en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Dardano)
Cada persona y cosa creada obedecen a un diseño particular que tiene un propósito específico, si el diseño se altera el propósito se distorsiona. Este ejemplo es aplicable a la Iglesia.
El propósito de esta enseñanza, es que el plan del Señor para su Iglesia sea, no solamente respetado, sino vivido, valorado, para que los miembros del cuerpo de Cristo ejerzan su función de acuerdo al plan establecido por Él.
Para llegar a entender algo y conocerlo profundamente, es necesario investigar. Una manera de investigar es hacerlo a través de preguntas, por ejemplo: ¿Qué es la Iglesia? ¿Cuál es su naturaleza o esencia? ¿En qué consiste su diseño y estructura? ¿Para qué está en la Tierra?
Esta enseñanza que daremos como equipo consta de tres partes, su título es: Diseñada a la Perfección.
(Daniel Cipolla)
Para comenzar con esta enseñanza vamos a responder la siguiente pregunta.
¿Cuál fue la primera mención de la Iglesia en el Nuevo testamento y quién la hizo?
Esta pregunta la responde la Biblia en Mateo capítulo 16 y el versículo 18, vamos a leerlo en la Nueva Versión Internacional, que dice de la siguiente manera:
“Yo te digo que tú eres Pedro,
y sobre esta piedra edificaré mi iglesia,
y las puertas del reino de la muerte
no prevalecerán contra ella”.
Mateo 16:18 / NVI
Como vemos, no hay registro bíblico de que el término Iglesia hubiera sido utilizado antes de esta mención, así que podemos entender entonces, que Jesucristo mismo fue quien hizo esta primera mención del término Iglesia, así como lo relata la Escritura.
Ahora, también hay que entender algo aquí, la sola lectura del versículo nos hace ver que Jesús no se detuvo a explicar qué quería decir cuando Él habló de la Iglesia, pero sí nos da una idea que cuando Él dijo estas palabras, Él tenía en mente algo preestablecido.
Por supuesto, los discípulos que estaban escuchando las palabras de Jesús, cuando escucharon el término Iglesia, en ese momento ellos no tenían la menor idea del plan preestablecido que estaba en la mente de Cristo y que a su tiempo ellos iban a comprender a cabalidad.
(Hernán Cipolla)
Hay algo evidente y es que Jesús nunca, cuando habló de Iglesia, se estaba refiriendo a un edificio como normalmente hoy en día las personas solemos hacer. La gente del tiempo de Jesús bajo ningún concepto relacionaba la palabra Iglesia con edificio.
Más allá de los datos históricos que haya del uso de la palabra Iglesia, hay algo que es necesario hacer notar, y es el hecho de que el término Iglesia, unido a la idea de edificio, es una idea mucho más moderna, pero que no estaba arraigada en la mente de los contemporáneos de Jesús.
Por ejemplo, quiero que leamos en Hechos, el capítulo 5 y el versículo 42, en la Nueva Versión Internacional, que dice de esta manera:
“Y día tras día, en el templo y de casa en casa,
no dejaban de enseñar y anunciar
las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías”
Hechos 5:42 / NVI
¿Qué nos muestra este pasaje? Que la Iglesia predicaba a Cristo todos los días, tanto en el templo como por las casas. Eso nos da a entender que en primer lugar, la Iglesia no estaba pensando, los creyentes me refiero, no estaban pensando en un edificio en particular, ellos predicaban donde tenían oportunidad de hacerlo. Pero por otra parte, tampoco estaban pensando en Iglesia como un terreno o un lugar físico donde congregarse, y entonces pensar y relacionarlo con Iglesia.
Algo, que sí era habitual para la gente de ese tiempo, era hablar del templo, porque sobre todo, los judíos adoraban a Dios en el templo y allí también realizaban las ceremonias que indicaba la ley. Entonces ellos, los creyentes, no relacionaban Iglesia con edificio, porque eran cosas completamente diferentes.
Ahora bien, por lo explicado anteriormente, ¿qué podemos comprender y deducir? Que cuando Jesús habló de Iglesia, se estaba refiriendo a todos aquellos salvados por Él mismo, rescatados por su sangre, los que creyeran en Él y nacieran de nuevo.
Por ejemplo, hay dos versículos muy interesantes, en Hechos, el capítulo 20 y el versículo 28, en la Nueva Versión Internacional, la segunda parte dice así:
“… para pastorear la iglesia de Dios,
que él adquirió con su propia sangre”.
Hechos 20:28b / NVI
En Efesios 5: 25, también la segunda parte y en la Nueva Versión Internacional, dice:
“… así como Cristo amó a la iglesia
y se entregó por ella”.
Efesios 5:25b / NVI
Como es obvio, sería muy ilógico y hasta irrisorio, pensar que Cristo se hubiera entregado por un edificio y hubiera adquirido con su sangre un edificio; por supuesto, se estaba refiriendo a los creyentes que son verdaderamente su Iglesia.
(Daniel Dardano)
Ahora bien, nosotros no sabemos cuándo nació la Iglesia, es decir, no tenemos un registro del día en que la Iglesia comenzó pero sí tenemos un registro bíblico muy particular de algo que Jesús le dijo a sus discípulos y esto está registrado en Mateo 28: 18 y 19, la primera parte, leo de Nueva Versión Internacional:
“Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:
se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones…”
Mateo 28:18-19a / NVI
Con esto se certifica lo que Jesús les encomendó a los suyos, es ir a todas las naciones para hacer discípulos.
Esta encomienda de Jesús, ¿qué es lo que refleja? Jesús no tenía en mente gente salvada sin nada que hacer, por el contrario, Él les delegó una tarea especial, una tarea específica que ellos realizarían con autoridad y poder, lo cual estaba en consonancia con la esencia que era parte de la naturaleza divina.
Por eso, a partir del nuevo nacimiento de la vida de Cristo, la llenura del Espíritu Santo, ellos podían con esta esencia, trabajar en la encomienda que Jesús les había hecho.
A propósito, voy a leer algunos pasajes bíblicos, por ejemplo, en Mateo 10:5a, Nueva Versión Internacional, se registran estas palabras de Jesús:
“Jesús envió a estos doce
con las siguientes instrucciones…”
Mateo 10:5a / NVI
Luego en Mateo 10:16a, Nueva Versión Internacional:
“Los envío como ovejas en medio de lobos…”
Mateo 10:16a / NVI
El último pasaje es:
“Después de esto, el Señor escogió
a otros setenta y dos para enviarlos de dos en dos…”
Lucas 10:1a / NVI
Vemos entonces que la encomienda y el mandato es ir.
(Daniel Cipolla)
Los pasajes bíblicos que recién Daniel acaba de leer nos muestran una intención evidente en Jesús, y es implantar en los discípulos una mentalidad de enviados, y esto es importante, bien importante destacarlo, porque aún los seguidores de Jesús, mientras Él estaba realizando su ministerio terrenal, donde Él todavía no había ido a la cruz, no había muerto, no había resucitado, sin embargo, durante todo ese ministerio terrenal, aquellos que eran sus discípulos, sus seguidores, esperaban las órdenes de Jesús, era Jesús quien realmente los enviaba, esto es antes aún de que Él terminara toda su obra. De hecho, es tanta la importancia del envío para Jesús, que nosotros leemos en Juan capítulo 17, verso 18, lo leo en la Nueva Versión Internacional estas palabras:
“Como tú me enviaste al mundo,
yo los envío también al mundo”.
Juan 17:18 / NVI
Esta es una oración de Jesús, estando Jesús en privado, en comunión, en intimidad con el Padre, le estaba diciendo al Padre,como Tú me enviaste, Yo así también los envío. Quiere decir que el hecho de ser enviado no es algo relativo, es algo absoluto, de una tremenda importancia.
Un pasaje más que lo confirma está en Juan capítulo 20, versículos 21 en la parte b, y el versículo 22, lo voy a leer en la Reina Valera Contemporánea, que dice:
“… Así como el Padre me envió,
también yo los envío a ustedes.
Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo:
reciban el Espíritu Santo”.
Juan 20:21b-22 / RVC
Aquí una vez más se ve la importancia del envío, pero ahora es otro el escenario. ¿Por qué? Porque el Jesús que está hablando ahora con sus discípulos, con los apóstoles en realidad, es aquél que resucitó de los muertos e inmediatamente que resucitó sopló para que ellos recibieran la nueva vida espiritual a través del Espíritu Santo, y ese momento, ¿cuál fue la palabra sobresaliente? Una vez más, la palabra envío.
Quiere decir que Jesús, en el ministerio terrenal, enfatizó el envío, y luego al resucitar de los muertos e impartir la vida espiritual a sus discípulos, ¿qué volvió a enfatizar? El envío.
Tenemos que entender que tanto la palabra envío como la palabra envió, vienen de un término griego importante que es en el griego "apostello", el cual está relacionado con apostólico.
Esto, ¿por qué es una realidad trascendente? Porque nos está mostrando que la iglesia es apostólica en esencia. ¿Por qué razón? Porque el Señor la puso en este mundo, pero como una enviada suya, y aquí está la esencia, la naturaleza y el fundamento de la Iglesia, como apostólica.
(Hernán Cipolla)
La realidad de que la Iglesia es apostólica en esencia, es un hecho trascendente y que lo necesitamos entender desde su base y desde su inicio. ¿Por qué digo esto? Porque es innegable que Jesucristo es Dios, sin embargo, a pesar de ser Dios y más allá de ser Dios, Él no se atribuyó el derecho de decidir cuándo y cómo venir a la Tierra, simplemente por ser Dios.
Es decir, Jesucristo fue enviado por el Padre para realizar su tarea y su obra completa en la Tierra, quiere decir, que toda la potencia, la grandeza del ministerio de Jesús en la Tierra, dependió del hecho de haber sido enviado. Si no hubiera existido ese envío del Padre hacia Él, no hubiéramos visto toda la autoridad y el poder manifestado por Jesús en esta Tierra.
Ahora bien, de la misma manera Jesucristo impartió su naturaleza a todos aquellos que hemos nacido de nuevo, y en esa naturaleza está la esencia apostólica, es decir, la esencia de ser enviados así como el Padre lo envió a Él, Jesucristo nos envía a nosotros. ¿Para qué es este envío? Para hacer discípulos.
Hace unos minutos atrás Daniel estaba leyendo Mateo 28, acerca precisamente de esta misión y tarea que Jesús nos delegó a los creyentes. Para nosotros como Iglesia de Cristo, tiene que ser fundamental y trascendente, entender que hablar de que somos una Iglesia apostólica no es hablar de un título, no es hablar solamente de algo que cambia en lo exterior, es hablar de que entendemos la naturaleza con la cual hemos nacido de nuevo y que somos enviados, porque al estar en esta Tierra, el Señor Jesucristo nos ha dado una misión muy concreta para cumplir, en esa misión siempre se va a demostrar que realmente somos enviados, no en las palabras que digamos, no en el conocimiento que tengamos, sino en la manera que vivamos y hagamos nuestra tarea en este mundo.
(Daniel Dardano)
Por todo lo aprendido hasta aquí, no hay duda de que todos aquellos comprados por la sangre de Jesucristo conformamos la Iglesia. Sin embargo, Jesús agregó algo de mucha importancia cuando expresó edificaré mi Iglesia, y esto está registrado en Mateo 16:18, la primera parte.
Es obvio, que cuando se comparte el evangelio, la Iglesia crece numéricamente y está bien, pero Jesús tiene en mente algo mucho más profundo que esta clase de crecimiento, se puede crecer en número pero eso no es suficiente, ¿por qué? Porque hay que trabajar en la edificación, es decir, una cosa es crecer en número y otra cosa es trabajar en la construcción, en la edificación de la Iglesia, porque la Iglesia necesita ser una estructura sólida y eso requiere entonces, la madurez espiritual de cada uno de los miembros de la iglesia. Cada miembro del cuerpo de Cristo debe verse ahora corporativamente siendo edificado, creciendo en madurez espiritual.
¿Por qué es indispensable esta madurez espiritual? Porque es la única manera de que el Señor edifique a su Iglesia sólidamente, y entonces algo maravilloso que dijo Jesús se produce, “… las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella”, Mateo 16:18, la segunda parte, Nueva Versión Internacional.
Hermana, hermano, qué privilegio tenemos, somos parte de esa Iglesia poderosa de Jesucristo, y el reino de la muerte no puede prevalecer contra ella. ¡Gloria al Señor!
(Daniel Cipolla)
Es importante entender, que si el propósito de Dios con la Iglesia fuera solamente el hecho de extender el evangelio a todas las naciones para que todos sean salvos y la Iglesia crezca en número, lo único que se necesitaría tener en la Iglesia sería solamente el término o la calidad o la condición de discípulos que prediquen a Cristo.
Sin embargo, para trabajar en la edificación, en la construcción de su Iglesia, de entre todos los discípulos que Jesús ya tenía mientras estaba desarrollando su ministerio terrenal, hizo algo particular, escogió a doce de ellos a los cuales les dio la condición de apóstoles. Esto la Palabra lo confirma en Lucas capítulo 6, versículo 13, yo lo voy a leer ahora en la Nueva Versión Internacional y dice así:
“Al llegar la mañana,
llamó a sus discípulos
y escogió a doce de ellos,
a los que nombró apóstoles…”
Lucas 6:13 / NVI
¿Qué es lo que vemos en esta acción de Jesús? Empezamos a ver como si nos empezaran a correr un poquito las cortinas y empezáramos a entender lo que había en la mente del Señor, porque a partir de ahora y en todo lo que vamos a ver en esta enseñanza, vamos a ver cómo, lo que Jesús tenía en mente con la edificación de su Iglesia, vamos a poder entender que Él tenía una idea de una estructura de autoridad, de gobierno, y de funcionamiento de su Iglesia.
(Hernán Cipolla)
Habiendo visto que Jesús seleccionó entre sus discípulos a doce y los nombró apóstoles, luego ya pasamos a todo el relato del Libro de los Hechos y llega Pentecostés, allí reciben el Espíritu Santo, el Señor envía su Espíritu, y lo que vemos posterior a esto, es que son precisamente esos doce apóstoles, quienes dirigían a la Iglesia por dirección del Espíritu Santo.
Vamos a leer un par de versículos que nos ponen gráficamente esta realidad de los apóstoles dirigiendo a la Iglesia. Dice Hechos 2, versículo 42, en la parte a, en la Nueva Versión Internacional:
“Se mantenían firmes en la
enseñanza de los apóstoles…”
Hechos 2:42a / NVI
Luego, en Hechos también, capítulo 4, versículos 34 la parte b, y 35 la primera parte, ahora lo voy a leer en la Versión Reina Valera Actualizada 2015, dice:
“… todos los que eran propietarios de terrenos o casas los vendían,
traían el precio de lo vendido y
lo ponían a los pies de los apóstoles…”
Hechos 4:34b-35a / RVA-2015
Si nos damos cuenta, en estos dos pasajes se muestra la función de dirección y de administración de los apóstoles, ya sea que la Iglesia en principio estaba sujeta a la enseñanza que los apóstoles impartían, obviamente, una enseñanza que ellos habían recibido del mismo Señor; pero luego, también se muestra la administración, cuando los creyentes vendían sus propiedades y el resultado de esa venta lo ponían a los pies de los apóstoles, de manera que sean ellos, por la autoridad que el Señor les había delegado y en su función de dirección y administración, los que determinaran cómo usarlo para que ningún creyente tuviera ninguna necesidad.
(Daniel Dardano)
Es apasionante ver el diseño del Señor para su Iglesia, porque al continuar la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles, se percibe cómo crece esa estructura ministerial con autoridad delegada del Señor, cuando se menciona que en la iglesia en Antioquia había profetas y maestros.
En Hechos de los Apóstoles 13:1, Nueva Versión Internacional, dice:
“En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros
Bernabé; Simeón, apodado el Negro;
Lucio de Cirene; Manaén,
que se había criado con Herodes el tetrarca; y Saulo”
Hechos 13:1 / NVI
Pero también aparece allí el ministerio del evangelista, como el caso de Felipe, por ejemplo en Hechos 21:8, Nueva Versión Internacional dice:
“Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea,
y nos hospedamos en casa de Felipe el evangelista…”
Hechos 21:8 / NVI
También podemos ver en Hechos 14:23, Nueva Versión Internacional, el establecimiento de pastores o de ancianos en las diferentes iglesias, dice así la Palabra:
“En cada iglesia nombraron ancianos y,
con oración y ayuno,
los encomendaron al Señor, en quien habían creído”
Hechos 14:23 / NVI
Se menciona también otros profetas, como Judas, Silas y Ágabo:
“Judas y Silas, que también eran profetas,
hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos”
Hechos 15:32 / NVI
Otro versículo:
“Llevábamos allí varios días
cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo”
Hechos 21:10 / NVI
En síntesis, la lectura del Libro de los Hechos revela el trabajo de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, presentes en las iglesias, honrando así la estructura de autoridad que Jesucristo tenía en mente, a fin de edificar a su Iglesia.
(Daniel Cipolla)
Todos los pasajes bíblicos que primeramente leyó Hernán y luego leyó Daniel en el Libro de los Hechos, confirman en la práctica ya el funcionamiento de los ministerios en la Iglesia, aún en sus comienzos. Por eso, todos estos ministerios que los vimos ya en funciones más adelante, se vuelven a mencionar, lo hace el apóstol Pablo por la revelación del Espíritu, en su carta a los Efesios, en el capítulo 4 y el versículo 11, dice así:
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles;
a otros, profetas; a otros, evangelistas;
a otros, pastores y maestros”.
Efesios 4:11 / RVR 1960
A estos oficios ministeriales, es lo que se conoce hoy en día como los cinco ministerios.
Ahora, la gran pregunta es, ¿de dónde provienen estos cinco ministerios y por qué son tan importantes? ¿Es un asunto de invención humana? ¿Es un asunto de creación divina? ¿Por qué son tan importantes? Para responder a esta pregunta, vamos a ver qué pasó con Jesucristo durante su ministerio terrenal.
La Palabra de Dios certifica estos ministerios en función, en la vida de Jesucristo. Por ejemplo, podemos ver a Jesucristo como apóstol en Hebreos, capítulo 3, verso 1, dice la Escritura:
“Por lo tanto, hermanos,
ustedes que han sido santificados
y que tienen parte en el mismo llamamiento celestial,
consideren a Jesús,
apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos”.
Hebreos 3:1 / NVI
También se ve en la Escritura a Jesucristo como profeta, dice en Lucas 13:33, también Nueva Versión Internacional:
“Tengo que seguir adelante hoy,
mañana y pasado mañana,
porque no puede ser que muera un profeta fuera de Jerusalén”
Lucas 13:33 / NV
También aparece Jesucristo como evangelista, en su ministerio evangelístico, y en Mateo 9:35 y 36, la parte a, dice de la siguiente manera:
“Jesús recorría todos los pueblos
y aldeas enseñando en las sinagogas,
anunciando las buenas nuevas del reino,
y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las multitudes tuvo compasión de ellas…”.
Mateo 9:35-36a / NVI
En esta última frase se ve claramente el corazón del evangelista establecido dentro de Jesucristo con compasión por cómo veía la condición de la gente.
También vemos a Jesucristo como pastor, esto está en Juan 10, verso 11, que dice:
“Yo soy el buen pastor.
El buen pastor da su vida por las ovejas”.
Juan 10:11 / NVI
Y también, como no podía faltar está Jesucristo como maestro, en un pasaje muy conocido y famoso de Juan 13: 13 y verso 14, la parte a, que dice:
“Ustedes me llaman Maestro y Señor,
y dicen bien, porque lo soy.
Pues, si yo, el Señor y el Maestro,
les he lavado los pies…”.
Juan 13:13-14a / NVI
Es decir, acabamos de certificar que los cinco ministerios son valiosos, son importantes y son fundamentales, porque el primero que los desarrolló en la Tierra fue Jesucristo, y su decisión fue, que una vez que Él se fuera de este mundo, terminada su obra, Él eligiera personas que continuaran ejerciendo estos cinco ministerios en la Tierra.
(Hernán Cipolla)
Es muy interesante ver que estos cinco ministerios que Jesucristo mismo los ejerció, también los vemos referidos en Efesios 4:11, como antes Dany leyó.
Pero ahora vamos a ir un poquito antes, en Efesios 4, pero el versículo 8, dice de esta manera:
“Por esto dice: Cuando ascendió a lo alto,
se llevó consigo a los cautivos
y dio dones a los hombres”.
Efesios 4:8 / NVI
En principio, la victoria de Jesús en la cruz, logró que todos los que estaban cautivos por el diablo, fueran hechos libres de esa cautividad, eso es lo que estamos viendo en la primera parte del versículo, cuando dice se llevó consigo a los cautivos... Pero luego es muy interesante la frase, y dio dones a los hombres... ¿Por qué? Porque esos cinco ministerios que habíamos visto ya que Jesús desarrolló estando en la Tierra, siguen siendo indispensables para la vida del ser humano. Por esta razón, una vez que Cristo ascendió a los cielos, que es lo que dice el versículo, elige de entre las personas a hombres y/o mujeres que se transforman en dones o regalos de Dios.
Quiere decir que la palabra don en este versículo no se refiere a tener un don dado por Cristo, sino a personas que son el don o el regalo de Cristo. Esto es absolutamente interesante porque lo que nos permite ver es, que Dios planeó que a través de Cristo, los seres humanos que Cristo constituye, se establezcan en un regalo y un don de Dios para la vida del ser humano.
(Daniel Dardano)
Es sabido por todos que Cristo es la cabeza de su cuerpo que es la Iglesia, y esto está registrado en Colosenses, el capítulo 1, versículo 18, la primera parte, estoy leyendo de la Nueva Versión Internacional.
Ahora bien, si Cristo es la cabeza de la iglesia... obviamente Él ejerce autoridad sobre la Iglesia.
Vimos que Cristo en la Tierra ejerció, desempeñó los cinco oficios ministeriales, pero hoy Cristo está en los cielos, quiere decir entonces, que en la Tierra, Él necesita personas que lo representen con estos cinco oficios ministeriales para seguir ejerciendo la función de dirección y gobierno de la Iglesia, con autoridad delegada de Él.
En la Palabra de Dios está registrado que los cinco ministerios son aquellos que el Señor escogió para establecer y dirigir, con autoridad delegada de Él, la Iglesia, y representarlo a Él como cabeza.
Por eso, el apóstol Pablo escribe estas palabras registradas en 2da. de Corintios, el capítulo 10, y el versículo 8, Nueva Versión Internacional:
“No me avergonzaré de jactarme
de nuestra autoridad más de la cuenta,
autoridad que el Señor nos ha dado
para la edificación
y no para la destrucción de ustedes”
2ª Corintios 10:8 / NVI
Estas palabras de Pablo confirman la autoridad que tienen sobre la Iglesia, quienes son llamados a ejercer alguno de estos cinco ministerios.
Amados, de esta manera comprobamos que la Iglesia de Jesucristo está diseñada a la perfección.
Dios nunca improvisó, éste es el plan perfecto de Dios para su Iglesia.
Por eso, queremos culminar ahora dando gracias a Dios por la Iglesia diseñada a la perfección.
Señor, recibe nuestra alabanza, nuestra gratitud, no podemos más que exaltarte, que bendecir tu Nombre porque éste es un diseño perfecto para tu Amada, la Iglesia de Jesucristo.
Solamente queremos honrar este diseño tuyo y en todo hacer tu voluntad.
Te alabamos, te bendecimos, recibe esta alabanza en el Nombre de Jesús. Amén.
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