en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Daniel Cipolla)
El día de hoy vamos a compartir la segunda parte de la enseñanza titulada: “Diseñada a la perfección”.
Pero antes vamos a hacer un resumen de algunos de los aspectos relacionados con la Iglesia, que fueron los que enseñamos en la primera parte de esta enseñanza:
* Jesús fue el primero que habló de su Iglesia.
* El término Iglesia no se relaciona con ninguna clase de edificio sino con personas redimidas por Cristo.
* Así como el Padre envió a Jesucristo a este mundo, también el Señor colocó su naturaleza en la Iglesia para darle una mentalidad de enviada a fin de que todos sus miembros hagan discípulos de todas las naciones. Por esta razón la Iglesia es apostólica en esencia.
* Cristo edifica a su Iglesia, no sólo para que crezca en número sino principalmente en madurez espiritual.
* Para esto diseñó una estructura de gobierno para su Iglesia, que se ve reflejada en el Libro de los Hechos.
* Esa estructura está expresada claramente en Efesios 4:11 al referirse a apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros.
* Estos cinco ministerios son quienes representan a Cristo, como cabeza de la Iglesia para ejercer sobre ella la autoridad espiritual que el Señor les delegó.
Ahora vamos a seguir profundizando en todo aquello que el Señor diseñó para su Iglesia.
(Hernán Cipolla)
Muy bien, ahora nosotros vamos a introducirnos por unos minutos a Efesios 4, del 11 al 16, porque allí se muestra la estructura que el Señor preparó y diseñó para su Iglesia. Obviamente, el propósito de esta estructura del Señor, es que la Iglesia funcione conforme al diseño divino que Él estableció, y el objetivo, el destino de este diseño, es que toda la Iglesia llegue a vivir en la estatura de la plenitud de Cristo.
En este relato bíblico se describe el orden perfecto que sigue el Espíritu Santo con la Iglesia, vamos a leer dice de esta manera:
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,
a fin de perfeccionar a los santos
para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe
y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina,
por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,
sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
de quien todo el cuerpo, bien concertado
y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,
según la actividad propia de cada miembro,
recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
Efesios 4:11-16 / RVR1960
Lo primero que notamos en este pasaje es: La Autoridad y el gobierno del Señor manifestado para la Iglesia.
¿Por qué razón? Porque vemos que una vez que Cristo ascendió a los cielos, constituyó a los cinco ministerios. ¿Quiénes son? Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, a fin de que ellos ejerzan la autoridad que el Señor les delegó para dirigir a la Iglesia, obviamente, siempre bajo la unción y la guía del Espíritu Santo.
(Daniel Dardano)
Como nos leía Hernán, la Palabra refiere a estos cinco ministerios que Jesucristo constituyó, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, y luego sigue diciendo: para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio.
Lo primero que señala la Palabra de Dios es perfeccionar a los santos. Y quiero referirme a esto delos santos, porque a veces el concepto individualista que invadió a la Iglesia, no permite ver que la Iglesia, como cuerpo, todos los miembros están involucrados.
Es decir, el perfeccionamiento es de todos los santos, de todos los miembros de la Iglesia, éste es el concepto corporativo de la Iglesia.
Entonces, los cinco ministerios trabajan para perfeccionar a los santos. Ésta es la labor de perfeccionar, es decir, la Iglesia entrenada, preparada, equipada para hacer la obra del ministerio.
Es trascendente comprender más profundamente cuál es la tarea de perfeccionamiento.
Perfeccionar en griego es la palabra: Katartismos y significa adecuar, preparar, entrenar, ajustar, equipar, completar, remendar, restaurar, calificar plenamente para el servicio. Es la recuperación de la integridad como ocurre con un hueso fracturado que se vuelve a soldar por la colocación de un yeso.
La obra del ministerio es el servicio que cada uno de los santos, de los miembros del cuerpo de Cristo van a desarrollar según la función que el Señor le asignó dentro del cuerpo de Cristo.
Por eso, es indispensable que la Iglesia sea equipada, perfeccionada, porque de esto depende la efectividad en la función de servicio que está realizando.
Es importante aclarar y destacar, que no es lo mismo perfeccionar que enseñar o impartir doctrina o transmitir conocimiento bíblico intelectual. ¿Por qué? Porque el perfeccionamiento incluye que cada miembro encuentre y desarrolle la función que el Señor le asignó, mientras la vida de Cristo se va formando en ese miembro.
(Daniel Cipolla)
Estamos pudiendo ver la secuencia que nos muestra Efesios capítulo 4, del verso 11 al 16, en la autoridad y el gobierno, en el perfeccionamiento de los santos, y ahora en entender que: "Cristo mismo es el que edifica su Iglesia".
Debemos entender que, debido a que la Iglesia está bajo la autoridad de los cinco ministerios, está siendo edificada en el fundamento correcto.
Ahora bien, es bien claro que Jesús fue el que dijo: Yo edificaré mi Iglesia. Si uno entiende que Jesucristo mismo la edifica, la pregunta es obvia, ¿Cómo es posible entonces, que los cinco ministerios, de alguna manera estén participando en la edificación de la Iglesia?
Aquí hay un punto clave y muy importante para entender, si nosotros comprendemos que esos cinco ministerios que Cristo los desarrolló, entendemos que ese desarrollo que Él hizo de esos ministerios, es porque a Él le pertenecen esos ministerios. Quiere decir que cuando Él elige personas que son este regalo de Cristo, donde Él los llama a ejercer alguno de estos cinco ministerios, es en realidad Él mismo edificando a su Iglesia a través de esos ministerios que le pertenecen a Él. Esos ministerios jamás son de las personas a quién Jesucristo escoge sino que son de Él mismo, y Él escoge personas para que guiados por Jesucristo mismo como cabeza, estén desarrollando este ministerio.
Por eso aquí es importante entender que la autoridad que ejercen estos ministerios siempre dependen de una cosa muy importante, la sujeción absoluta y total a Jesucristo como cabeza.
Es decir, cualquiera de estos cinco ministerios no puede decir simplemente, yo tengo autoridad porque Dios me la dio, no. Cualquiera de esos cinco ministerios tiene la autoridad que el Señor le delegó y tiene esa autoridad en tanto y en cuanto sigue dependiendo del Señor para el uso de esa autoridad, porque los ministerios son de Él y Él es la cabeza, por lo tanto estos cinco ministerios, como representantes de la cabeza, tienen que funcionar y ejercer estos cinco ministerios, de manera que Cristo pueda edificar su Iglesia, por una razón, porque cada uno de los que ejerce estos ministerios está completa y totalmente sujeto a Jesucristo.
(Hernán Cipolla)
En todo este proceso que estamos viendo y de la labor de los cinco ministerios, es muy importante resaltar que la Iglesia, de esta manera y por el trabajo de los cinco ministerios, es limpiada de toda doctrina o interpretación que están absolutamente equivocadas con respecto a la doctrina de los apóstoles y profetas.
Es decir, la Iglesia a través del proceso que el Señor ha determinado por el trabajo de los cinco ministerios, vuelve a estar centrada y colocada sobre el fundamento correcto y sobre la doctrina que apóstoles y profetas dejaron establecidas en el Nuevo Testamento.
Ahora, si volvemos a observar el pasaje, nos vamos a dar cuenta que el pasaje dice, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe.
El objetivo del Señor también en este proceso, ¿cuál es? Llegar a la unidad de la fe, pero para llegar a la unidad de la fe es imprescindible haber pasado por los dos requisitos anteriores, ¿cuáles son? El perfeccionamiento y la edificación.
Cuando la Iglesia es perfeccionada por la tarea y la labor de los cinco ministerios, de esa manera entonces, la Iglesia puede ser edificada, ahora sí, y el propósito, el objetivo, es que todos sus miembros, no uno, no dos, no un grupito, sino que todos en su conjunto, la Iglesia, absolutamente en plenitud, lleguen a la misma unidad de la fe, no cada uno creyendo lo suyo, pensando lo suyo, sino que la fe sea exactamente la misma en todos los miembros del cuerpo de Cristo.
(Daniel Dardano)
En este proceso de equipamiento, continuamos con "el conocimiento del Hijo de Dios".
Y tenemos que tomar en cuenta que en el original dice, conocimiento pleno del Hijo de Dios, no es un conocimiento parcial, es un conocimiento pleno del Hijo de Dios, al cual la Iglesia tiene acceso.
Ahora, es interesante notar también, que la unidad de la fe es la puerta de acceso al conocimiento del Hijo de Dios que libera el espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Cristo.
Efesios 1:17, en la Reina Valera Contemporánea dice:
“… para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,
el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría
y de revelación en el conocimiento de él”.
Efesios 1:17 / RVC
No es un conocimiento intelectual, ni bíblico, ni teológico, sino un conocimiento íntimo y experimental del Hijo de Dios. A propósito la siguiente gráfica clarifica la enseñanza:
* Tenemos: Autoridad y Gobierno
* Luego viene por el equipamiento: La Unidad de la Fe
* Luego de eso: Conocimiento del Hijo de Dios
¿Cuál es la meta? La Iglesia alcanza su madurez para llegar a la perfección, al varón perfecto que es Cristo Jesús. Y esto de varón perfecto no tiene que ver con un género masculino o femenino, tiene que ver con madurez, tiene que ver con un carácter, con una Iglesia sólida que está siendo edificada y además está llegando a la estatura y a la plenitud espiritual en la que Cristo anduvo sobre la Tierra, y esto está referido en el Versículo 13.
(Daniel Cipolla)
Estábamos hablando de llegar al conocimiento del Hijo de Dios por la tarea de perfeccionamiento que realiza sobre la Iglesia y en la Iglesia, los cinco ministerios. Entonces, ¿qué produce esto? Produce una Iglesia que es "Inamovible".
¿Por qué? Porque la Iglesia empieza a ser librada de toda clase de inmadurez y de toda clase de infancia espiritual, y además la Iglesia está siendo bien fundamentada en la doctrina de los apóstoles, y esto, ¿qué produce como resultado? Que la Iglesia no puede ser engañada, las doctrinas del error no entran a la Iglesia, sino que naturalmente la Iglesia la rechaza, porque conoce bien y está bien fundamentada en lo que es la doctrina apostólica.
Por otra parte, tenemos una Iglesia adulta, ¿por qué? Porque es una Iglesia que ha aprendido a andar en la verdad, y muy especialmente, a andar en la verdad por el amor derramado del Espíritu en la Iglesia.
Es decir, no se trata sólo de la verdad, sino que como dice la Escritura, de la verdad en amor. Hay un amor que el Espíritu Santo ha derramado sobre cada uno de nosotros como miembros del cuerpo de Cristo, y ese amor se refleja en todo lo que hacemos hacia los demás como miembros del cuerpo de Cristo.
Por eso, entre los versos 15 y 16, se utiliza una frase y es la expresión "todo el cuerpo". Esa expresión todo el cuerpo, que se registra en este pasaje de la Escritura, lo primero que muestra es que sin excepción, todos los miembros del cuerpo de Cristo, del mundo entero, están funcionando bajo el perfeccionamiento y la sujeción de los cinco ministerios, nadie queda afuera de esto, es todo el cuerpo que está siendo ministrado por los cinco ministerios, ¿hasta qué punto? Hasta ser como la cabeza, Jesucristo.
Y antes Daniel se refirió al varón perfecto, y es interesante esta palabra, porque cuando vamos al griego original, la palabra utilizada allí para varón, que es la palabra anér, del griego, significa el varón en el sentido sexual. ¿Y por qué utiliza esta frase para hablar de la Iglesia? Porque debemos entender algo, la Iglesia en el mundo es Jesucristo mismo, representa a Jesucristo mismo, y mientras esté en el mundo lo representa a Él como el varón que estuvo en la Tierra, y que sigue, ahora Cristo como varón, sigue a través de la Iglesia, haciendo su función. Habrá un día en que la Iglesia plena, sabiendo que la Iglesia es nada menos que la desposada de Cristo, donde un día llegará en la eternidad, en lo celestial, esa condición y esa posición de la esposa de Cristo. Mientras está en la Tierra, la Iglesia llega a esa madurez, a la misma madurez que tuvo Jesucristo, comportándose en todo en una condición de varón, en esa madurez con la que Cristo caminó en la Tierra.
De esta forma, ¿qué ocurre? La Iglesia se mantiene bien unida. ¿Por qué? Porque hay una cohesión del trabajo de todos los ligamentos, y esta cohesión se produce en primer lugar, por el amor derramado por el Espíritu Santo en medio de los santos, de manera que nos amamos entrañablemente, como lo dice la Escritura, teniendo a los demás como superiores a él mismo.
Y por otra parte, esa cohesión está bien unida y está fuerte, porque está el trabajo de los cinco ministerios donde toda la Iglesia, sin excepción de nadie, está bajo esta sujeción de lo que el Señor diseñó a la perfección, para bendición de la Iglesia y para bendición del cuerpo.
(Hernán Cipolla)
Habiendo visto brevemente la enseñanza del Señor a través de Efesios 4 del 11 al 16, ahora necesitamos referirnos a otros pasajes de la Palabra. Vamos a leer dos pasajes, el primero es 1Corintios 3:11, lo leo en la Nueva Versión Internacional, que dice así:
“… porque nadie puede poner
un fundamento diferente
del que ya está puesto,que es Jesucristo”.
1ª Corintios 3:11 / NVI
Efesios 2:20, en la Versión Reina Valera Contemporánea dice:
“… y están edificados sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas,
cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo”.
Efesios 2:20 / RVC
Cuando leemos el versículo de Corintios, nos damos cuenta que es claro el fundamento de la Iglesia, porque allí menciona a Jesucristo como el fundamento de la Iglesia. Pero, ¿qué ocurre cuando leemos Efesios 2:20?
A simple vista pareciera que ahora los apóstoles y profetas parecen ser el fundamento, aparecen como el fundamento, si uno lo lee a simple vista, pero en realidad, lo que uno podría pensar que se trata de una contrariedad. Todos sabemos que la Palabra no tiene contrariedades y aquí tampoco hay ninguna contrariedad.
Es decir, en primer lugar, en el versículo de Corintios dice, nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto. Esta frase ya está puesto, reafirma que Jesucristo es el fundamento establecido desde el principio.
Pero en segundo lugar, lo que nos está mostrando Efesios 2:20, es que la revelación que los apóstoles y profetas del Nuevo Pacto tuvieron acerca de Jesucristo, eso se transforma en el fundamento de la Iglesia, y por supuesto, que ellos sí realizaron una tarea de fundamentación, pero no porque ellos están reemplazando al fundamento que es Cristo.
Obviamente, hay algo más que podríamos pensar y es prácticamente obvio, si nos hacemos una pregunta, ¿podría la Iglesia estar cimentada, fundamentada, en hombres mortales? Por supuesto que la respuesta sería "no". De esta manera, nosotros entendemos que Jesucristo es el único fundamento que ha sido puesto para la Iglesia.
Ahora, también hay que entender que la comprensión de un texto siempre depende del contexto, por eso hay algo muy importante, también en Efesios 2:20, al final dice: cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo. Si nos damos cuenta, esa segunda parte del versículo, ya no se está refiriendo a Jesucristo como fundamento, está refiriéndose a Jesucristo como piedra angular.
La piedra angular, era una piedra fundamental en un edificio en aquellos tiempos, ¿por qué razón? Porque sobre ella descansaba toda la estructura del edificio, la piedra angular se usaba en las antiguas construcciones en la cima del edificio.
Quiere decir que aquí lo que la Palabra nos está mostrando, por un lado, a Jesucristo como fundamento de la Iglesia, pero al mismo tiempo a Jesucristo como la piedra angular sobre la cual descansa todo el edificio, desde arriba hacia abajo también.
¡Qué gloriosa es la revelación de la Palabra para entender que sobre Jesucristo descansamos, pero que también todo el edificio está siendo construido teniendo a Cristo como piedra angular!
(Daniel Dardano)
Como resumen de lo expuesto, el versículo 20 se podría leer de la siguiente manera: “...edificados (la Iglesia) sobre el fundamento (Jesucristo y su doctrina) puesto por, o colocado, por los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular (la piedra clave, cimera, y de esquina) es Jesucristo mismo...”
El hecho de que Jesucristo mismo es el fundamento, esto le fue revelado a los apóstoles y profetas, y siendo así entonces, se puede entender el sentido de las frases, puesto por, o colocado por, apóstoles y profetas. Y esto está relacionado con la labor que ellos desarrollan de fundamentar la Iglesia en Cristo, y esta tarea es reafirmada por el apóstol Pablo con estas palabras:
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada,
yo como perito arquitecto puse el fundamento…”
1ª Corintios 3:10a / RVR1960
(Daniel Cipolla)
Recién Daniel nos habló acerca de cómo podíamos entender el versículo de Efesios 2: 20 de mejor manera, y utilizó la frase, puesto por o colocado por, ¿para qué? Para hablar que el fundamento que es Jesucristo, los apóstoles y profetas, por su labor, lo colocaron, y actualmente lo siguen colocando, traen por revelación la doctrina de Jesucristo.
Ahora, para entender mejor, hay que hacer una diferenciación entre los apóstoles y profetas que están referidos en Efesios 2:20, con aquellos que están referidos en Efesios 4:11. Para entender un poco más esto, tenemos que hacer un poquito de historia.
Primero, en Efesios capítulo 2, Pablo viene hablando que él había recibido del Señor una revelación, y cuando usted sigue leyendo el capítulo 3 de Efesios, Pablo llega un momento que define con una frase esa revelación que había recibido, y la llama, "el misterio de Cristo".
Los versículos 5 y 6 del capítulo 3 de Efesios lo revelan, lo voy en la Nueva Versión Internacional que dice de esta manera:
“Ese misterio, que en otras generaciones
no se les dio a conocer a los seres humanos,
ahora se les ha revelado por el Espíritu
a los santos apóstoles y profetas de Dios;
es decir, que los gentiles son, junto con Israel,
beneficiarios de la misma herencia,
miembros de un mismo cuerpo
y participantes igualmente de la promesa en Cristo Jesús
mediante el evangelio”.
Efesios 3:5-6 / NVI
Podemos ver que Pablo aquí es bien claro cuando está hablando de la revelación, ¿por qué? Porque ahí vemos en el versículo 5, una palabrita muy importante, y es la palabrita "ahora".
Quiere decir que en ese momento, la revelación del misterio de Cristo no sólo le estaba siendo revelada a Pablo, sino que les estaba siendo revelada a los apóstoles y profetas contemporáneos de Pablo.
No podemos sacar la palabra ahora, porque la palabra ahora, nos hace entender que en ese momento de la historia el Espíritu Santo, que tenía un plan, les estaba revelando a esos apóstoles y profetas de ese tiempo, que estaban contemporáneos a Pablo, el hecho de lo que significaba el misterio de Cristo, que es judíos y gentiles participando y perteneciendo al mismo cuerpo de Cristo, porque en Cristo Jesús no hay judío ni gentiles, esto era el misterio de Cristo.
Ahora bien, cabe aquí una pregunta entonces, estamos hablando de los contemporáneos de Pablo, ¿quiénes serían entonces aquellos a los que le estaba siendo revelado este misterio? En principio, le estaba siendo revelado a los doce apóstoles que caminaron con Jesús durante su tiempo del ministerio terrenal.
Vamos a leer un pasaje bíblico que así lo dice, en Lucas capítulo 6, de los versículos 13 al 16, en la Nueva Versión Internacional dice así:
“Al llegar la mañana, llamó a sus discípulos
y escogió a doce de ellos, los que nombró apóstoles:
Simón (a quien llamó Pedro), su hermano Andrés,
Jacobo, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo,
Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón, al que llamaban el Zelote,
Judas hijo de Jacobo, y Judas Iscariote,
que llegó a ser el traidor”.
Lucas 6:13-16 / NVI
(Hernán Cipolla)
Como estamos viendo, estos apóstoles y profetas referidos en Efesios, Dany recién leía acerca de los primeros doce apóstoles, inicia con ellos doce, ellos son los primeros designados por el Seño.
Pero dentro de ese grupo de doce también hay que hacer una salvedad, porque creo que todos sabemos que Judas Iscariote, que era parte de los doce, fue quien traicionó al Señor, y obviamente quedó fuera de ese grupo de los doce, pero luego la Palabra hace una referencia de lo que ocurrió posteriormente dentro del grupo de los doce apóstoles.
En Hechos 1: 24 al 26, refiere así la Palabra del Señor:
“Y oraron así: Señor, tú que conoces el corazón de todos,
muéstranos a cuál de estos dos has elegido
para que se haga cargo
del servicio apostólico que Judas dejó
para irse al lugar que le correspondía.
Luego echaron suertes y la elección recayó en Matías;
así que él fue reconocido junto con los once apóstoles”.
Hechos 1:24-26 / NVI
Por lo que estamos viendo, quedó vacante, libre, el lugar de Judas por su traición. Pero entonces el Espíritu Santo seleccionó a Matías para que fuera parte de esos doce apóstoles iniciales que habían todos caminado y andado con Jesús. Pero también necesitamos hacer una explicación específica por algo que puede resultar extraño en la lectura de este pasaje, y es que, echaron suertes para elegir a Matías.
La práctica de echar suertes era algo muy común en la antigüedad, y el Antiguo Testamento refiere varias veces a esta práctica.
Por ejemplo, el sumo sacerdote usaba objetos llamados el Urim y el Tumim, que precisamente los usaba para consultar al Señor por diferentes asuntos.
Los israelitas, también dice la Palabra, que echaban suertes para decidir asuntos, aun de la vida cotidiana. Pero después de esta mención en Hechos de lo que acabamos de leer, cuando seguimos leyendo en el Nuevo Testamento y aún dentro de la historia del primer tiempo de la Iglesia, nos damos cuenta que desde que llegó el Espíritu Santo y vino sobre los discípulos, nunca más vamos a encontrar una mención de echar suertes. ¿Por qué motivo? Porque ahora la dirección y la guía específica y concreta del Espíritu Santo, estaría sobre todos los creyentes, sobre la Iglesia de Jesucristo.
(Daniel Dardano)
En este diseño perfecto del Señor para su Iglesia, amados, tenemos que ver algo más en el Libro de los Hechos, muy importante. La Iglesia estaba naciendo, la Iglesia estaba creciendo, había un gran fervor, y en Hechos 2:42 dice:
“Se mantenían firmes
en la enseñanza de los apóstoles…”
Hechos 2.42
¿A qué se está refiriendo? ¿A quiénes se está refiriendo? A los doce apóstoles elegidos por el Señor para estar con Él. Estos apóstoles transmitían a la Iglesia las enseñanzas que habían recibido de Jesucristo mismo.
Ahora bien, cuando seguimos la lectura del Libro de los Hechos un poco más adelante, nosotros nos encontramos con la aparición de otros apóstoles y profetas.
Y leo en Hechos 14:14 la primera parte:
“Al enterarse de esto los apóstoles Bernabé y Pablo,
se rasgaron las vestiduras…”
Hechos 14:14a / NVI
En Hechos 15:32 dice:
“Judas y Silas, que también eran profetas,
hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos”.
Hechos 15:32 / NVI
Otro versículo en Hechos 21:10:
“Llevábamos allí varios días,
cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo”.
Hechos 21:10 / NVI
Por todos los pasajes analizados y otros que no estamos mencionando, se comprueba que estos apóstoles y profetas a los que Pablo hizo referencia, tenemos en primer lugar a los doce que el Señor Jesucristo escogió para que estuviesen con Él, y a otros según nosotros hemos visto, contemporáneos a Pablo.
¿Qué es lo que vemos entonces? Que tanto los primeros como los segundos, son los apóstoles y profetas que recibieron la revelación del misterio de Cristo.
¡Precioso privilegio!
(Daniel Cipolla)
Habiendo ya aclarado quiénes son los apóstoles y profetas que se mencionan en Efesios 2:20 y en Efesios 3:5, porque vimos que tiene que ver con los primeros doce a quien Matías reemplazó a Judas, más todos los contemporáneos de Pablo, podemos entender la diferenciación entre Efesios 2:20 y 3:5 con lo que menciona Efesios 4:11.
En el capítulo 4 de Efesios se muestra en sí mismo el plan de Dios para el funcionamiento de la Iglesia en todos los tiempos hasta que Jesucristo regrese por los suyos.
Lo que quiero decir con esto es que cuando vamos a Efesios 4, hay una diferencia de contexto con lo que se venía hablando en Efesios 2 y en Efesios 3, por eso en el capítulo 4 se muestran los cinco ministerios que están dados por Jesucristo, para la continuidad de la Iglesia en todos los tiempos, de manera que la Iglesia sea capacitada, sea entrenada, sea edificada, por el mismo Jesucristo, hasta que todos lleguemos, como decía la Escritura, a la unidad de la fe, al conocimiento del hijo de Dios, a que cada uno de los miembros esté realizando su función plenamente.
Ahora, podemos si entendemos bien esto, nadie podría deducir que por lo que dice Efesios 2:20 y por lo que dice Efesios 3:5, los únicos apóstoles y profetas que se necesitan en la Iglesia ya fueron, y que ya no se necesita más estos ministerios, eso sería realmente un absurdo. ¿Por qué? Porque todos los ministerios pertenecen a Jesucristo, no pertenecen a los hombres, no pertenecen a una organización.
Y por otra parte, la Iglesia necesita una continuidad, la Iglesia necesita un funcionamiento, una autoridad y un gobierno, por lo tanto, Jesucristo estableció la continuidad de sus propios ministerios, aquellos que Él desarrolló mientras estaba en la Tierra, para que sigan siendo desarrollados en la Tierra por estas personas que Él elige para unos ser apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros.
¿Por qué es importante esto? Porque esta es la única manera en que la Iglesia puede ser bien capacitada, bien equipada, y bien entrenada, hasta que la Iglesia alcance madurez.
¿Y por qué hacemos mención de esta palabra madurez? Porque la misión que Cristo le delegó a la Iglesia, requiere de forma indispensable, no sólo miembros, sino miembros maduros espiritualmente, porque esta madurez espiritual es la que le da la autoridad, es la que le da la posibilidad de que esa autoridad delegada, ese poder delegado que Dios le dio, se pueda manifestar en toda su expresión.
Si ponemos un ejemplo, un niño como ser humano tiene todas las capacidades, pero mientras es inmaduro, no hay ningún padre que le de la llave del auto para decirle, ve hijo a estacionarme el auto en la otra cuadra, nadie lo haría. Tiene todas las capacidades y es un ciudadano pleno.
De la misma manera podemos trasladar este ejemplo para la Iglesia. Mientras la Iglesia es infantil, aunque lo tiene todo, no puede usarlo en su plenitud de ejercicio, pero cuando cada uno de los miembros está siendo bien equipado, y cada uno de los miembros está llegando a la madurez, entonces puede utilizar con toda confianza y puede ejercer con toda confianza, la autoridad y el poder que Jesucristo le delegó.
Hermanos, hermanas, cada uno de nosotros, todos juntos, estamos yendo a ser igual que Jesucristo.
Y me quedé pensando en algo interesante, cuando habla la Escritura de que lleguemos en todo a ser como Él, igual a la cabeza, me di cuenta de esto, ¿cuántas veces pensamos de forma individualista? Es decir, decimos yo quiero ser igual a Jesucristo, y es cierto, todos queremos ser igual a Jesucristo, queremos cada día parecernos más a Él, ¿no? Pero esto lo pensamos de forma individual, pero si leemos bien Efesios 4, aquí no hay una idea individualista, aquí dice: hasta que todos lleguemos a ser iguales a Jesucristo, quiere decir que en la mente de Dios no hay una idea individualista, hay una idea corporativa. El Seños nos quiere a todos nosotros, sin excepción, como miembros del cuerpo de Cristo, que todos nosotros seamos iguales a Jesucristo. Wow, que el Señor apunta alto... y si Él apunta tan alto es porque nos ha dado el poder de su Espíritu Santo, y nosotros podremos en Cristo Jesús, ser lo que debemos ser.
Por eso vamos a orar y declarar, que Jesucristo lleva a la Iglesia a este nivel que Él diseñó para su Iglesia y lo diseñó a la perfección.
Padre, en el Nombre de Jesús, oramos hoy declarando que este plan que Tú ideaste de forma tan perfecta, se va cumpliendo cada día más en la Iglesia de una forma poderosa.
Que Tú harás cosas sobrenaturales y maravillosas para que cada uno de nosotros, toda la Iglesia en el mundo, sin importar lengua, pueblo, lengua ni nación, toda la Iglesia en el mundo, esté comprendiendo la revelación de lo que significa tu plan, de lo que significan estos cinco ministerios que trabajan bajo tu autoridad absoluta, de lo que significa esta capacitación y entrenamiento, hasta que todos, Señor, como un sólo hombre, lleguemos a ser iguales a Jesucristo.
Señor, esto no es un imposible, no es un sueño que no se puede hacer realidad, no es una utopía, esto es algo espiritual y poderoso que Tú estás llevando adelante en tu Iglesia, con el poder y la acción de tu Espíritu Santo.
Te alabamos, te bendecimos, y declaramos que cada hermano y cada hermana, está recibiendo esta revelación como venida de ti mismo, para poder alcanzar la madurez que Tú deseas para cada uno de nosotros. En Cristo Jesús oramos y te agradecemos, amén y amén.
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