Diseñada a la perfección - Tercera parte
D. Dardano, D. Cipolla, H. Cipolla
05 de March de 2018
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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(Hernán Cipolla)
Hoy compartiremos la tercera y última parte de la enseñanza "Diseñada a la perfección".

En la segunda parte de esta enseñanza vimos algunos aspectos relacionados con la Iglesia:

* Los cinco ministerios constituidos por Cristo ejercen autoridad espiritual sobre la Iglesia con el propósito de perfeccionar a los santos.
* La tarea de perfeccionamiento, unida a la edificación espiritual que Cristo realiza a través de los cinco oficios ministeriales, producen que la Iglesia llegue a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios.
* De esta manera, la Iglesia es inamovible y adulta, no dejándose llevar por doctrinas erróneas, sino que anda en la verdad y está en constante crecimiento, porque cada miembro realiza su función.
* Jesucristo es el único fundamento de la Iglesia, y los apóstoles y profetas son los encargados de colocar este fundamento.
* Los apóstoles y profetas mencionados en Efesios 2:20, son los doce apóstoles que el Señor designó cuando estuvo en el mundo y todos los mencionados en los escritos del Nuevo Testamento. En cambio, Efesios 4:11 se refiere a la estructura de gobierno de la Iglesia que permanecerá vigente mientras que el cuerpo de Cristo permanezca en la Tierra.

Ahora seguiremos profundizando en el diseño del Señor para su Iglesia, y el resultado que produce.

(Daniel Dardano)
Para poder profundizar en diversas características inherentes al ministerio de apóstoles y profetas, primero es necesario comprender la unidad que hay entre estos dos ministerios. Por eso a continuación hablaremos de algunas de estas características:

En primer lugar, los apóstoles y profetas son designados por el Señor, como primeros y segundos en el ejercicio de la autoridad y el servicio a la Iglesia que el Señor les concedió.
Por ejemplo, en 1ra. Corintios, el capítulo 12 y el versículo 28, la primera parte, versión Nueva Versión Internacional leemos:

“En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar,
apóstoles; en segundo lugar, profetas…”

1 Corintios 12: 28 / NVI

Este mismo orden que aparece ahí en 1ra. Corintios, aparece también en Efesios 4:11 cuando dice, apóstoles, profetas y luego evangelistas, pastores y maestros.
Quiere decir, que el Espíritu Santo está reafirmando a estos ministerios como primeros y segundos.

(Daniel Cipolla)
Podemos darnos cuenta que Jesucristo mismo estableció a los apóstoles y profetas como una unidad ministerial indivisible, porque realmente cuando Él los mencionó, siempre los mencionó unidos, juntos.
Vamos a confirmar esto que estoy diciendo a través de la Palabra, en Lucas capítulo 11, verso 49, voy a leer en la Reina Valera de 1960, dice de esta manera:

“Por eso la sabiduría de Dios también dijo:
Les enviaré profetas y apóstoles;
y de ellos, a unos matarán
y a otros perseguirán”
Lucas 11:49 / RVR1960

Hay algo bien destacable en las palabras de Jesús y es el término apóstoles. ¿Por qué? Porque nos hace ver que no estaba hablando de la antigüedad, porque en realidad, el oficio ministerial de apóstoles en todo el Antiguo Testamento, en la antigüedad, no existía, realmente lo inauguró Jesús cuando llegó a la Tierra y empezó a escoger apóstoles, pero Él ya usó la palabra apóstoles, ¿por qué? Porque Él dijo para empezar este versículo, dice: Dios en su sabiduría...
¿Qué es entonces lo que estaba ocurriendo? Que el Señor estaba simplemente declarando, revelando, sacando a luz lo que Dios tenía en su sabiduría, el hecho de que apóstoles y profetas como una unidad ministerial indivisible, seguirían trabajando esos ministerios en la Tierra.
Así que nos podemos dar cuenta cómo el mismo Jesús le da un aval y una reafirmación de estos ministerios de forma bien contundente.

(Hernán Cipolla)
Hay algo más que necesitamos ver con respecto a esta unidad de apóstoles y profetas. Cuando hablamos de impartir a la Iglesia una fresca revelación de Cristo y de la doctrina apostólica que está revelada en todo el Nuevo Testamento, estamos hablando de una unción dada, precisamente, por el Señor a los apóstoles y profetas.
Por lo tanto, no podemos pensar que esta fue una tarea exclusiva para los apóstoles y profetas mencionados en Efesios 2:20, sino que esta tarea, es una tarea que siguen realizando los apóstoles y profetas de todos los tiempos.
Con esta gracia sobrenatural por la unción que el Señor les ha dado, ellos pueden estructurar y darle dirección a la Iglesia de Cristo.

Por esta razón, es que venimos diciendo desde el inicio, que Dios los confirma en la Palabra como primeros y segundos, demuestra esto que apóstoles y profetas forman una unidad ministerial indivisible destinada a que la Iglesia retome su diseño original para que viva y camine en lo perfecto de Dios para ella.
Por eso, necesitamos entender, que todo lo que esté relacionado a una Iglesia que crece firme y madura, está relacionado también con la labor de apóstoles y profetas como una unidad de Dios.

(Daniel Dardano)
Habiendo comprobado que apóstoles y profetas son primeros y segundos, a ellos se les ha concedido una mayor autoridad espiritual para servir al cuerpo de Cristo.
Y quiero recalcar esta última frase, se les ha concedido una mayor autoridad espiritual para servir al cuerpo de Cristo.
Hoy en día el concepto de autoridad está tergiversado, deformado y distorsionado. En muchos casos se usa de autoritarismo cuando se dice, aquí mando yo o aquí se hace lo que yo digo. Estamos diciendo, que esa autoridad que es delegada de Cristo en apóstoles y profetas, es para servir, servir, ¿a quién? Al cuerpo de Cristo, y cuando se sirve, se sirve por amor.
Apóstoles y profetas, sirven al cuerpo de Cristo por amor.
Por eso esa autoridad es efectiva espiritualmente cuando están perfeccionando a los santos para la obra del ministerio. Entonces, esta es una característica importante del ministerio apostólico y profético:

* Paternidad espiritual.
Esto lo enseña la Palabra en cuanto al ministerio apostólico y profético, y esta enseñanza atribuye la paternidad espiritual al ministerio apostólico-profético porque tiene la capacidad sobrenatural de engendrar hijos espirituales. Puede ser ejercida a nivel personal, como es el caso de Pablo con Timoteo o a Tito. Por ejemplo a Timoteo le dice:

“… a Timoteo, mi verdadero hijo en la fe…”
1Timoteo 1:2 / NVI

Luego dice:

A Tito, mi verdadero hijo en esta fe que compartimos…”
Tito 1:4 / NVI

Pero además, esto toma una mayor relevancia cuando se aplica a la Iglesia, y por eso Pablo escribe:

“No les escribo esto para avergonzarlos,
sino para amonestarlos, como a hijos míos amados.
De hecho, aunque tuvieran ustedes miles de tutores en Cristo,
padres sí que no tienen muchos,

porque mediante el evangelio
yo fui el padre que los engendró en Cristo Jesús”.
1Corintios 4:14-15 / NVI

Históricamente el cuerpo de Cristo tuvo tutores o cuidadores que lo educaron, sin embargo, la paternidad espiritual la ejerce el ministerio apostólico, ¿por qué? Porque imparte su genética y su esencia. Es de hacer notar que a los demás ministerios no les fue dada esta unción para la paternidad espiritual.

(Daniel Cipolla)
Además de la paternidad espiritual, hay otro aspecto importante a tomar en cuenta como función y unción de los apóstoles y profetas, tiene que ver con su desarrollo y su actividad de:

* Cuidado y protección.
Tenemos que entender que como resultado del amor paternal del Señor derramado en los corazones de los apóstoles y profetas, ellos se entregan y se dan de forma completa y total por la Iglesia de Jesucristo, esto es claramente confirmado en la Escritura.
Vamos a ir a un versículo que escribió el apóstol Pablo en 2 Corintios capítulo 11 y verso 28, en la Nueva Versión Internacional, dice así:

“Y, como si fuera poco,
cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias”.
2 Corintios 11:28 / NVI

Aquí, ¿qué nos damos cuenta? Que por esta acción del apóstol, lo que él estaba escribiendo, que era en realidad lo que hacía, vemos al cuerpo de Cristo siendo alimentado, siendo resguardado, siendo cubierto y siendo impulsado a alcanzar su propósito.
La Escritura abunda en ejemplos de lo que significa el amor paternal de apóstoles y profetas sobre la Iglesia. Vamos a leer otro pasaje, por ejemplo 2 Corintios capítulo 12, versículos 14 y 15, en la Nueva Versión Internacional, dice así, está hablando el apóstol Pablo:

“Miren que por tercera vez estoy listo para visitarlos,
y no les seré una carga, pues no me interesa lo que ustedes tienen,

sino lo que ustedes son.
Después de todo, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres,
sino los padres para los hijos.
Así que de buena gana gastaré todo lo que tengo,
y hasta yo mismo me desgastaré del todo por ustedes…”

2 Corintios 12:14-15 / NVI

Este versículo es extraordinario, y quiero unir el contenido de este versículo a algo que antes nos dijo Daniel muy bien, que tiene que ver con servir al cuerpo de Cristo.
Realmente cuando el amor del Padre, esa unción paternal, está derramada en los apóstoles, esto es lo que está en el corazón, no me interesa lo que ustedes tienen, sino lo que ustedes son.
Es decir, los verdaderos apóstoles en realidad, siempre se van a entregar a dar y a servir a la Iglesia, jamás se van a servir de la Iglesia, nunca estará ese espíritu de servirse de la Iglesia, sino realmente de servir a la Iglesia.
Aquí Pablo está hablando con un corazón paternal increíble y está diciendo, realmente no son los hijos los que juntan dineropara los padres, sino que sonlos padres los que juntan dineropara los hijos, pone un ejemplo tan gráfico para lo que hacemos en forma natural, y de la misma manera ocurre en forma espiritual, como padres espirituales se ama a la Iglesia y uno se entrega por completo a la Iglesia.

Hay otro pasaje bíblico más, esto está en 1Tesalonicenses, capítulo 2, versículos 7 y 8, también en Nueva Versión Internacional que dice:

“Aunque como apóstoles de Cristo
hubiéramos podido ser exigentes con ustedes,

los tratamos con delicadeza.
Como una madre que amamanta y cuida a sus hijos,
así nosotros, por el cariño que les tenemos,
nos deleitamos en compartir con ustedes
no solo el evangelio de Dios,
sino también nuestra vida.

¡Tanto llegamos a quererlos!”
1 Tesalonicenses 2:7-8 / NVI

Es impresionante ver el balance del Espíritu en la Escritura, porque si bien Pablo podía muchas veces decir, esta es la instrucción y esto es lo que ordeno, siempre todo lo podían ordenar los apóstoles y establecer en la Iglesia, partía de este amor profundo, de este amor paternal que no era de ellos, provenía del Padre Dios, y era una unción que el Señor les daba para que con ese mismo amor paternal que Dios tiene por los suyos, los apóstoles lo ejerzan sobre su Iglesia.

(Hernán Cipolla)
Muy bien, vamos a continuar con las características de los ministerios apostólicos y proféticos, y vamos a ver por un momento acerca de la:

* Doctrina apostólica.
Nosotros anteriormente hablamos, y ya pudimos comprobar, que apóstoles y profetas tienen la función de establecer la doctrina apostólica dentro de la Iglesia, para que la vida de la Iglesia se desarrolle, obviamente en la verdad de Dios y esté bien fundamentada, y por ende, no esté parada sobre doctrinas de hombres.
Fíjense la manera en que el apóstol Pablo lo describe en su Segunda Carta a los Tesalonicenses, el capítulo 2 y el versículo 15, según la Versión Reina Valera Contemporánea, dice así:

“Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y retengan la doctrina
 que personalmente y por carta les hemos enseñado”.
2 Tesalonicenses 2:15 / RVC

Si ustedes pueden notar lo que el apóstol Pablo está haciendo aquí, es afirmar que él personalmente y por carta, junto con su equipo, le habían dejado la doctrina apostólica y se la habían enseñado a la Iglesia, y la Iglesia debía mantenerse firme en esa enseñanza.
Esto para nosotros el día de hoy es absolutamente importante, porque la Iglesia cuando se desvía y cuando empieza a pensar y a creer que hay algo más fuera de la doctrina establecida por el Señor en la Palabra, entonces es cuando muy sutilmente puede caer en la tentación de dejarse llevar por ideas de hombres. Mientras que la Iglesia se mantenga firme en la doctrina apostólica establecida en la Palabra y enseñada y revelada hoy, también a través de apóstoles y profetas, tendremos siempre una Iglesia firme en esa doctrina.

Otra característica de apóstoles y profetas es:

* Dirección y orden.
Dice la Palabra del Señor de esta manera:

“Si alguno tiene hambre, que coma en su casa,
para que sus reuniones no se hagan acreedoras al castigo.
Lo demás lo pondré en orden cuando vaya a verlos”.
1 Corintios 11:34 / RVC

Si ustedes se fijan, la autoridad apostólica y profética, brinda siempre a la Iglesia la dirección adecuada, pero según la perspectiva de Dios, no según la perspectiva humana.
Acá toca algo Pablo que es muy sencillo, aparentemente algo de todos los días, si alguno tiene hambre, que coma en su casa... Obviamente, hay todo un contexto que ahora no vamos a tocar, pero lo importante es que esta dirección y orden es para todos los ámbitos de la vida. Cuando apóstoles y profetas trabajan con la Iglesia, ven que todas las áreas de la vida de los creyentes estén caminando conforme a la autoridad del Señor y conforme a la revelación del Señor.
Por otra parte, voy a leer lo que dice 1 Tesalonicenses 4, versículos 2, 10 y 11, en la Nueva Versión Internacional:

“Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor…”.
“… No obstante, hermanos, les animamos a amarse aún más,
a procurar vivir en paz con todos,
a ocuparse de sus propias responsabilidades
y a trabajar con sus propias manos. Así les he mandado…”
1 Tesalonicenses 4:2, 10-11 / NVI

Si se fijan, nuevamente vemos al apóstol poniendo orden y trayendo una dirección específica y concreta a través de instrucciones y también a través de principios espirituales para la vida para que los creyentes caminaran conforme al diseño del Señor.
Y hay un versículo más que vamos a hacer referencia, es Tito 1:5, en la Reina Valera1960, dice:

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente,
y establecieses ancianos en cada ciudad…”
Tito 1:5 / RVR1960

Es decir, Pablo había encomendado a Tito para que en Creta, él corrigiera lo deficiente, metiera la mano en todas las áreas de la vida de la Iglesia, y si algo no estaba caminando conforme al plan y al diseño de Dios, entonces eso fuera corregido de tal manera que la Iglesia viviera en plenitud todo lo que la Palabra del Señor establece para ella.

(Daniel Dardano)
Vamos a ver a continuación, el alcance de la autoridad espiritual dada a apóstoles y profetas.

* Alcance de la autoridad espiritual.
Por ejemplo, voy a leer Hechos de los Apóstoles 20:17 y 28, Nueva Versión Internacional:

“Desde Mileto, Pablo mandó llamar a los ancianos de la iglesia de Éfeso”.
Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo
los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios…”

Hechos 20:17, 28 / NVI

Otro versículo en Hechos 14:21, la primera parte y luego 23, también la primera parte en Nueva Versión Internacional dice así:

“… Pablo y Bernabé regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía…”
“En cada iglesia nombraron ancianos…”
Hechos 14:21, 23 / NVI

Estos pasajes demuestran que un ministerio apostólico y profético posee la autoridad de confirmar y establecer en sus funciones ministeriales a las personas que el Espíritu Santo previamente designó, y además ejercen dicha autoridad sobre estos ministros llamados a desempeñar alguno de los dones ministeriales.
Pero vamos a ver otro aspecto de la autoridad de la que estamos hablando, del alcance de la autoridad espiritual.

“Por eso les escribo todo esto en mi ausencia,
para que cuando vaya no tenga que ser severo en el uso de mi autoridad,
la cual el Señor me ha dado para edificación y no para destrucción”.
2 Corintios 13:10 / NVI

Aquí se evidencia el ejercicio de la autoridad apostólica sobre las iglesias locales.
Pero luego en Filipenses 1:1, Nueva Versión Internacional, la Palabra dice:

“Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús,
a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,
junto con los obispos y diáconos”.
Filipenses 1: 1 / NVI

¿Qué vemos aquí? Que la Palabra provee un fundamento demostrable para afirmar que el ejercicio de esta autoridad espiritual es de doble alcance: los llamados a ejercer alguno de los cinco ministerios y las iglesias locales.
Quiere decir que este alcance de la autoridad es, repetimos, a los ministros y a las iglesias locales; y esta autoridad es esencialmente paternal, por eso siempre será permanente y duradera, lo cual se traduce como una paternidad responsable.

(Daniel Cipolla)
Es evidente que una característica primordial de los ministerios apostólicos y proféticos es brindar cuidado, protección, seguridad y estabilidad.
Y es más, aun Jesucristo habló de esto cuando Él estuvo en la Tierra, y así dice la Escritura, vamos a leer en Mateo 23:37 como la expresa la Nueva Versión Internacional, y lo dice así:

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas
y apedreas a los que se te envían!

¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos,
como reúne la gallina a sus pollitos
debajo de sus alas, pero no quisiste!”

Mateo 23:37 / NVI

Hay un énfasis bien notable en las palabras de Jesús, primero Él comienza reprendiendo a Jerusalén porque rechazaba a los profetas y enviados, es decir, a los apóstoles, a los apóstoles y profetas, ya que la palabra "enviado" es apóstol. Y esta reprensión, ¿qué es lo que hace evidente? Que siempre Dios tuvo en mente una forma de proteger, cubrir y darle seguridad a su pueblo, y era a través justamente, de apóstoles y profetas. Pero esto es tan importante para Dios, que no sólo se muestra en el Nuevo Testamento, aun en el Antiguo Testamento se muestra como el ministerio apostólico y profético sirve justamente de protección del pueblo.
Hay una perla de gran precio en Oseas el capítulo 12 y el versículo 13, voy a leerlo como los expresa la Reina Valera Actualizada de 2015, dice de esta manera:

“Por medio de un profeta el Señor hizo subir a Israel de Egipto,
y por el profeta fue guardado”.
Oseas 12:13 / RVA-2015

Fíjense, aquí menciona a Moisés como el profeta que Dios usó para guardar, salvar y liberar a Israel. Obviamente que aunque en ese momento todavía el ministerio apostólico no estaba en funciones, Moisés no sólo fue un profeta, evidentemente fue un apóstol, aunque hasta la llegada de Jesucristo ese ministerio, oficialmente hablando, no estaba establecido.
¿Qué quería hacer Dios? ¿Qué estaba haciendo Dios con Israel durante todo este tiempo? Lo estaba amparando, lo estaba resguardando, lo estaba cubriendo, lo estaba preservando, lo estaba salvando.
Ahora, si aplicamos esto mismo y entendemos este principio del que Jesucristo habló para el Nuevo Testamento, nos damos cuenta que todos los redimidos de toda lengua, de todo pueblo, de toda nación, somos la Iglesia, somos el cuerpo de Cristo.
Lo más trascendente entonces en lo expresado por Jesús cuando empezó a hablarle a Jerusalén, le empezó a hablar a su pueblo. Si aplicamos ese principio que Jesús le estaba hablando para su pueblo y lo entendemos para la Iglesia, ¿qué es lo que estaba diciendo el Señor? Que apóstoles y profetas son en todo tiempo, los delegados del Señor para brindar esa protección que el pueblo de Dios necesita.
Es por esa razón, que el Señor continúa enviando a su Iglesia apóstoles y profetas.

(Hernán Cipolla)
Ya hemos visto que el gobierno de Cristo sobre la Iglesia es ejercido por los cinco ministerios, pero hay algo que necesitamos hacer notar y es muy valioso, que cuando nosotros vemos cinco ministerios y no uno solo, lo que estamos viendo es la idea de Dios de trabajo en equipo.
Quiere decir, que para ejercer el gobierno en la Iglesia, se necesita de un equipo de Dios para que la Iglesia pueda estar bien fundamentada, sea edificada y pueda crecer.

Ahora, hay algunos ejemplos de las Escrituras que sirven para clarificar la idea de Dios acerca del trabajo en equipo.
Como ya se leyó en Lucas 6 del 13 al 16, Jesús designó a doce personas entre sus discípulos, a los que nombró apóstoles, para que precisamente conformaran un equipo, que luego trabajarían juntos para dar inicio a la Iglesia.
Por otra parte también, estando Jesús sobre la Tierra, cuando envió a sus discípulos a predicar el Reino de Dios, también los envió en equipo, porque dice la Palabra, que los envió de dos en dos.

Ahora vamos a dar otro ejemplo, después de pentecostés se ve también a los apóstoles trabajando en equipo, para eso vamos a hacer la referencia de lo que dice Hechos capítulo 8 y versículo 14, en la Nueva Versión Internacional:

Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén
se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios,
les enviaron a Pedro y a Juan”.
Hechos 8:14 / NVI

Quiere decir que se ve a los apóstoles trabajando juntos, pero aun cuando tuvieron que enviar a alguien a un lugar, no enviaron a una sola persona, enviaron a un equipo, Pedro y Juan viajaron para ver que había pasado con los samaritanos.
Por otra parte, también hay que hacer referencia a algo que fue leído anteriormente en cuanto al primer envío apostólico en la iglesia de Antioquia, porque allí la Palabra dice primero que había un equipo de ministros del Señor reunidos, porque había profetas y maestros, que estaban orando y ayunando, y buscando al Señor; pero dice que luego, cuando el Espíritu Santo habló, confirmaron a Bernabé y a Saulo para la tarea a la cual el Señor los estaba llamando. Es decir, aun en ese llamado vemos la conformación de parte del Señor de un equipo, Bernabé y Saulo trabajando juntos para los fines a los cuales el Señor los llamó.

(Daniel Dardano)
Continuamos viendo el trabajo en equipo. Jesús trabajó en equipo, Pablo también trabajó en equipo, siempre desarrolló el ministerio en equipo.
Podríamos mencionar nombres como Bernabé, Lucas, Judas, Silas, Timoteo, Tito y otros.
Voy a leer algunos pasajes importantes que dan respaldo a esto del trabajo en equipo. En 2 Corintios, el capítulo 1 y el versículo 19, Nueva Versión Internacional, dice:

“Porque el Hijo de Dios, Jesucristo,
a quien Silvano, Timoteo y yo predicamos entre ustedes”:

2 Corintios 1:19 / NVI

Luego, cuando Pablo le escribe a Filemón, en Filemón 23, 24, Versión Biblia Lenguaje Actual, dice:

“Epafras, que está preso conmigo por servir a Jesucristo,
te envía saludos.
También te envían saludos mis compañeros de trabajo
Marcos, Aristarco, Demas y Lucas”.
Filemón 23-24 / BLA

Así que vemos la importancia del trabajo en equipo. Éste es el modelo del diseño perfecto de Jesucristo para la Iglesia. Pero también la Palabra enseña que la dirección espiritual de las iglesias locales es responsabilidad de un conjunto de pastores o de ancianos, no de una sola persona.
A este respecto, en otros varios versículos vamos a mencionar Santiago 5:14, Nueva Versión Internacional, dice:

“¿Está enfermo alguno de ustedes?
Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él…”
Santiago 5:14 / NVI

¡Qué importante es el trabajo en equipo!

(Daniel Cipolla)
A través de todo lo que hemos estado enseñando vemos la importancia de vivir bajo el diseño original.
Es obvio que llegado a este punto de la enseñanza donde hemos sido tan amplios, tanto en la Escritura como espiritualmente, se hace evidente que el Señor tenía un plan, y que el Señor estableció para su Iglesia una forma de funcionar y estableció un gobierno.
Y es cierto también que durante esta enseñanza no hemos estado refiriéndonos a muchos sucesos que sucedieron en la historia que afectaron a la Iglesia, porque si nosotros vemos la Iglesia desde su comienzo, cuando la Iglesia inició y vino el Espíritu Santo, y vemos la Iglesia en la actualidad, han pasado gran cantidad de cosas en la historia, que hicieron que el modelo original se desvirtuara en gran parte.
Por eso, ¿qué es lo que hace el Señor durante todos los tiempos del trabajo en su Iglesia? Trabaja de tal manera de hacer regresar a la Iglesia para que viva bajo el diseño original que Él estableció.
Y ésta es una de las funciones del porque el Señor vuelve a establecer la verdad de los ministerios, de los cinco ministerios y de la fundamentación de los apóstoles y profetas, para que la Iglesia, en su conjunto, pueda realmente vivir bajo lo que Él diseñó.

(Hernán Cipolla)
 Aunque como decía Dany recién, no estamos haciendo referencia de la historia, de lo que ha ocurrido con la Iglesia a través de los siglos, sí necesitamos hacer referencia a una de las consecuencias de que la Iglesia se hubiera alejado del modelo divino para ella. Y esta consecuencia, es que en el ámbito cristiano existen diferentes organizaciones, que lo que hicieron con el paso del tiempo es que, establecieron ciertas verdades bíblicas como su fundamento doctrinal, podríamos decir, pero rechazaron otras verdades, ya sea porque no estaban de acuerdo o porque no las entendían.
Cada organización, al mismo tiempo, se adjudicó un nombre o un título que le sirviera para identificarse pero al mismo tiempo para no ser confundida con las demás organizaciones que hay, que obviamente son muchas, son variadas.
Como es de entenderse, cuando estamos hablando de diferencias teológicas no podemos hablar de algo que provenga del Espíritu Santo. Es decir, el Espíritu Santo no habla diferentes cosas sobre las mismas verdades de Dios, habla una sola cosa sobre las verdades que Dios ha revelado en su Palabra. El punto es que estas diferencias doctrinales vienen por los diferentes criterios humanos que se han aplicado.

Ahora, también necesitamos aclarar, que todas estas organizaciones tienen una misma base y comienzan desde el mismo punto de partida, ¿cuál es? El reconocimiento de Jesucristo como Salvador, como Señor de las personas, de aquellos que creen, como aquél que hizo una obra completa de manera que el ser humano pueda alcanzar la salvación, pueda ser librado de sus pecados, pueda llegar a la vida eterna. Por eso, obviamente todas estas organizaciones se reconocen como cristianas, pero en todas las demás doctrinas que los apóstoles dejaron reflejadas a través de los escritos de la Palabra y que nosotros podemos hoy leer en el Nuevo Testamento, hay un sinnúmero de diferencias.
Por esta razón, aun los no creyentes muchas veces se muestran confundidos, ¿por qué? Porque ven, según los ojos de ellos, muchas iglesias, diferentes iglesias, y no saben qué nos une y qué nos separa, y de ahí la confusión.

(Daniel Dardano)
Lamentablemente, hoy en día se ve como algo tan normal las diferencias doctrinales en la Iglesia, que aun los mismos creyentes no perciben o no consideran esto como un pecado y un alejamiento de aquello que el Señor estableció.
Por ejemplo, es habitual en una ciudad ver muchas iglesias, y a veces cuando se recorre una ciudad uno dice, ¡uy, cuántas iglesias hay en esta ciudad! Se ve que el evangelio está siendo poderoso, mucha gente está siendo convertida... Y claro que eso sería un motivo de alegría si ese fuese el objetivo, si ese fuera el producto de que el evangelio está siendo predicado. Pero en muchas ocasiones, quizá la mayoría, esas iglesias fueron divisiones, desuniones por cuestiones doctrinales que produjeron, entonces, que se abrieran muchas otras iglesias sustentando diferentes doctrinas. ¿Por qué sucede esto? Precisamente por no respetar el diseño original establecido por el Señor en su Palabra y tampoco respetar el gobierno del Señor para su Iglesia.
Todo esto que estamos mencionando ha dado lugar a que los creyentes, como decía Hernán, estén confundidos, tanto como los que no son cristianos, porque piensan que la unidad está dada de cualquier manera, no importa lo que pensemos, no importa lo que sintamos, todos estamos unidos en Jesucristo, vayamos adelante, no importa lo que pensemos o sintamos, y esta forma de pensamiento es contraria a la verdad revelada en la Palabra.

Y quiero, amados, que escuchen con atención lo que voy a leer dicho por el Espíritu Santo y en la pluma de Pablo, porque es muy serio esto que estamos considerando.
Dice así la Palabra de Dios en 1Corintios 1:10, la Versión Reina Valera 60:

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo,
que habléis todos una misma cosa,
y que no haya entre vosotros divisiones,
sino que estéis perfectamente unidos
en una misma mente y en un mismo parecer”.
1Corintios 1:10 / RVR1960

Este es el principio de la Palabra, unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

(Daniel Cipolla)
Es evidente que la clave para que el mundo crea es la unidad de la Iglesia.
Por esto que estamos hablando, por la unidad de la Iglesia, Jesús oró y lo hizo con estas palabras, y lo leemos en Juan capítulo 17, versículos 21 al 23, lo voy a leer en la Versión Reina Valera de 1960, dice:

“… para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros;
para que el mundo crea que tú me enviaste”.
“Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad,
para que el mundo conozca que tú me enviaste…”

Juan 17:21-23 / RVR1960

Y a esta altura uno se hace esta pregunta, ¿podemos imaginar al Padre pensando una cosa y a Jesucristo pensando otra? Por supuesto que no, ¿no? No lo imaginamos, ¿por qué? Porque como estaba orando Jesús, ¿cómo era la unidad de ellos? Era perfecta. Es imposible que haya perfecta unidad cuando no hay un mismo sentir y cuando no hay una misma forma de pensamiento o cuando las creencias están divididas. Jesucristo oró por una unidad perfecta, y estoy convencido que el Padre va a responder totalmente a la oración de Jesucristo.

Es más, en otro pasaje bíblico habla de otro aspecto de justamente esta tarea, y de lo que tiene que ver con la tarea de apóstoles y profetas, y con la creencia del mundo. Dice el apóstol Pablo en 1 Timoteo 1:3, también en la Reina Valera de 1960:

“Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia,
para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina…”
1 Timoteo 1:3 / RVR 1960

Fíjense qué enfático es el apóstol Pablo, le dice a Timoteo, yo te dejé allí, yo te mandé y te dije cuando fueras que les dijeras a algunos que están enseñando una doctrina diferente, que no lo hagan.
Fíjense el cuidado de los apóstoles, ¿en qué? En que la Iglesia tenga una unidad doctrinal, ¿por qué? Porque admitir diferentes tipos o diversos tipos de interpretaciones sobre un mismo tema de la Palabra, en primer lugar, demuestra que no estamos dependiendo del Espíritu Santo, porque el Espíritu Santo no puede dar diferentes interpretaciones de un mismo tema. Pero también, ¿qué es lo que ocurre como consecuencia? Esto trae confusión, esto trae desunión de pensamientos, y trae desunión de creencias.
Y por supuesto esto es un estorbo, ¿por qué? Porque entonces no puede en este estado florecer la clase de unidad de la que el Señor está hablando y que vimos revelada en Efesios 4 del 11 al 16.
Por lo tanto, siendo así esa creencia popular que dice, si eres de Cristo no importa a la iglesia que vayas... es falsa. Yo recuerdo que de chiquito, hasta cantábamos una canción, ¿eh? Que decía: "No me importa a la iglesia que vayas, si detrás del calvario Tú estás"...

Pero sabe una cosa, después de todo este fundamento bíblico y de todo este fundamento espiritual, nos damos cuenta de una cosa, no puede haber ningún creyente que teniendo en su interior una revelación del fundamento apostólico de la Iglesia, que tenga en su interior una revelación del diseño original de Cristo, lo que el Señor determinó para ella, que se permita ser miembro de una iglesia local que no viva bajo estos fundamentos. Por eso, es tan importante lo que estamos estableciendo en tu corazón de parte del Señor y de la Palabra el día de hoy.

(Hernán Cipolla)
Ya estamos llegando al final de esta enseñanza y necesitamos volver a recordar lo que en cierto momento vimos por Efesios 2, versículo 20, cuando hablaba la Palabra de que los creyentes, la Iglesia, es edificada sobre fundamento de apóstoles y profetas, y la principal piedra del ángulo es Jesucristo mismo. Los versículos que siguen, es decir, versículos 21 y 22 de Efesios 2, lo voy a leer ahora en la Nueva Versión Internacional, para que nos demos cuenta el objetivo del Señor con esto, dice así:

“En él todo el edificio, bien armado,
se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor.
En él también ustedes son edificados
juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu”.
Efesios 2:21-22 / NVI

Hace un rato veíamos cómo la unidad de la Iglesia produce que Cristo sea reconocido y visto en el mundo, pero aquí estamos viendo otra clase de unidad, y yo recordaba que en cierto momento, más al principio de esta enseñanza y de esta serie de enseñanzas, hablábamos de no confundir la Iglesia con edificio, pero qué notable es que la Palabra nos muestra aquí una clase de edificio completamente diferente.
Es decir, la Palabra está tomando como un ejemplo lo que puede ocurrir con un edificio para llevarnos a nosotros, como Iglesia, a la mente del Señor, y espiritualmente darnos cuenta que la Iglesia para Dios, es algo así como un edificio que cuando está bien fundamentado y tiene como piedra principal en el ángulo a Jesucristo. Esa Iglesia entonces, puede ser un edificio que llega a ser un templo santo en el Señor.
Es decir, en la medida que los cinco ministerios trabajan por la unción que el Señor les ha dado, y hacen su tarea de servicio y de construcción de este edificio, lo que va ocurriendo es que toda la Iglesia está bien cimentada, va creciendo sólida, se afirma, pero por ende, ocurre otra cosa, porque dice el versículo 22, En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu...Es decir, todos los creyentes sin que alguien quede afuera, todos en perfecta unidad, juntos se transforman en la morada de Dios a través del Espíritu Santo.

Amada Iglesia, éste es el objetivo del Señor. Es decir, no estamos dando esta enseñanza solamente para que haya conocimiento intelectual acerca de lo que la Escritura dice, eso nos serviría de muy poco. Por supuesto que necesitamos conocer lo que la Escritura establece, pero para nosotros esto tiene que significar que cuando abrazamos la verdad de Dios, cuando la creemos y cuando vivimos por ella, entonces estos principios espirituales se establecen en nuestra vida como comunidad del Señor, como Iglesia del Señor, para que juntos conformemos esa morada de Dios, donde Dios puede venir a habitar en plenitud y hacer su obra a través de nosotros en el mundo.

¡Qué tremenda expectativa causa en nosotros el saber que el Señor nos ha puesto en esta Tierra con un propósito! Y para que ese propósito se vea, ¿qué es lo que se tiene que ver? A Cristo, no a los creyentes, no a las capacidades que tenemos, no las habilidades, no el conocimiento sino a Cristo.

Por eso, al terminar creo que es importante que juntos oremos al Señor para agradecerle por todo lo que Él nos está revelando, pero al mismo tiempo para pedirle a Él, que todo lo que esté en su Palabra sea una realidad en nuestras vidas, y nos levantemos juntos como un solo hombre, glorificando al Señor, pero siendo esa morada de Dios por el Espíritu Santo. Vamos a orar:

Padre, te agradecemos porque todo lo que tu Palabra contiene es poderoso en nuestro espíritu cuando lo recibimos directamente de ti, sabemos que Tú no quieres establecer simplemente un conocimiento intelectual en nuestras mentes, lo que quieres es fundamentar nuestras vidas para que todos, como Iglesia, sepamos quiénes somos, lo que tenemos en ti, y la tarea que has dejado en nuestras manos a realizar.

Señor, queremos ser este edificio que se levanta perfectamente como un templo santo donde Cristo es el fundamento, donde Cristo es la piedra del ángulo, y donde juntos llegamos a ser esa morada tuya, Padre, donde por tu Espíritu Santo nos va llevando a descubrir todo lo que Tú has preparado para nosotros, pero al mismo tiempo vemos que el evangelio corre y que es eficaz, porque cuando la gente nos mira, no está viendo a personas aisladas o separadas entre sí, está viendo a uno solo, a Cristo a través de la Iglesia.

Gracias Señor por tu verdad, gracias por tu Palabra y gracias por tu Espíritu, que siempre se encarga de revelar a nuestro espíritu todo lo que está en tu corazón.

Te alabamos por todo lo que nos has dejado, y ahora declaramos que viviremos en esta verdad, no nos apartaremos de ella, estaremos bien fundamentados y creceremos para que Tú te glorifiques en medio nuestro, y para que el mundo realmente crea en Jesucristo como salvador y como Señor.
Te alabamos y te damos toda la gloria porque sólo Tú la mereces, en el Nombre de Jesucristo, amén y amén.

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