que se la lleve a la tumba esa culpa, por la gravedad de lo que hizo y por ser un asesino de un niño no nacido, y todo fue por su culpa. Sin embargo, eso no fue lo que pasó.
David lo superó en el Señor, ¿cómo hizo David? David hizo algo, que los ancianos que estaban alrededor de él no entendieron, porque David lo primero que hizo es quedarse siete días en el suelo sin comer ni beber, ¿qué hizo durante esos siete días? Buscó al Señor, pidió perdón, ah, habrá pedido perdón trillones de veces, Señor ten misericordia de mí y dale vida al niño, ten misericordia de mí, fue mi pecado, no fue del niño, dale vida al niño...
Yo me imagino en su lugar estaría llorando por todas las paredes, todos los rincones, parándome, sentándome, acostándome, fue mi pecado, no fue el del niño, Señor devuélvele la vida a este niño, siete días. Estaba tan mal, que los siervos que estaban alrededor cuando se murió el niño dijeron, si le avisamos que está muerto algo malo va a hacer, algo se va a hacer porque estuvo tan mal. David se dio cuenta solo que el niño había muerto, ¿qué hizo de inmediato? ¿usted vio? Se levantó, se lavó, se ungió, ¿a dónde fue? A la casa del Señor y, ¿qué fue a hacer? Adoró.
Ese hombre supo pedir misericordia y cuando vio que Dios dijo que no, ¿se enojó contra Dios? ¿levantó el puño contra Dios? ¿Sabe qué hizo? Adoró y dijo, yo te sigo amando porque tú eres Dios, yo no te amo porque me des la vida del niño o porque se la quites, yo te amo porque tú eres mi Dios y yo te amo por sobre todas las cosas aún por sobre ese niño, yo te amo por sobre todas las cosas.
David lo superó porque fue un hombre que vivió centrado en Dios.
Las acciones de David sólo son entendibles por gente espiritual, por eso, los siervos y ancianos no entendían sus acciones; la lógica de ellos, que es la lógica humana, ¿qué dice? Realmente, cuando debiera estar más triste y llorando es ahora que el niño se murió, ahora que se murió; pero resulta que hace lo contrario, ahora que se murió se levanta, se lava, adora a Dios y se pone a comer. ¿Por qué hace esto? Porque un hombre del Espíritu no actúa como un hombre de la carne, hace esto porque él dijo, estuve todo este tiempo en la presencia de Dios por ver si lograba que la misericordia de Dios llegara a mi vida y el niño no muriera, yo ahora no puedo hacer más nada por el niño, ya no puedo hacer más nada por él, así que ahora es mi tiempo de levantarme de esta experiencia y seguir con el libro de mi vida.
Mire hermano, ésta es una experiencia triste y dolorosa escrita en la Biblia, pero gracias a Dios por ella, ésta es una página terrible del libro de la vida de David, pero sabe una cosa, él la escribió, no la dejó en blanco, la escribió y aún hoy esta página nos ministra, aún hoy nos ministra, gracias a Dios que escribió esta triste página de su error, de su fracaso, de su pecado, de su petición negada, porque Dios se la negó.
Pero por escribirla, por escribir esa petición, por escribir esto que ocurrió, no tenemos páginas en blanco del libro de la vida de David, no se quedó traumado en esa experiencia, ¿sabe por qué? Porque supo dar vuelta la página de esa experiencia y seguir con su vida para Dios.
Señor, yo sigo con lo que viene porque Tú me escogiste y hay un plan; y no me puedo quedar detenido en lo que me pasó, yo tengo que avanzar, ¿lo está viendo?
Último ejemplo, hablemos un poquito de Pedro.
Pedro habiendo vivido con Jesús más de tres años, habiendo sido llamado apóstol, habiendo experimentado milagros extraordinarios, cuando llegó el momento de la muerte de Jesús, lo negó al Señor conforme a la profecía que el Señor le había dado.
Si le preguntáramos a Pedro, sin duda él nos diría, y si vamos, cuando estemos en el cielo y le preguntamos, cuál fue la experiencia más dura y amarga y frustrante de su vida, va a ser ésa, no hay otra, seguramente no hay ninguna experiencia más frustrante de su vida que haber negado al Señor, dice que hasta maldijo diciendo que no conocía al hombre, no había ninguna experiencia más dura.
Pero Pedro también la superó, tuvo que aprender a superarla, una experiencia terrible, negar al Señor es una experiencia que uno puede decir esto no tiene vuelta atrás, no hay forma de que yo sea perdonado de semejante cosa.
Vamos, por favor, a leer Marcos 16:7, yo lo voy a leer en la Reina Valera Actualizada del 2015, vamos a ver cómo el Señor trató con Pedro para que superara esta experiencia, Marcos 16:7 que dice así:
“Pero vayan, digan a sus discípulos, y a Pedro,
que él va delante de ustedes a Galilea.
Allí lo verán, como les dijo.”
Marcos 16:7 / RVA 2015
Vayamos por favor ahora a Juan 21, vamos a leer del verso 10 al 17, también lo voy a leer en la Reina Valera Actualizada del 2015, que dice:
“Jesús les dijo:
—Traigan de los pescados que ahora han pescado.
Entonces Simón Pedro subió y sacó a tierra la red llena de grandes pescados,
ciento cincuenta y tres de ellos y, aunque eran tantos, la red no se rompió.
Jesús les dijo:
—Vengan, coman.
Ninguno de los discípulos osaba preguntarle: “Tú, ¿quién eres?”,
pues sabían que era el Señor.
Vino, entonces, Jesús y tomó el pan y les dio;
y también hizo lo mismo con el pescado.
Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos
después de haber resucitado de entre los muertos.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:
—Simón hijo de Jonás, ¿me amas tú más que estos?
Le dijo:
—Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Jesús le dijo:
—Apacienta mis corderos.
Le volvió a decir por segunda vez:
—Simón hijo de Jonás, ¿me amas?
Le contestó:
—Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Jesús le dijo:
—Pastorea mis ovejas.
Le dijo por tercera vez:
—Simón hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: “¿Me amas?”.
Y le dijo:
—Señor, tú conoces todas las cosas. Tú sabes que te amo.
Jesús le dijo:
—Apacienta mis ovejas.”
Juan 21:10-17 / RVA 2015
Lo que estamos leyendo, lo que hemos leído, es la manera en que el Señor trató con Pedro para que superara su experiencia amarga.
Lo primero que muestra la Biblia del amor del Señor, es que cuando aquél joven de vestiduras blancas, que era un ángel que estaba en la sepultura de Jesús, le habló a las mujeres, dice claramente, digan a sus discípulos, y a Pedro, que el Señor va delante y los va a ver en Galilea. Eso muestra algo ¿no? Muestra algo del amor del Señor. Porque habiendo dicho a los discípulos, no hacía falta decir a Pedro, Pedro estaba incluido, pero dijo a Pedro, como diciendo, díganle a Pedro que no se acabó el asunto, aunque él cree que se acabó, todavía no se acabó.
Y cuando Jesús resucitado apareció en la playa, recuerde esto, los discípulos estaban tan frustrados y Pedro estaba tan desorientado, que después de la muerte de Jesús, Pedro volvió y dijo vamos a pescar, lo que estaban haciendo era pescar porque estaban deprimidos, estaban frustrados, estaban desorientados, no sabían lo que seguía. Pedro dijo, yo lo único que sé hacer es pescar, vamos a pescar y encima fueron a pescar, y cuando uno está frustrado y decepcionado, todo sale mal, ¿o no? Vamos de mal en peor, ¿sí o no? De mal en peor, porque pescaban y no pescaban nada, hasta que se le aparece Jesús en la playa y le dice: del otro lado. Y empiezan a pescar y ahí se da cuenta, Juan le dice, es el Señor. Y Pedro se echa al agua; pero cuando se echa al agua, la manera en que el Señor trata la escena es increíble, si usted lee bien la Biblia, el Señor nunca le habló de la negación, nunca ni una sola vez, nunca. Lo que el Señor hace siempre, no es hablar de nuestras negaciones sino reafirmar su propósito.
Voy a repetir, lo que el Señor hace siempre, no es hablar de nuestros errores y negaciones sino de reafirmar su propósito.
Cada pregunta, para qué era, para terminar diciendo, pastorea mis ovejas, cuida mis ovejas, alimenta mis ovejas.
Es decir, cada una de las preguntas de ese ¿me amas? era para llevarlo a decir, Pedro tienes que dar vuelta la página, esa experiencia, esa página de vida donde me negaste, porque Yo no estoy deteniendo mis ojos en esa página, esa página es real, esa página quedará escrita, pero Yo no estoy deteniendo mis ojos en esa página negativa de tu vida, sino que, Yo estoy mirando con mis ojos todas las páginas de la vida que vas a escribir positivamente pastoreando mis ovejas, cuidando de mis ovejas y alimentando a mis ovejas.
Ésa fue la manera en que el mismo Señor le ayudó a Pedro a salir de esa situación y de esa experiencia.
Por eso, cuando usted ve a Pedro más adelante, aquel Pedro tan impulsivo, aquel Pedro tan basado en sí mismo, en la fuerza de sí mismo, desapareció para siempre, después del Libro de los Hechos usted no encuentra más a un Pedro impulsivo y usted no encuentra más un Pedro confiando en su propia fuerza; usted encuentra un Pedro completamente dependiendo de Dios, usted encuentra un Pedro que sigue escribiendo unas páginas gloriosas, tan gloriosas que una de sus páginas dice, este día mi sombra sanó un enfermo, a varios.
Escribió páginas impresionantes Pedro en su vida; escuche, la experiencia de Pedro fue traumática, pero está escrita, no es una página en blanco; y después de la experiencia traumática, Pedro se levantó con la ayuda y la asistencia del Señor, de manera que todos los días, cada día, si usted agarra el libro de la vida de Pedro, no va a encontrar páginas en blanco, no las va a encontrar. Va a encontrar páginas negativas y va a encontrar páginas positivas... ¿O las suyas son todas positivas?
Menos mal que lo mío no está escrito en la Biblia, ¡qué feo quedaría! ¿O usted quisiera? Diríamos no, la verdad no querríamos, ¿no? Porque el Señor te saca los trapitos al sol y no te tapa por ningún lado, y eso queda feo. ¿Pero sabe una cosa? Las quiero escritas, no quiero páginas en blanco.
Ahora, piensa en ti y en mí, el Señor nos escogió, el Señor nos salvó, el Señor nos dio un propósito trascendente en la Tierra que no pertenece a este mundo, y nos dio una meta que tiene que ver con conocer a Cristo durante toda la eternidad de manera profunda. Para lograr todo eso, el Señor nos capacitó sobrenaturalmente con el Espíritu Santo. Es decir, el Señor mismo nos dio el poder para que eso lo hagamos.
Quiere decir, que para quienes realmente somos discípulos del Señor y lo amamos, es completamente inaceptable que nos quedemos detenidos en una página de nuestra vida; en realidad, los hijos de Dios, para salir de las experiencias tenemos al Espíritu Santo y no necesitamos psicólogos, no necesitamos psicólogos, no hay una sola vez en toda la Biblia que un psicólogo haya tratado a un hijo de Dios, ni una vez, no lo necesitamos, porque la manera de salir de las experiencias es a través del poder sobrenatural del Señor y el Señor mismo actúa como actuó con Pedro, con amor, para sacarlo de ellas.
El Señor no quiere que nos quedemos detenidos, el Señor quiere que avancemos, por eso, ¿qué dice la Biblia? ¿qué dice Pablo cuando pasó por todo lo que pasó? Escuche lo que dijo, y quiero que deje de ser un versículo, porque lo sabemos de memoria: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Todo.
Job lo experimentó, lo pudo todo en el Señor, y lo de él fue devastador, lo pudo todo en el Señor. Porque es muy fácil decir que amamos al Señor, pierda usted todos sus hijos, pierda usted todo lo que Dios le dio, pierda toda su economía, y encima pierda su salud y empiécese a rascarse con una teja, y usted siga adorando y alabando a Dios... ése ama a Dios.
Todo otro que me dice que ama a Dios pero cuando le ocurren cosas empieza la queja, no ama a Dios.
Hermanos, no nos podemos poner una careta, no nos podemos engañar, no nos podemos engañar.
Si ante las situaciones difíciles está la queja y el levantar y el por qué, todavía no amamos a Dios, todavía tenemos que conocerlo, todavía tenemos que entrar en su profundidad, y cuando entremos a esa profundidad, vamos a ser como David, vamos a entrar a su presencia, nos vamos a arrodillar o a postrar, lo vamos a adorar y a decirle, Tú eres Dios, hagas lo que hagas yo te sigo a ti.
Vamos a terminar con este pasaje de la Escritura, porque este pasaje que vamos a ver ahora es exactamente el resumen de lo que el Espíritu Santo me dio hoy en el Espíritu, para que aprendamos a dar vuelta la página.
Filipenses, el capítulo 3, vamos a leer del verso 12 al verso 14, yo lo voy a leer en la Biblia Reina Valera 1960, que dice así:
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto;
sino que prosigo, por ver si logro asir...
o agarrar
aquello para lo cual fui también asido...
tomado...
por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;
pero una cosa hago:
olvidando ciertamente lo que queda atrás,
¿Lo está viendo?...
olvidando ciertamente lo que queda atrás,
y extendiéndome a lo que está delante,
prosigo a la meta,
al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:12-14 / RV60
Pablo nos dice a los hijos de Dios, que tenemos el mismo poder de él para hacer una cosa todos los días, tenemos que olvidar lo que tengo atrás, sean experiencias gloriosas o sean experiencias traumáticas. Olvidar lo que queda atrás, porque si no olvidamos lo que queda atrás es imposible proseguir, es como haber leído un libro hasta un punto y haberlo dejado de leer; o tener un libro escrito hasta un punto y de la mitad para adelante son todas páginas en blanco, ese libro hay que devolverlo porque me quedé a la mitad de la historia y ya no supe como terminaba.
Quiero decir, que lamentablemente muchas vidas que hoy están en las tumbas, son libros a medias, escribieron hasta un momento de sus vidas, de ahí en adelante todo está en blanco. Es decir, pasaron los años, hubo experiencias, pero la persona vivió sin ningún propósito, solamente existió, pero realmente no vivió para un propósito.
Yo no creo que tú quieras tener páginas en blanco, que tendrás páginas difíciles, oh sí, sí, sí... pero escríbelas; y escríbelas con una glorificación al Señor, nunca con una amargura, nunca con una queja, nunca con un levantar un puño, nunca con andar preguntando a Dios, ¿por qué a mí si a otros no? Escríbela como lo hizo David, y fue a la presencia del Señor y adoró.
Pon tu nombre y di, yo pongo el mío, y a Daniel cuando le pasó todo esto fue a la presencia del Señor y adoró, adoró, no dice se quejó, preguntó, quedó deprimido, quedó frustrado, dice: adoró. Que ésa sea nuestra experiencia.
Fue tan claro el Señor conmigo con esta Palabra, tan claro, que en esta mañana tenemos que orar al Señor para que esta Palabra se haga carne, sea una semilla que todos los que escuchen en cualquier lugar, esta Palabra desde ese momento que la escuchen, el Espíritu Santo los ayude a salir por completo de las experiencias de su pasado en las que se han quedado detenidos.
Vamos a estar hoy de pie y vamos a orar esto; y te pido que pienses en qué objetivo de tu vida te has quedado detenido, en qué experiencia de tu pasado o anhelo, porque también puede ser un anhelo, un objetivo humano y loable, pero un objetivo en el que estás detenido o detenida. Y dile, Señor, lo hago a un lado Señor, no me interesa yo te pongo a ti primero, dejo de quejarme y de preguntarte, y digo Señor, a partir de aquí sé que Tú me ayudas a dar vuelta esta página y a avanzar.
Padre, gracias por la revelación de tu Espíritu, porque sin tu Espíritu Santo realmente somos como mulos, no entendemos ni sabemos nada.
Padre, aquí estamos algunos ya escribiendo más hojas del libro, tenemos más años, otros apenas lo están empezando a escribir, pero Señor, te pido por todos mis hermanos, por mi vida y mis hermanos, que ninguno de mis hermanos deje ninguna página en blanco, que no seamos un libro fallado Señor, que no tengamos ninguna página en blanco, habrá páginas muy tristes, pero sé que en esas páginas tristes dirá, adoró a Dios, adoró a Dios, adoró a Dios.
Y entonces, se verán que en las próximas páginas habrá recompensa tuya, sin ninguna duda, y habrá momentos muy positivos y habrá momentos de gloria, porque todo lo que hacemos en ti siempre tiene resultado y siempre tiene fruto, porque Tú nos dijiste que nos has puesto en la Tierra para llevar mucho fruto. Por lo tanto, estamos seguros que ese libro va a terminar con una nota de gloria y no con una nota de frustración. Así va a terminar el libro y no va a quedar ninguna página que esté en blanco.
Yo te pido ahora Señor, por aquellos de mis hermanos y hermanas que han tenido heridas profundas, que han venido desde su niñez, que ha sido con el padre, con la madre, con sus hermanos o porque han estado abandonados, porque no han tenido padre o madre o porque si lo han tenido lo dejaron al cuidado de otras personas.
Padre, yo te pido por las experiencias traumáticas, porque luego cuando crecieron fueron abusados de palabra o fueron abusados con golpes o fueron abusados sexualmente. Padre, en el Nombre de Jesús, yo te pido que a partir de este día estas personas puedan sanar por el poder del Espíritu Santo.
Padre cuando veo tanto divorcio en el mundo, esas son rajaduras impresionantes en la vida de la gente, la gente está herida y vuelve a unirse mientras que está herida y toda persona que está herida se junta a otro herido y lo hiere nuevamente.
Señor es necesario que sanen en el Nombre de Jesús, por eso, te pido de tus misericordias y de tu gracia, no mires a las bajezas de nuestras obras, mira la grandeza de la obra de tu Hijo Jesús, y sánanos en esta mañana de cualquier herida y experiencia del pasado.
Pero también Señor ahora, deponemos ante ti nuestros objetivos y anhelos más preciados sin importar cuál sea; sabemos que Tú los puedes dar y muchas veces los quieres dar, pero si no fuera así no vamos a luchar contigo, no nos vamos a quejar, no vamos a levantar el puño. Vamos a decir, Señor, aceptamos gozosos tu voluntad y te adoramos, porque al fin y al cabo, ese objetivo no es mi vida, mi vida está en ti, Tú eres mi vida, Tú eres mi objetivo de vida, si eso no viene yo lo dejo en tus manos. Si Tú quieres va a venir, si Tú no quieres, Señor, está bien para mí.
Como David, me lo negaste Señor, me lo negaste, pero yo voy y te adoro porque Tú sigues siendo mi Dios.
Padre, ahora en el Nombre de Jesús, deponemos nuestros objetivos personales, familiares, matrimoniales de vida, pueden ser de trabajo, pueden ser de estudio, pueden ser de carrera, pueden ser de tantas cosas, los deponemos Señor, para que Tú te manifiestes.
En el Nombre de Jesús, yo creo y declaro, que en este mismo momento está ocurriendo una revolución del Espíritu en los corazones y en los espíritus de cada uno de nuestros hermanos que estarán viendo este video, y que Tú estás haciendo, para cualquiera que lo vea, una sanidad que nadie más que Tú la puede hacer.
En el Nombre de Jesús, lo creemos para gloria tuya, amén y amén.
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