La lucha de la Iglesia
Daniel Dardano
23 de January de 2021
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Saludos, es un gusto que juntos podamos compartir la Palabra de Dios, y mucho más me alegra esta situación porque cuando tenemos el mismo interés, que en este caso es recibir la Palabra de Dios, eso hace que el privilegio aumente, que la concentración sea efectiva y que juntos podamos recibir del Señor la Palabra para ir edificándonos en amor.

Antes de empezar lo que el Señor me ha dado para comentar, quisiera orar porque entiendo que hay momentos muy especiales en la vida de la Iglesia y en la vida de cada nación, y creo que en este momento en el que estamos viviendo en el mundo, todos los momentos son especiales por crisis, conflictos y cosas que están pasando. Pero quiero orar al Señor para que la Palabra con su poder y con su autoridad nos de revelación para saber cómo tenemos que vivir en estos días de conflictos.

Padre, en el nombre de Jesús queremos darte muchísimas gracias por el privilegio de reunirnos otra vez bajo el gobierno del Espíritu y la Palabra, nos disponemos a recibir tu Palabra concentrados en lo que Tú nos vas a hablar, para ponerlo en práctica cada día de nuestra vida.

Te bendecimos y glorificamos, en el nombre de Cristo Jesús, amén.

El mundo de la actualidad se caracteriza por ser un mundo de conflictos, de diferencias, de combates, de luchas, parece que es un ataque y una pelea de unos contra otros, y ésa es la característica del mundo que estamos viviendo, parece que no existe el acuerdo o la cordialidad, todo tiene que ser discusión y todo tiene que ser en algunos casos, imposición de ideas, luchas, luchas, luchas.
Por ejemplo, hay gente que tiene ideas políticas, hay partidos políticos, y las ideas políticas se podrían conversar y discutir, pero lo que estamos viendo actualmente es que mucha gente de diferentes partidos, en lugar de hablar, de discutir sanamente, llegan a la pelea, llegan a la violencia y llegan a la separación. Es más, creo que coincidirán conmigo en que aún hay familias separadas por ideas políticas, ni hablar de los conflictos racistas que existen en algunos países del mundo, la diferencia de color de piel está llevando a la gente al odio luchando entre sí por color de piel, absurdo verdad, porque Dios nos creó a todos los seres humanos a su imagen y a su semejanza.
Por otro lado, las ambiciones de conquista, de poder, de fama, de dinero, que tiene bastante gente, no miden esfuerzos ni abusos que hacen para conquistar, para tener poder y dinero, y aun por eso se producen guerras y muertes injustificadas. Todos conocemos la Organización de los Derechos Humanos, la lucha por los derechos humanos cada vez es más fuerte y es más grande, se habla de injusticias, se habla de abusos, que los que tienen menos, que los que tienen más... en definitiva luchas, combates, conflictos. Ése es el mundo que estamos viviendo.

En medio de este mundo con esta sociedad, estamos viviendo nosotros los cristianos, los hijos de Dios, la Iglesia. Y entonces la reflexión que el Señor me dio en la semana es, ¿qué papel juega la Iglesia en todo esto que estamos viviendo? ¿Cuál es la asignación de la Iglesia en lo que estamos viviendo?
Se van a asombrar con la respuesta, por que sí la respuesta es asombrosa.
El papel que el Señor le asignó a la Iglesia es luchar, es combatir.

Y seguramente ustedes ya se estarán asustando, ¿cómo, cómo? Bueno, no se asusten, quiero decirles que esta lucha según lo define la Palabra, es la lucha por la fe del evangelio.
Es una lucha muy diferente a todo lo que hemos descrito anteriormente, es una lucha que salva, es una lucha que tiende a restaurar, es una lucha que es contra el enemigo para que la gente se acerque al Señor, lucha por la fe del evangelio.

Ahora bien, vamos a comenzar a desarrollar el tema y voy a leer un párrafo de la carta del apóstol Pablo a los filipenses, pero antes de leer el párrafo de esta carta quiero hacer un poquito de historia, es importante ver cómo nació la Iglesia en Filipos, cómo se originó esta Iglesia.
Pablo está ahora en su segundo viaje misionero, segundo viaje apostólico, viaja con el equipo apostólico y llegan a la ciudad de Filipos, allí en la ciudad de Filipos quiere ir a una sinagoga pero le informan que en Filipos no hay sinagoga. ¿Cuál es la razón? Para que se establezca una sinagoga judía necesita haber diez varones judíos y en Filipos no había diez varones judíos que creyeran de esta manera para establecer una sinagoga, pero Pablo al mismo tiempo se entera de que unas mujeres temerosas de Dios se reúnen los días sábados junto al río para orar, y Pablo dice, es mi oportunidad, ya que no hay sinagoga donde yo pueda ir a predicar el evangelio voy al lado del río donde estas mujeres se reúnen a orar, para hablar con ellas, exponerles quien es el Mesías y hablarles de la salvación en Cristo. Y allí comienza Pablo a predicar el evangelio de Jesucristo.

Hechos 16 nos cuenta esta historia, que Lidia, una mujer comerciante vendedora de telas, se entrega a Cristo al escuchar el mensaje; posteriormente el apóstol Pablo libera a una muchacha que tenía un espíritu de adivinación la cual dice la Biblia le daba mucha ganancia a sus amos adivinando, era una muchacha esclava, tenía amos; bueno esto causó un tremendo revuelo porque los amos de la muchacha acusaron falsamente a Pablo y a Silas y fueron encarcelados por esta razón, revuelo en toda la ciudad de Filipos.
Ya sabemos lo que pasó, son apresados y toda la maravilla que sucedió en la cárcel hizo que Pablo y Silas fueran liberados, pero además el carcelero y su familia se entregaron a Cristo. Así nace la Iglesia en Filipos con una mujer comerciante, vendedora de telas, con un carcelero y su familia entregados a Jesucristo, y bueno, no sabemos si la muchacha también, lo que pasa que al ser esclava quizá no le darían permiso de reunirse, pero bueno lo importante que ella quedó liberada, así nació la Iglesia en Filipos.

Estamos hablando de que esto ocurrió entre los años 50 a 52 de nuestra Era, en este segundo viaje apostólico del apóstol Pablo.

Ahora entonces vamos a leer la Palabra de Dios para ver como esta lucha, este combate, Pablo lo tuvo en Filipos predicando el evangelio. ¿Por qué? Porque había gran oposición al evangelio, pero Pablo sabía del poder del evangelio, no se metió en otras cuestiones, solamente se dedicó a predicar el evangelio, no se puso a discutir sobre otro tipo de temas, predicaba a Cristo. Estamos hablando del origen de la Iglesia en Filipos.
Ahora voy a leer el pasaje que se encuentra en Filipenses para comenzar a comentar aquellas cosas que el Señor me dio para compartir con ustedes. El pasaje dice de esta manera:

“Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús,
a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,
junto con los obispos y diáconos:
 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo
les concedan gracia y paz.

Doy gracias a mi Dios
cada vez que me acuerdo de ustedes.
En todas mis oraciones por todos ustedes,
siempre oro con alegría.

...
Esto es lo que pido en oración:
que el amor de ustedes abunde cada vez más
en conocimiento y en buen juicio,
para que disciernan lo que es mejor,
y sean puros e irreprochables para el día de Cristo,
llenos del fruto de justicia
que se produce por medio de Jesucristo,
para gloria y alabanza de Dios.
Hermanos, quiero que sepan que, en realidad,
lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio.
Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio
y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo.
Gracias a mis cadenas,
ahora más que nunca la mayoría de los hermanos,
confiados en el Señor,
se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios.

...
Pase lo que pase,
compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo.
De este modo, ya sea que vaya a verlos o que,
estando ausente, solo tenga noticias de ustedes,
sabré que siguen firmes en un mismo propósito,
luchando unánimes por la fe del evangelio
y sin temor alguno a sus adversarios,
lo cual es para ellos señal de destrucción.
Para ustedes, en cambio, es señal de salvación,
y esto proviene de Dios.
Porque a ustedes se les ha concedido
no solo creer en Cristo, sino también sufrir por él...”

Filipenses 1:1-4;  9-14 y 27-29 / NVI

Esta carta fue escrita entre los años 60 y 62 de nuestra era, así que habían pasado diez a doce años entre el nacimiento, el origen de la Iglesia en Filipos y esta carta que Pablo escribe. Qué notable allá cuando nace la Iglesia, Pablo y Silas estaban presos, acá cuando escribe la carta Pablo, está preso por causa de Jesucristo.

Ahora bien, al escribir Pablo esta carta uno observa varias cosas muy importantes que necesitamos resaltar en este día, por ejemplo, Pablo les dice que está muy contento con ellos, muy gozoso, ¿cuál es el motivo? Que los filipenses participan con él en la predicación del evangelio, pero además dice que con esa alegría ora al Señor por los filipenses.
Me interesa mucho que analicemos juntos el contenido de esta oración de Pablo, una maravillosa oración, la vuelvo a leer dice así:

Esto es lo que pido en la oración, que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio para que disciernan lo que es mejor y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos de fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo para gloria y alabanza de Dios.

Qué contenido importante tiene esta oración, no es una oración mediática, es una oración que proyecta, es una oración profunda, es una oración relevante, cuando los filipenses leían estas palabras podían decir, qué es lo que el apóstol está orando por nosotros, ¿por qué? Porque era una Iglesia fuerte, era una Iglesia creciente, era una Iglesia saludable, era una Iglesia que daba gozo por como ellos vivían.

Lo primero que les dice es, hermanos filipenses, yo oro por ustedes para que el amor de ustedes abunde en conocimiento y buen juicio.
Qué interesante, el amor de ustedes abunde en conocimiento y en buen juicio.

Este amor, es el amor de Cristo derramado en el corazón de los hijos de Dios, pero no es un amor de sentimiento, este amor es un amor intencional, es un amor de voluntad, es un amor inteligente, es un amor determinado y es un amor que avanza, porque sabe adónde puede llegar. Y Pablo dice que ese amor abunde, que ese amor se expanda en ustedes, ¿en qué? En conocimiento y en buen juicio. La Versión Reina Valera dice, en ciencia y en conocimiento.

Es importante analizar estas dos palabras, son muy similares pero yo les quiero dar un resumen de lo que encontré porque uní las dos palabras para entender, ¿por qué Pablo oraba que el amor de ellos se expandiera en este buen juicio y en este conocimiento?
Las dos palabras significan un reconocimiento total y completo de quién es Dios, un grado de totalidad, un discernimiento agudo, estamos hablando de madurez.
Un grado de totalidad, ¿en qué? En el conocimiento del Señor, un discernimiento agudo, ¿en qué? En el designio de su voluntad, que su amor abunde.

Quiero decir de paso, que es importante señalar que el amor siempre lleva al conocimiento, repito, el amor siempre ha llevado, lleva y llevará, al conocimiento.
Hago un ejemplo de lo natural, de la vida de todos los días, cuando alguien ama a otra persona se interesa por esa persona y quiere conocerla, ¿verdad? Creo que los que somos casados sabemos que es así, nunca a los varones casados nos dieron una referencia por escrito de la mujer que pretendíamos y con esa referencia por escrito le propusimos matrimonio, no, quisimos conocer a la que podría ser nuestra futura compañía, compañera, es importante que el amor siempre nos lleva al conocimiento.

Por eso, querida Iglesia cuando amamos al Señor por encima de todas las cosas, este amor nos llevará al conocimiento, y de paso digo, el conocimiento lleva a la obediencia.
¿Qué quiero decir con esto? La Iglesia tiene que estar ocupada en lo que tiene que estar ocupada, hay tanta distracción hoy en día, tanto entretenimiento, tanta cosa que se dispersa que nos saca del enfoque... Por eso, por el Espíritu, el apóstol Pablo en esta carta nos vuelve a traer a la realidad para que reconozcamos quiénes somos y dónde estamos.

Vamos a continuar con esto, cuando ellos abundaban en este conocimiento y en este buen juicio, esto tenía un objetivo, Pablo dijo, yo quiero que ustedes sean puros, intachables para el día de Cristo.
¿Qué está diciendo Pablo? Está mirando al futuro, está mirando a la esperanza que todo cristiano debe tener de que Cristo viene y esa esperanza nos alienta, llega a nuestro corazón, hace que podamos vivir enfocados. Pablo dice, si el amor de ustedes abunda en buen juicio y en conocimiento, quiero que sepan que el objetivo es que ustedes se guarden puros e irreprochables hasta el día de Jesucristo. Es más, dice, presentando frutos de justicia que son para gloria y alabanza del Señor. No, no, no... esta es una oración apostólica por excelencia y esta es una oración que la Iglesia debe hacer, pedir que el amor del Señor abunde cada día más en ciencia, en buen juicio y en conocimiento.

Pablo continúa escribiendo después que les habla de la oración y dice que, o les comunica mejor dicho, que en razón de estar encarcelado, él está predicando el evangelio. Claro, imagínense, tenía un soldado todo el día al lado de él custodiándolo, ¿qué hacía? Hablar del Señor, la guardia se iba relevando y a los otros soldados que entraban seguramente les hablaba del Señor, y Pablo comenta eso y lo que dice es que los hermanos ahí en Roma, sabiendo eso de Pablo, se animaron a predicar el evangelio.
Luego sigue escribiendo y vemos que los exhorta para que sepan cómo tienen que comportarse siendo dignos del evangelio de Cristo, además los anima a permanecer firmes, constantes, luchando por la fe del evangelio, y finalmente termina diciendo algo muy singular, dice: a ustedes filipenses se les dio el privilegio no solo de creer en Cristo sino también de sufrir por Él (un entrenamiento apostólico), a ustedes se les dio el privilegio no sólo de creer en Cristo sino también de sufrir por Él.

Ahora quiero avanzar y quiero ir al versículo que es como el centro de lo que quiero decir este día, dice así:

“Pase lo que pase,
compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo.
De este modo, ya sea que vaya a verlos o que,
estando ausente, solo tenga noticias de ustedes,
sabré que siguen firmes en un mismo propósito,
luchando unánimes por la fe del evangelio.”

Filipenses 1: 27 / NVI

Pablo dice, pase lo que pase, Pablo estaba encarcelado no sabía lo que iba a pasar con él, ¿sería liberado, sería enjuiciado, sería ejecutado por el Imperio Romano? Él había dicho, para mí estar con Cristo es mejor, es ganancia, pero sé que me voy a quedar por causa de ustedes, lo que no sabía era si podía visitarlos, pero dice, pase lo que pase compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo.

Es curioso e importante el significado de la palabra comportarse, en el original griego esta palabra significa, ser ciudadano. Hay que entender el contexto de la época para entender porque ser ciudadano es sinónimo de comportarse. Para un ciudadano romano era un honor ser ciudadano romano, vestían cierto tipo de vestimentas, en todos los lugares donde ellos estaban se comportaban y hablaban casi de la misma manera estaban identificados por esa ciudadanía romana, era un orgullo, Pablo lo sabía.
Pero Pablo cuando les dice compórtense como ciudadanos dignos del evangelio de Cristo les está diciendo algo más profundo, en Filipenses 3:20 dice, nuestra ciudadanía está en los cielos, es decir, filipenses ustedes pueden tener la ciudadanía romana, que es terrenal, pero tienen la ciudadanía celestial, ustedes un día van a partir de este mundo y van a estar con Cristo, entonces aquí en la Tierra compórtense como ciudadanos celestiales, como gente que honra el Señor con palabras, con actitudes y con acciones.

Sigue Pablo hablando, estoy haciendo un resumen y les dice, que tienen que estar firmes en un mismo Espíritu y en un mismo propósito. Esta firmeza en el original, es la firmeza de una columna, y todos nosotros conocemos el trabajo que hace una columna, una columna sostiene, una columna da imagen de seguridad, de solidez y Pablo les dice, ustedes cristianos maduros, saludables, que aman al Señor, estén firmes en todo tiempo por todo lo que puede venir de aquí en adelante por causa del evangelio de Cristo.

Pero luego les dice, luchando unánimes por la fe del evangelio... y esto me gusta mucho, luchando unánimes por la fe del evangelio.

Primero, quiero destacar que no dice luchando solamente. Dice, luchando unánimes.
Está hablando de cuerpo, está hablando de una lucha corporativa, está hablando de una lucha que lleva a cabo la Iglesia de Cristo como tal, por eso, acá no hay lugar para individualidades, no hay lugar para independencias, no hay lugar para diferencias, pero si hay lugar de cosas en común, hay lugar de estar codo con codo, codo a codo luchando unánimes por la fe del evangelio.

Por eso, es destacable esta frase luchando unánimes. Ahora esta lucha no es poner bombas, esta lucha no es salir con pancartas a la calle, esta lucha no es marchar, esta lucha no es gritar, esta lucha no es agarrar palos y pegar, no, no, no, esta es una lucha por la fe del evangelio que voy a tratar de una manera muy resumida de intentar una pequeña definición, aunque después voy a decir un poquito más. Esta lucha:

Es el testimonio individual y colectivo,
la demostración de una convicción,
de una convicción de fe por Cristo.

Es un testimonio que cada uno debe dar en la ciudad donde esté y en el país donde esté, colectivo, ¿por qué? Porque no importa dónde estamos, estamos unidos en un mismo Espíritu y en un mismo sentir por un mismo Señor, por una misma fe, por un mismo bautismo, pero esto parte de una convicción, no de algo que creí pero que me hace tambalear y no lucho porque no sé lo que me puede pasar.

Les quiero dar un ejemplo muy práctico para que entendamos lo que acabo de decir, me voy a remitir otra vez al Imperio Romano. En el Imperio Romano una persona era la imagen total y completa de ese Imperio, era el César, a César se lo veneraba, al César se lo respetaba, al César se lo obedecía, era terrible vivir en ese tiempo, pero por jugadas políticas al Imperio que le convenía llevar mucho más allá este estatus de reverencia y de respeto y como su proyecto que aprobaron de que el emperador, el César, debía ser adorado; ahora César era dios (perdón, lo digo con minúscula), ¿y qué hacían para llevar a la práctica esa adoración? Una vez al año todos los varones del Imperio debían acudir a un lugar, supongo que una plaza pública donde había una imagen, una estatua del César pero debían ir con un poquito de incienso y ese poquito de incienso quemarlo ante el César, ofrecerlo como un holocausto, como un sacrificio, pero no solamente era quemar ese poquito de incienso, cada varón tenía que hacer una declaración y tenía que decir, César es el señor.
Terrible, los cristianos no hacían eso porque ellos ya estaban convencidos de que Jesucristo es el Señor.

Ahora entiendo cuando Pablo escribió, un día toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.

César no era el Señor, César no es el señor, Jesucristo es el Señor. ¿Qué pasaba con aquellos que no hacían esto? No puedo contar todo lo que pasaba, pero eran perseguidos, eran maltratados, muchos perdían sus trabajos por no hacer esto, en otros casos, muchos cristianos perdían sus derechos legales, es decir, no podían ir a ninguna corte, no podían entablar ninguna cuestión legal porque habían perdido sus derechos, era una coerción llevarlos obligatoriamente a adorar al César.
Obviamente, las tinieblas combaten a la luz porque cuando la luz llega, al hacerse luz queda todo expuesto, el pecado es expuesto, la maldad es expuesta y Satanás era expuesto también, el evangelio es una contracultura.

Querido hermano y querida hermana, el día que te entregaste al Señor entraste al Reino de la luz, pero además de gozar de todos los beneficios que el Señor tiene, estás puesto para luchar, pero luchar por la fe del evangelio, no es cualquier cosa, no es poca cosa, no es luchar por ideas políticas, no es luchar por asuntos raciales, no es luchar por derechos humanos, es luchar por la fe del evangelio que busca cambiar el interior de las personas.

Ahora bien, cuando estamos hablando de esto, uno dice, qué tremendo el testimonio de nuestros hermanos en aquellos primeros siglos, pero quiero hacer con ustedes una reflexión.
Supongamos que hoy, Siglo XXI, el apóstol Pablo estuviera en mi lugar y les diría hermanos de las naciones, miembros de la Iglesia de Jesucristo, queridos hermanos, ustedes hoy, Siglo XXI están luchando por la fe del evangelio, ¿a qué dedican su tiempo? ¿en qué cosas piensan? ¿cuáles son sus intereses? ¿cómo gastan sus energías? Porque la vida se acaba y un día van a tener que dar cuenta delante del Señor.
Queridos hermanos del Siglo XXI, ¿aman al Señor de todo corazón y están dispuestos como aquellos varones que decían, Jesucristo es el Señor, y no se rendían ante la obligatoriedad de decir, César es el señor? ¿Están dispuestos a hacer lo mismo?
Hoy, hay varios césares que se pueden levantar, hoy hay varias cosas que pueden debilitarnos para no permanecer juntos, firmes y unidos en un mismo propósito, tenemos que tener mucho cuidado no solamente con las cosas evidentes, con las cosas que se pueden percibir sin problemas, sino con las sutilezas, puede haber personas que estén debilitando nuestra fe, que estén haciendo que hagamos componendas con el sistema del mundo, que acordemos cosas que están reñidas con los principios del Señor y del evangelio, el evangelio es luz nosotros no podemos emparentarnos con las tinieblas, así que puede haber personas, amigos aún familiares y podría mencionar muchas cosas.

Pero escribiendo este bosquejo el Señor me trajo algo a la memoria muy actual que depende de su uso puede estar perjudicándonos para no estar luchando por la fe del evangelio, y es el uso de las redes sociales, ¿qué permitimos que entre o que entren de los mensajes que nos envían?
¿Qué leemos y cuánto apreciamos o no de esos mensajes?
Pero ¿cómo respondemos nosotros como hijos de Dios? ¿tenemos la mente armada y el corazón dispuesto a defender estos principios, a contestar de acuerdo a la Palabra cuando tenemos que contestar? Porque es muy fácil poner, me gusta, o decir, like... pero el cristiano de hoy en día tiene que ser como el cristiano de Filipos, un cristiano por el que Pablo podía orar sabiendo que eran maduros y decía que su amor abunde en ciencia, en conocimiento, en buen juicio, esa es la Iglesia que hoy el Señor está esperando.

Queridos, podría seguir mencionando muchísimas cosas más como ejemplo, y quiero hacer un llamado muy especial a los jóvenes, todos quizás usan redes sociales, pero no voy a satanizar las redes sociales, ni voy a hablar nada de todo eso, pero sí quiero llamarlos a una reflexión y que como jóvenes cristianos se ubiquen en este Siglo XXI, ¿cómo están usando las redes sociales? ¿glorifican el nombre del Señor? Una contestación tuya en una red social ¿está defendiendo y luchando por la fe del evangelio o se está emparentado con el sistema del mundo? Porque a lo mejor, bueno para qué quedar tan mal, me van a decir loco, me van a decir fanático, no tiene caso, el Señor conoce mi corazón...

Queridos, hoy es día de jugarnos, y a los adultos también les digo, si se usan redes sociales ¿qué recibimos, qué leemos y qué estamos enviando y qué ejemplo estamos dejando a los más jóvenes con el uso de redes sociales?
Repito, podría seguir con muchos ejemplos más pero no es mi finalidad, mi finalidad hoy es, por el Espíritu Santo, que este Espíritu Santo nos traiga a la reflexión de cuál es nuestro privilegio y nuestra responsabilidad en este Siglo XXI, continuar luchando unánimes por la fe del evangelio, ¿saben por qué? Porque el evangelio es lo único que llega como esperanza de salvación a la gente.

Queridos, el mundo necesita a la Iglesia, por eso la Iglesia tiene que mantenerse pura y alejada de todo lo que está pasando alrededor sin involucramientos de ningún tipo para estar clara en la labor que tiene que hacer en este mundo.

Para finalizar, quiero hacer un resumen en frases de lo que para mí significa la lucha por la fe del evangelio. Va a aparecer en la pantalla, quiero que lo lean con detenimiento, que lo analicen y pidamos discernimiento al Señor para comenzar a vivir de acuerdo a estos principios establecidos.

1. Esta lucha consiste en mantener y exponer una inquebrantable convicción por Cristo.

2. Esta lucha es una muestra de lealtad a nuestro Señor Jesucristo.

3. Esta lucha desafía los poderes de las tinieblas y le muestra al mundo el poder de la fe del evangelio.

4. La Iglesia está en lucha, cuando asuma y desarrolla su rol de ser sal de la Tierra y luz del mundo.

5. Como generación somos responsables de dejarle a las siguientes generaciones un ejemplo de amor, entrega y lealtad a Cristo.

Hasta aquí con lo que el Señor me ha mostrado para compartir con ustedes, lo he compartido de todo corazón, con el amor que el Señor sabe que le tengo, pero ahora quiero orar, así como Pablo oró por los filipenses, quiero orar por cada uno de ustedes y por la Iglesia de Jesucristo en este mundo, para que en medio de la oscuridad, de las tinieblas, de la confusión, de la hostilidad, de las luchas estériles que el mundo está viviendo, la Iglesia se levante desde la victoria de Cristo para proclamar el mensaje de salvación, tener las ideas claras de acuerdo a los principios de la Palabra y avanzar porque el mundo necesita a la Iglesia.

Padre, qué privilegio lo que leímos, lo que analizamos no es filosofía humana, no son conceptos humanos, es tu Palabra, es lo sobrenatural que bajó a cada uno de nosotros a través de Cristo y del evangelio.
Señor, sabemos que cuando el evangelio llega desbarata las tinieblas, sabemos que cuando el evangelio llega trae esperanza, trae luz, trae aquel estímulo que nadie puede dar.

Señor, la Iglesia es tu representante, y hoy como representantes de esa cabeza, queremos pararnos firmes y decirte, Señor retomamos la antorcha que nuestros hermanos nos dejaron en los primeros siglos, donde tantos sufrieron por causa de Cristo y del evangelio, y al tomar esa antorcha marchamos y hasta que Tú vengas, queremos serte leales y fieles.

Señor, oro por mis hermanos, oro por la Iglesia de Jesucristo en el mundo, para que el amor de Cristo abunde aún más en conocimiento y en buen juicio, en ciencia y en conocimiento profundo, que ese amor se expanda en este conocimiento, ¿para qué? Para que podamos ser capaces de discernir entre lo que es correcto y lo incorrecto, entre lo que es importante y lo que no es importante y guardarnos puros e irreprensibles hasta el día de Jesucristo.

Señor, estamos orando de acuerdo a tu Palabra, por eso, estamos seguros de que es una oración que no sólo escuchas sino también respondes.

Señor reafirmamos nuestro amor, nuestra lealtad y nuestra fidelidad a ti, ¿a quién iremos? No hay otro como Tú, no hay nadie como Tú.
Oramos agradecidos en el nombre de Cristo Jesús, amén Señor.

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