¿Qué te motiva a no pecar?
Daniel Cipolla
16 de October de 2016
El texto contenido en esta página fue tomado literalmente de lo expresado verbalmente
en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Hoy vamos a iniciar con una reflexión muy cotidiana, la verdad que no es muy agradable en lo que vamos a reflexionar, pero es tan cotidiana y tan indispensable que no podemos dejar de hacerlo para entender lo que el Señor puso en mi corazón para compartir con todos ustedes.
Hay dos cosas que tienen todas las viviendas desde las más económicas hasta las más costosas, al menos dos: cestos de basura e inodoros. Salvo que usted viva en un rancho, allí de donde es la familia de mi amado Ismael, que a veces para alguna gente el baño es allí lejano, ¿no?
Pero sino normalmente, desde la más económica hasta las más costosas, tienen cestos de basura, aunque sea el de la cocina, y tienen inodoros. Es más, en esta era donde hay tanta tecnología, tenemos el privilegio y la bendición de poder hasta comprar bolsas desodorizadas y aunque sea la basura de la cocina, la ponemos en esas bolsas, porque mientras que está un poquitito ahí, por lo menos, no larga olores que no queremos.
Es más, nos ocupamos de sacar la basura a la calle y qué problema es cuando nos llegamos a olvidar cuando pasa el recolector, porque realmente tratar de mantener la basura en la casa es muy difícil, el olor se hace insoportable. Así que todos nos ocupamos de desechar esos elementos.

Lo segundo, que no tengo que hablar mucho porque todos sabemos para qué sirven, ¿o no? son los inodoros. Así que cuando vamos al baño de casa, nos ocupamos siempre de no olvidar una cosa importantísima que nos enseñaron desde chiquitos, ¿qué hay que hacer? presionar el botón, Antiguamente se decía tirar la cadena; pero ya, ya eso es viejo, pero presionar el botón para que salga el agua. Y ahora tenemos hasta con ahorro de agua, mire usted.
Presionar el botón. Es más, en muchos baños usted va a encontrar un tarrito que se llama desodorante, eso le está haciendo ver a usted que después que usted vaya al baño pudiera echar el desodorante, por amor y gran misericordia al que venga después de usted. No es agradable, ¿no?

Así que, sabemos que dejar por muchos días la basura dentro de la casa o dejar los inodoros sin vaciar, sería algo totalmente descabellado, ninguna persona en su cabal juicio haría semejante cosa, ¿por qué? Porque, ¿qué nos motiva a nosotros a deshacernos rápido de todos los desechos?
Le voy a decir la razón principal, ¿cuál es? Que huelen mal. El olor.
Algunos dirán, no, pero también los desechamos porque son contaminantes, es cierto, pero ésa no es la razón principal, le voy a explicar por qué.
Si esa fuera la razón principal no estaríamos llenando los mares, los ríos y la calle de bolsas de plástico, de botellas de plástico, de papeles, pero, ¿por qué los llenamos? Y porque las bolsas y los papeles no huelen tan mal; y entonces como no huelen tan mal, parece que no contaminan, pero todos nosotros sabemos que contaminan. Es una minoría, una minoría y una gran minoría, la que realmente aún toma lo que está tirado, lo levanta y lo pone un cesto. ¿Por qué? Porque tiene conciencia que eso que está pasando contamina, aunque no huela.
Así que la realidad es que, si nosotros nos desechamos de esos elementos es por una sola cosa, huelen muy mal.

Ahora le voy a pedir que use la imaginación, es importante usar la imaginación, le quiero decir que esta reflexión, el Señor me llevó por esta reflexión, muy extraña por cierto, pero me llevó por esta reflexión para llegar una conclusión y sobre todo para hacerme una pregunta.
Vamos a suponer ahora que los pecados tuvieran mal olor y que cada pecado tuviera un olor particular, ¿me está siguiendo? Por "pequeñisisímo" que sea el pecado que usted cometa, según nuestra idea de pecado grande y pequeño, por pequeñito que sea, usted empieza a oler y a oler a ese pecado en particular. Claro, sería algo terrible, ¿no? Sería vergonzoso. Y la verdad, que sólo la idea de que fuera verdad nos asusta. Si ése fuera el caso, si cada vez que usted pecara huele, ¿qué lo motivaría a usted a dejar de pecar? El orgullo, ¿sí o no? El orgullo, el orgullo. ¿Por qué? Porque nuestro olor nos expondría ante los demás, no tendríamos formas de cubrirnos, estaríamos avergonzados.
Pero además, los demás no sólo sabrían que pecamos sino, en qué estamos pecando. Sí, también es cierto que si eso ocurriera, el olor nauseabundo de este mundo sería insoportable, y sería por lo tanto, un mundo inhabitable. Pero eso es la consecuencia, igual que cuando dije de las bolsas de plástico, las botellas de plástico, ésa es la consecuencia. En realidad le digo una cosa, si Dios hubiera hecho eso, yo le aseguró que la gente pecaría millones de veces menos de lo que hoy peca, pero Dios no lo hizo así.

¿Sabes que cuando me llevó por esta experiencia y por esta meditación? Me di cuenta, que lo que acabamos de ver, nos sirve para comprender qué poderosa es la apariencia y el orgullo como motivación principal para que los seres humanos hagamos o no hagamos ciertas cosas.
Pero a través de esta meditación, el Señor me condujo a esta reflexión.
Olvidémonos del mundo, pensemos en nosotros. Su pregunta fue, ahora nosotros como hijos de Dios, ¿qué nos motiva a no pecar? A nosotros. Olvidémonos del mundo, por favor, a nosotros los hijos, ¿qué nos motiva a no pecar?

Sabe que ésta es una pregunta, que para responderla pone a prueba nuestra verdadera espiritualidad, y es una pregunta indispensable de responder, aunque Dios no la haga, en realidad siempre te la está haciendo, porque esta pregunta prueba nuestra verdadera espiritualidad.
Por eso, quiero a través de algunos ejemplos ver, qué motivó a ciertas personas a pecar o a no pecar y cuáles fueron los resultados que estás personas obtuvieron.

Vamos a ir al primer pasaje de la Escritura en Génesis capítulo 25, y creo que todos hoy olemos bien, porque trajimos perfume, ¿no? Nos pusimos bastante, yo siempre me perfumo bastante, no nos gusta oler mal, ¿o sí? No, no nos gusta oler mal, bien y está lógico, está bien.
Génesis 25: 29 al 34, vamos a leer, yo voy a leer esto en la Nueva Versión Internacional, dice:

"Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso,
Esaú llegó agotado del campo y le dijo:

 —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado.
(Por eso a Esaú se le llamó Edom.)

 —Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —le respondió Jacob.
 —Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—,

así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito?
 —Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.
Esaú se lo juró, y fue así como le vendió a Jacob sus derechos de primogénito.
Jacob, por su parte, le dio a Esaú pan y guiso de lentejas.
Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue.
De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor."

Génesis 25; 29-34 / NVI

Esto cuenta la manera en que Esaú pecó con algo importantísimo. En esa época el derecho del primogénito, el derecho del hijo mayor, ese derecho venía acompañado, era un paquete, y venía acompañado de una bendición paternal especial sobre el primogénito o el hijo mayor.
La palabra que utiliza el hebreo para hablar del menosprecio de Esaú, es una palabra fuerte, porque no habla solamente de desestimar, sino que da la idea de que le vendió la primogenitura a su hermano porque la considero despreciable, era más valioso ese plato de comida que la primogenitura, o sea, de verdad la consideró despreciable.
Bueno, más adelante, si usted lee Génesis 27, que no lo vamos a leer, va mostrar todas las consecuencias de lo que sufrió Esaú por estar despreciando su primogenitura, cómo fue que Jacob lo reemplazó como primogénito, cómo fue que Jacob obtuvo realmente la bendición del padre como primogénito; y uno dice se la robó, no, en realidad no se la robó; que la mamá y Jacob lo hicieron de maneras nada santas, es una cosa, pero Jacob no se la robó, porque Jacob se la compró y el otro se la vendió, y estamos hablando de un trato entre judíos, lo cual es mayor. Se la vendió, así que ahora no tenía de que quejarse.

Relacionado con esto hay un pasaje de la Escritura en Hebreos 12, que vamos a leer justamente donde se menciona a Esaú, y sabes que parece raro que mencione a Esaú, ¿por qué? Porque está hablando, este pasaje que vamos a leer, de llevar una vida santa y de las relaciones entre los hermanos, parece raro que en un pasaje donde de golpe hable de las relaciones entre los hermanos, habiendo muchos hombres y mujeres de Dios que pecaron, que el Espíritu Santo haya elegido que ahí estuviera Esaú.
Vamos a leerlo, Hebreos 12 del 14 al 17, yo lo voy a leer en la Nueva Traducción Viviente:

"Esfuércense por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa,
porque los que no son santos no verán al Señor.

Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes
deje de recibir la gracia de Dios.

¡Qué fuerte, no!
Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura,
la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.
Asegúrense de que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú,
que cambió sus derechos de primer hijo varón

por un simple plato de comida.
Ustedes saben que después,
cuando quiso recibir la bendición de su padre,
fue rechazado. Ya era demasiado tarde para arrepentirse,
a pesar de que suplicó con lágrimas amargas."
Hebreos 12: 14 -17 / NVT

Este pasaje de la Escritura tiene una base, y la base es un pasaje del Antiguo Testamento en Deuteronomio, porque cuando uno de golpe ahí lee que, no brote ninguna raíz venenosa de amargura, pareciera ser que esa raíz venenosa de amargura fuera algo que sale como consecuencia, pero el pasaje de Deuteronomio nos muestra quién es la raíz venenosa de amargura.
Vaya, por favor, a Deuteronomio 29 versículos 18 y 19, yo no voy a leer en la Nueva Versión Internacional, mire como dices ahí. Dice:

"Asegúrense de que ningún hombre ni mujer,
ni clan ni tribu entre ustedes,
aparte hoy su corazón del
Señor nuestro Dios
para ir a adorar a los dioses de esas naciones.
Escuche ahora bien...
Tengan cuidado de que ninguno de ustedes
sea como una raíz venenosa y amarga.
Si alguno de ustedes, al oír las palabras de este juramento,
se cree bueno y piensa:
“Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca”,
provocará la ruina de todos."
Deuteronomio 29: 18-19 / NVI

Lo primero de que uno se informa, es que la raíz venenosa no es algo sino alguien. ¿Quién? Cualquiera de nosotros que se aparte de Dios.
Wow, dice la Palabra que si no vivimos para ser santos y tenemos un corazón que empieza estar alejado del Señor nos transformamos, eso es fuerte, en raíces venenosas y amargas que contaminan a los demás, porque el pasaje dice, provocará la ruina de todos.
Esto es específicamente lo que significa un profano. Un profano es aquella persona para la cual, aunque invoca a Dios, aunque está en el pueblo de Dios y pertenece a ese pueblo, lo primero en su vida no es su comunión con el Señor, eso no es lo primero, hay muchas otras cosas que pueden ser primero y que le convienen, pero no es lo primero. Esa gente no entiende lo que es sagrado, por eso aquí el autor de los Hebreos tomó a Esaú, porque Esaú despreció lo sagrado, ¿por qué lo despreció? Porque era un hombre que no... había descuidado por completo la comunión con Dios, porque nadie que haya cuidado o tenga cuidado de su comunión con Dios sería capaz de despreciar una primogenitura como él lo hizo. Sólo cierta gente que no tiene entendimiento es la que puede despreciar ciertas cosas sagradas y no verlas como lo que son, realmente santas y sagradas, que uno puede entregar la vida pero no entregar eso.

Ahora bien, dice la Biblia también que Esaú procuró con lágrimas recuperar lo que perdió, ¿que demuestra esta acción de arrepentimiento, diríamos "entre comillas" de Esaú? Que esa acción de arrepentimiento, Esaú nunca las tuvo por haber pecado contra Dios, sino por haber perdido la bendición. Cualquier parecido con la realidad, dicen las películas, es pura coincidencia. No estaba arrepentido por haber perdido su comunión con Dios, estaba arrepentido porque había perdido algo que no lo podía recuperar.
De este modo el Espíritu nos previene a evitar que nuestras vidas se transformen en esas raíces amargas, que no sólo impidan el progreso de nuestra fe, sino que contaminen la iglesia, que contaminen a los demás hermanos. Es decir, cuando en la vida de cualquier creyente, desde el que recién inició y se entregó a Cristo, hasta el que está más maduro, lo primero y principal no es el Señor y su comunión más íntima y profunda, está permitiendo que algo venenoso y amargo esté fluyendo de él, y eso realmente contamina al Cuerpo. Por eso el escritor de Hebreos lo utilizó.

Vamos a un segundo ejemplo, hay cosas que vamos a leer y otras no, sencillamente porque muchos de ustedes conocen los pasajes, vamos a hablar un poquito del rey Saúl, luego lo lee en casa a esto.
En 1 Samuel capítulo 13, versos 8 y 9, usted va a encontrar una orden de Dios a Saúl a través del profeta Samuel. Relata que allí la orden de Samuel a Saúl, fue que tenía que esperar siete días en un lugar llamado Gilgal o Guilgal dice en algunas versiones, pero Saúl se desesperó porque habían pasado los siete días y Samuel no llegaba; y él tenía enfrente a los filisteos y tenía que pelear contra los filisteos, y necesitaba el favor de Dios. Y esperaba a Samuel, que era el verdadero profeta y además sacerdote para que ofreciera el sacrificio, que sería esa búsqueda del favor de Dios para esta batalla que ellos tendrían por delante.
Como ya habían pasado los siete días dice, y se estaba desbandando el ejército porque no había dirección ninguna. Entonces qué hizo Saúl, tomó el oficio de sacerdote para sí mismo, ofreció el sacrificio. Inmediatamente que lo ofreció, ¿quién llegó? Samuel.
Siete días y un ratito; el problema siempre es el ratito.
Cómo, dicen en México, la regamos, fallamos en el ratito, ¿sí o no? Venimos bien y en ese resto, ay, ay, ay, no sé porque nos desesperamos... No, pero si parece que ese pedacito de espera nos desespera. Se desesperó, y le dijo Samuel que había actuado locamente.
Pero le dice algo muy tremendo, en el verso 13, le dice: si tú hubieras obedecido, el Señor te había establecido como rey en su reino sobre Israel para siempre.
O sea, si hubieras obedecido el mandato del Señor, tú y las generaciones futuras de tu familia estarían ocupando el trono de Israel para siempre, pero como eso no fue así, ahora Dios se buscó un hombre conforme a su corazón, que realmente le honren y le obedezca.

Pero ésta no fue la única prueba, hubo una prueba más adelante, esto está en 1 Samuel 15, usted luego en casa lo puede leer no lo vamos a buscar, esto relata una nueva orden del Señor, pero una orden difícil, difícil, ¿por qué? Porque Dios, a través de Samuel le dijo a Saúl, acuérdate que los amalecitas no dejaron pasar en Israel durante el tiempo que venían por el desierto, así que no vas a tener misericordia de los amalecitas, los vas a matar a todos, desde los niños de pecho hasta los adultos y los animales, los vas a matar a todos.
Es decir, es que ésta es una de las expresiones de Dios que no entendemos, pero quiero decirle algo, es una de las expresiones de Dios.
¿Le cuesta tragar saliva? A mí también; pero es una de las expresiones de Dios. Porque nos gustan las expresiones de amor, pero no nos gusta ver las expresiones de juicio. ¿Por qué le digo que es una de las expresiones de Dios? Por algo muy sencillo... Todos tenemos puerta abierta y salvación, ¿en quién? En Cristo Jesús. Pero no dijo Jesús, claro, Yo no vine a condenar sino a salvar, pero si alguno no se entrega y no cree en mí, ya está ¿qué? Condenado. Para ése que está condenado hay un infierno, es una expresión de Dios.
El infierno no era para el hombre, sólo para Satanás, pero el hombre va a compartir el mismo destino.
Es una expresión de Dios, si no fuera una expresión de Dios, Dios diría piedra libre, como cuando jugamos a las escondidas, no importa como hayas actuado hacia mi Hijo, todos van a ser salvos igual... No se equivoque, ¿y sabe una cosa? cuando Dios se expresa de esta manera, en Él no existe ninguna injusticia. Si usted o yo lo hacemos sí, pero si Él lo hace no; que usted no lo entienda no significa que Él es injusto.
¿Qué fácil es jugar a Dios, no? Es una expresión de Dios.

¿Qué pasó? Algunos del pueblo empezaron a perdonar al ganado, porque el ganado estaba muy bueno y le dijeron, no, pero este ganado ofrécelo al Señor tu Dios, el Señor se va a alegrar, y eso es lo que hizo. Entonces, cuando llegó Samuel dijo, ¿qué hiciste? Cumplí la Palabra del Señor, le dijo, ¿cumplí? ¿y este balido que yo escucho, de estas ovejitas y estos animalitos? ¿de dónde lo escucho? No, es lo que el pueblo reservó para ofrecérselo al Señor... ah, no, no, no, el Señor te dijo, aniquílalos a todos.

¿Sabe una característica? Escuche esto, me llama la atención qué fácil somos los creyentes para decir, sí, sí, yo quiero obedecer al Señor, pero ¿sabes cómo quiere obedecer al Señor? siempre que el Señor se lo diga directo a él, pero si el Señor se lo dice a través de un ser humano viviente, como digo yo, ya no le gusta. El Señor te dice esto... No, pero si el Señor me lo dice a mí directo yo le obedezco, pero si me lo dice a través de otro ya la cuestión no me gustó.
Quiero decirle que todas estas órdenes a Saúl, no fue Dios directo, fue a través de Samuel, ¿y sabe qué hizo Saúl? Ésta es una, ¿usted quiere saber una característica de un desobediente? cuando se le dice algo para que lo obedezca, no estoy hablando de Dios directo, estoy hablando a través de ser humano, para que usted lo ponga en contexto, ¿sabe qué hace? ellos creen que pueden obedecer la orden a su manera y después de eso se justifican; y todavía dicen, que sí obedecieron.
Si usted ve algo de esto en usted, sepa que la justificación es el arma de un mentiroso, es el arma de un desobediente, la justificación. No escucho nada Padre... la justificación es el arma de un desobediente, no es que lo hice así porque... ¿Cómo se te dijo que debía ser hecho? Es como se te dijo, es como se te dijo, no como tú piensas que debes hacerlo, es como se te dijo. No, yo me justifico porque soy muy inteligente. Esto es lo que le pasó a Saúl pues fue muy inteligente, porque en ese momento Samuel se iba a ir, Samuel se iba a ir debido a que iba a dejar a Saúl, ¿pero qué pasó? Saúl no reconocía su pecado hasta que lo reconoció, ¿por qué? Porque vio que Samuel se iba, ¿y qué era lo que quería realmente? ¿qué era lo que quería Saúl, que Samuel lo honrara delante de los ancianos de su pueblo, que fuera con él hasta el lugar adecuado para ofrecer sacrificio y honrar, honrarlo a él.
Quiere decir, que cuando terminó reconociendo Saúl, sí he pecado, ¿por qué lo hizo? ¿cuál fue la motivación? Que lo honrara delante los ancianos del pueblo, que él no perdiera su prestigio y no perdiera su posición. Ésa fue la única motivación por la cual se arrepintió.
Pero ¿sabe una cosa? A Samuel le ocurrió algo, que Esaú no tuvo esa ventaja, Saúl sí tuvo una ventaja, Saúl tuvo una ventaja que Esaú no tuvo, y es la siguiente, usted si lee luego 1 de Samuel 10, le recomiendo que vuelva a esos pasajes, porque hay demasiada riqueza allí. Si usted va a 1 de Samuel 10, usted va a ver que en el verso 6, que vamos a leer, 1 de Samuel 10:6, Samuel le dijo a Saúl lo siguiente cuando fue escogido como rey, le dijo:

"El Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder,
y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona."
1 Samuel 10:6

Cuando le dice, profetizarás con ellos, le está diciendo, con una compañía de profetas que venía en el camino, el Espíritu iba a caer sobre Saúl, iba a ser mudado en otra persona. Es decir, Saúl tuvo una experiencia de ser una nueva persona que Esaú jamás la tuvo, para Saúl, antes de todas estas pruebas, tuvo esta experiencia.
Quiere decir, que esa experiencia le tendría que haber servido a Saúl de base para decir, en mí, en el Señor, en el Espíritu del Señor, yo tengo un poder, yo tengo una potencia, yo tengo algo en lo que me puedo basar para no ser como yo quisiera ser, sino para hacer las cosas como Dios quiere. Pero Saúl desechó la Palabra, y Saúl no pudo recuperar lo que fue perdido.

Mire, tanto Esaú como Saúl tuvieron la misma realidad espiritual, la razón por la que ellos no pudieron recuperar lo perdido no fue el pecado que cometieron, no fue eso, no, no lo crea que fue muy grave, no, no, no lo fue, fue la motivación de su arrepentimiento, que nunca fue el Señor mismo, sino recuperar lo que habían perdido, es decir, en su motivación había segundas intenciones.

Voy repetir eso, en su motivación había segundas intenciones.
Siempre que en una motivación haya segundas intenciones, el asunto no es puro, mi corazón no es puro, hay algo que está mal, aunque sean motivaciones e intenciones ministeriales, ¡eh! Lo solemos confundir con, anhelen, anhelen, anhelen ser obispos, es una buena cosa, anhelen, sí... no, pero eso es otra cosita diferente, un anhelo no es una segunda intención, son cosas diferentes.

Ahora, vamos con un ejemplo positivo, como le dije, este pasaje de la Palabra no lo voy a leer porque creo que no hace falta porque todos lo conocemos, todos conocemos al famoso hijo pródigo o el hijo perdido, esto está en Lucas 15, usted luego lo puede leer desde el 17 al 25, allí está el pasaje del hijo pródigo. Relata la historia de ese hijo, que por voluntad propia, se va de la casa del padre, le pide la parte de la herencia, y luego lo derrocha todo.
Un pródigo, les quiero decir, que la palabra prodigo que sólo a veces la miramos de manera negativa, tiene una cosa positiva muy importante, eh. Pródigo no es algo negativo solamente, también es positivo, por ejemplo, en una frase alguien dice, es una persona prodiga en buenas obras.
Pródigo no es una palabra mala, pródigo es una condición que puede ser negativa o positiva, en el caso del hijo pródigo, era negativa, ¿por qué era negativa? Porque pródigo es esto, alguien que desperdicia generosamente la vida u otra cosa que es estimable, alguien que desperdicia sus bienes en gastos inútiles sin medida, hasta quedarse con nada.
Así que un pródigo en realidad, es un generoso. Claro, en este caso fue para mal, para su perdición, para perder todo lo que se le había dado, y perder la herencia que era suya.
Este muchacho también, igual que Esaú, igual que Saúl, perdió lo que era suyo, pero ¿cuál fue entonces la clave que le permitió a este hombre recuperar lo que perdió? ¡Qué interesante! ¡Mire que es grave el pecado! Le voy a decir por qué es grave, porque pedirle al padre en vida la parte de la herencia, es como decirle al padre, para mí estás muerto, yo lo único que ya quiero es el beneficio de verte muerto.
Así que, no digamos que es un pecado menor al de Esaú o es un pecado menor al de Saúl, no, no, pero este muchacho sí pudo recuperar lo que perdió, ¿por qué lo recuperó? Porque su motivación fue pura.

Hay dos verdades grandes que sustentan lo que estoy diciendo:

Lo primero, lo primero es que cuando abrió la boca, reconoció y confesó, he pecado contra el cielo y luego dijo al padre, he pecado contra ti.
Lo primero que dijo fue eso, mi pecado, primer pecado es contra Dios, porque pequé contra Dios es que me atreví a pecar contra ti.

Lo segundo, lo demuestra porque cuando se arrepintió ante su padre, sólo buscó su perdón sin tener segundas intenciones. ¿Cómo demostró esto? Eso fue evidente porque cuando habló le dijo al padre, hazme como uno de tus jornaleros.
Es decir, como uno de tus trabajadores que trabaja por el salario del día, así él demostró que no vino con la pretensión de ser integrado nuevamente a la familia como un hijo, no, vino simplemente por esto, lo único que tenía ese muchacho en su corazón es, primero, que Dios me perdone; segundo, que mi padre me perdone. Si mi padre me perdona, aunque yo sea un jornalero toda mi vida, voy a ser el hombre más feliz del mundo, no me interesa ninguna otra cosa, es decir, una motivación pura.

Ahora, ¿sabe una cosa? El versículo 20 de Lucas 15 dice una cosa interesante, y ese sí lo voy a leer, si quiere lo busca, porque habla de una acción del papá antes de que el muchacho ni hablara, ni se arrepintiera, ni hicieran nada. A ver, lo que dice ahí, Lucas capítulo 15, versículo 20, esto sí lo voy a leer, dice:

"Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.
Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él;
salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó."
Lucas 15:20

¿Cuándo fue que el padre empezó a correr hacia el muchacho? ¿Después que se arrepintió o antes? Antes. Dice que todavía estaba ¿cómo? Lejos. Ah, yo sé, claro, todos nos imaginamos, pero imagínese después de tanto tiempo ver al hijo ahí parado, ¿qué padre no va correr?
Momentito, momentito, momentito, usted está mirando esto muy simplistamente, se está perdiendo la escena de Dios.
Primero, el padre en esta parábola es el mismo Señor, los hijos pródigos somos nosotros, ¿por qué digo todos nosotros? Porque recuerde que nosotros nacimos creados como hijos de Dios, sino lea Mateo, y donde está la genealogía dice, Adán hijo de Dios. Nacimos como hijos de Dios y la perdimos, así que, todos estábamos pródigos. El padre no corrió hacia el hijo de la misma manera que nosotros corremos hacia un hijo, el padre que representa a Dios, antes de que el hijo hablara o estuviera cerca, discernió qué había en el corazón de su hijo, discernió que la manera en que venía, porque aún en el caminar se nota, la manera que venía mostraba que realmente la motivación para arrepentirse era pura, que lo único que realmente estaba buscando ese hijo, era el perdón de su padre. Por eso, el padre corrió antes aún de que el hijo hablara o mostrara alguna señal de arrepentimiento.
El padre no se movió a correr hacia el hijo movido por los sentimientos como lo haríamos nosotros; ¿cómo yo le baso esto que estoy diciendo? En una cosa muy sencilla se lo baso, si Dios se moviera por los sentimientos nunca hubiera hecho lo que le voy a decir ahora.

Cuando Dios decidió mandar a su hijo al mundo, Él sabía a que lo mandaba, ¿sí o no? Sí, a morir.
Pero escuché, ahora hay un momento en Getsemaní, donde el Padre tiene a su Hijo hasta sangrando, pidiéndole por favor que lo libre, ¿te imaginas a tu hijo de rodilla llorando y pidiéndote hasta las gotas de sangre, que lo libres de algo, y tú te quedas impávido, tú no operas, tú no haces?
Es más, es más, cuando ya estaba colgado sobre la cruz, no sólo lo abandonó, no sólo el asunto de que lo desamparó, no, escuche, dice que la ira de Dios cayó sobre Él, Dios no sólo lo desamparó, le cayó con la ira que era para ti, para mí, con el enojo que era para ti, para mí, por el pecado que cometió y lo castigó a Él en vez de castigarme a mí.
¿Tú crees que ese padre fue corriendo al hijo pródigo por el asunto de las emociones o del alma?
Claro que no, ése es el verdadero amor, el que no se mueve por las emociones, es que no hemos entendido el amor, y como no hemos entendido el amor, todo lo relacionamos con las emociones.
Ay, si le duele ya no es lindo, ay, si le duele ya no lo estamos amando, ay, si le duele quizá, no, por favor pongámosle algo... No, muchas veces el amor necesita doler, muchas veces, para que alguien llegue a algo que es fundamental.

Mire, ¿sabe una cosa? Hasta que no abrimos los ojos que las cosas son contra Dios, aunque somos creyentes, es como si no lo fuéramos, no nos sirve. La motivación pura del corazón fue lo que provocó que este padre actuara hacia este hijo como si ese pecado nunca hubiera sucedido.
Entonces, ¿qué pasó? Para Dios no estaba ese pecado, pudo recuperar completamente la posición y la autoridad de hijo que ya tenía, ¡Wow!
Mire, les quiero demostrar que realmente Dios juzga de la manera que se lo estoy mostrando a través de la Palabra.

Ahora sí vamos a ir a unos pasajes que sí los vamos a leer, el primero es Lucas 12, versos 1 al 3, por favor, yo lo leo en la Nueva Versión Internacional, dice allí:

"Mientras tanto, se habían reunido millares de personas,
tantas que se atropellaban unas a otras.
Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:
Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía.
No hay nada encubierto que no llegue a revelarse,
ni nada escondido que no llegue a conocerse.
Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad
se dará a conocer a plena luz,
y lo que han susurrado a puerta cerrada
se proclamará desde las azoteas."

Lucas 12:1-3

Deténgase, ¿sabe cuándo empezó a enseñar esto Jesús? Cuando la audiencia que tenía eran millares. Dice, millares que se atropellaban, ¿cuál fue el tema que eligió, cuál fue el tema del mensaje, por favor? La hipocresía. Pero habiendo tantos mensajes de Dios, ¿va a predicar sobre la hipocresía? Claro, ¿y a quién se dirigió primero con el mensaje? A los discípulos.
Escúchame, le voy a decir esto, no hay cosa más fácil que se nos pega a los discípulos, que la hipocresía. Le digo que hay muchas menciones de la hipocresía en los pasajes de Jesús con sus discípulos y ellos nunca entendían, creían que se trataba del pan, no, ¡qué brutos son! Estoy hablando de otra levadura interior, la hipocresía, empezar a hacer las cosas con segundas intenciones, no tener la motivación pura, hay otras cosas ahí que no están bien, pero ¿qué dijo el Señor? Que esto va a ser así juzgado, porque todo lo que está oculto va a salir a la luz.
Es más, ¿cómo nos cuidaríamos si realmente creyéramos que por esto el Señor nos va a jugar? ¿Cómo nos cuidaríamos de hablar en casa un juicio fuera de orden sobre alguien? Porque dice que me lo van a publicar desde la azotea, ¿te gustaría que ese pensamiento de la mañana te lo publiquen? ¿Y aquello de ayer? No, a mí no me gustaría. ¿O sí te gustaría? Pero ahí dice que va a ser publicado.

Lo que Dios ha puesto, que me ha venido dentro de mi corazón es, Daniel, lo que yo más estoy buscando en mis hijos es una motivación pura, todo lo demás va a ser cáscara religiosa, no tiene sentido, no sirve. Que las cuestiones salgan de adentro, porque es de la pureza de Cristo, no de la tuya. Tú y yo no somos puros, pero nosotros tenemos la pureza de Cristo, que venga desde adentro.

Vaya ahora a Romanos capítulo 2, versículo 16, lo leo en la Nueva Versión Internacional, dice:

"Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo,
Dios juzgará,
¿qué cosa?
los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio.

Romanos 2:16

Esto está acorde con lo que le dijo a Timoteo. Mira, Timoteo, hay algunos ahí que andan negociando con el Evangelio, pero tranquilo, que eso que está escondido un día va a salir a la luz. ¿Qué va a jugar Dios? Los secretos, va a jugar mis secretos, va a juzgar los tuyos. No me importa qué lindo hueles aquí, te puedes poner kilos de perfume, aquí puedes oler fantástico, fantástico, pero esto es lo que Dios va a juzgar de mí, los secretos de mi corazón. ¡Wow!

Otro pasaje más, 1 Corintios capítulo 4 y versículo 5, vuelvo a leerlo en la Nueva Versión Internacional, dice:

"Por lo tanto, no juzguen nada antes de tiempo;
esperen hasta que venga el Señor.

Él sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad
y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón.
Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda."
1 Corintios 4:5

¿Qué va a hacer Dios? ¿cuál es la manera en que va a juzgar? Va a sacar a luz lo que está oculto, va a poner al descubierto ¿qué cosas? las intenciones que hubo en mi corazón, y cada uno recibirá la alabanza de Dios de acuerdo a esas intenciones, no de acuerdo a lo que parece que fueron las intenciones, no a lo que todo el mundo vio, sino a lo que en verdad había ahí adentro.

Cuando analizo estos pasajes, y a la luz de estos pasajes, observo la manera actual en que la cristiandad en general responde a la pregunta inicial que hicimos, con la que comenzamos, ¿qué te motiva a no pecar?
Encuentro motivaciones como, porque es un pecado, porque es incorrecto, por miedo, por las consecuencias, por no ser descubierto, porque tengo un ministerio... Usted le podría agregar cien probablemente, dije "unitas", algunas. ¿Sí o no?
Le voy a decir algo fuerte, si no peco por el solo hecho de que es un pecado o por el solo hecho de que tengo miedo, para Dios es como si pecara, porque la motivación está equivocada.
Todo lo que nos mostró la Palabra en los pasajes que acabamos de leer, es que la única respuesta válida que es nacida de una motivación pura, es esta: porque amo el Señor.

¿Qué te motiva a no pecar? Amo al señor.
No, pero si se trataba de engañar a tu esposa... ¡Amo al Señor! Mi esposa no está en el asunto. Escucha, muchos cristianos dicen, cómo le voy a hacer esto a mi esposa, y si ése no es el punto. ¡Ay cómo! ¿no se trata de mí? No chiquita, no se trata de ti, se trata de Él.
Alguno está abriendo los ojos, eh; pero cómo, ¿no sería una fidelidad? Sí, lo sería, pero entienda, no le estoy hablando de si sería o no una infidelidad, estoy hablando de motivación. No lo hago porque amo al Señor.
Recuerde a José, todo le fue puesto por Potifar en su mano, dice que de lo único que se ocupaba Potifar era de lo que iba a comer, todo lo había regenteado, todo José, impresionante.
Pero dice la Biblia, que José era atractivo y de muy buen parecer; y dice la Biblia así, que le echó el ojo la esposa de Potifar, a José, así lo dice, que le echó el ojo. Mire usted, esta vieja arpía le echó el ojo.
La cuestión es que la respuesta de José fue esto, mira, todo me ha puesto en mi mano mi señor, todo, todo, en mi mano me lo ha puesto tu señor, menos tú, cómo haría yo esta gran maldad y pecara contra el Señor.
Y realmente, por no haber pecado contra el Señor, en principio le fue muy mal, en principio, y fueron como dos años, eh, que le fue muy mal, encerrado en una cárcel.
Uno puede decir, bueno al final actué bien y Dios me deja dos años, ¿lo saco Dios antes de los dos años? Ve que Dios no se mueve por los sentimientos, nosotros tenemos un problema con los sentimientos muy grande, no sabemos cómo los sentimientos deben ser gobernados por el Espíritu Santo, necesitamos pedirle al Señor que nos enseñe de verdad, con humildad, porque no lo sabemos. Enséñanos Señor a que nuestros sentimientos estén bajo el gobierno de tu Espíritu para actuar como Tú lo harías, no como a nosotros nos parece que debemos actuar cuando vemos dolor o cuando vemos una situación, ¿cómo nosotros debemos actuar?

Fíjese, en un momento de sus vidas, tanto Esaú, como Saúl, como el hijo pródigo, despreciaron lo que les pertenecía.
Esaú, despreció la primogenitura por un plato de lentejas. Saúl despreció la posibilidad de continuar él y sus futuras generaciones como rey de Israel, por no valorar ¿qué cosa? que el corazón de él había sido transformado y que el Espíritu del Señor había venido sobre él, ahí estuvo el problema. El hijo pródigo despreció su posición de hijo, malgastó todo por tener una independencia ficticia.

Miren, lo mismo que le sucedió al hijo perdido, como dije antes, nos sucedió a nosotros.
Nosotros también éramos hijos de Dios en Adán, pero el pecado hizo que perdiéramos nuestra condición, pero Dios nos recuperó esa condición. Es más, lo que le sucedió a Saúl, ¿sabe qué es? Una figura profética del nuevo nacimiento y el bautismo con el Espíritu Santo, ¿lo ve? Era una figura profética de lo que sucedería en el Nuevo Testamento, no sólo ahora Dios nos hizo hijos, después de hijos, dice yo te hice una nueva persona, y Yo ahora te di mi Espíritu Santo y te llené de mi Espíritu Santo para bautizarte con él para que seas testigo, pero para que también tengas poder en tu hombre interior por el Espíritu, para que puedas caminar en lo que Yo te ordeno.

Es decir, cuando Dios nos exige a ti, a mí, una motivación pura, no nos exige esa motivación basado en lo que somos sin Cristo, sino basado en lo que somos en Cristo.
Por eso, cuanto tú vas a Romanos 5:5 dice allí, que el Espíritu Santo fue derramado en nuestros corazones ¿para qué? para que el amor con que amamos al Señor provenga del amor que derramó el Espíritu Santo en nuestros corazones.
¿Se da cuenta que Dios no nos están pidiendo a nosotros una motivación pura porque nosotros somos puros? No, nos está pidiendo una motivación pura, porque ya nos hizo nuevas personas, porque nos capacitó del Espíritu, y el Espíritu nos dio ese amor a Dios primero que todas las cosas.

Por eso, si eso está fallando, estamos teniendo un problema fundamental, no es un problema de la superficie, no es si oro o dejo de orar, si leo la Biblia, o si trabajo en la iglesia o si tengo ministerio, es un problema de fundamento. Claro que Dios exige una motivación pura, uy, Dios exige mucho, no, no te exige mucho, por una sola razón no te exige mucho, porque te dio la provisión.

Si yo ahora te digo, por favor, Jonathan ve a tal lugar a buscarme esto, y le pongo la llave del auto, ¿tan difícil es para Jonathan hacer esto? Si ya le estoy dando, ¿qué? La provisión para que vaya al lugar a buscar lo que le pedí.
Dios nos dio la provisión de que ese amor a Dios lo puso el Espíritu. Si no lo hubiera puesto el Espíritu, ¿usted cree que amaríamos a Dios? No, porque hay gente que se cree que ama a Dios... uh, yo amo a Dios por sobre todas las cosas, y yo cuando lo miro digo, pero éste, éste está mal; claro porque lo veo muy basado en él, muy basado es sí mismo, en que cree que sí que ama al Señor, se deja engañar por su propio corazón. No si el amor, si el Espíritu, no hubiese derramando ese amor de Dios en nuestros corazones, nosotros no podemos. Por eso la Biblia dice, que es Él el produce tanto el querer como el  hacer, todo absolutamente todo proviene de Dios.

Mira, el Espíritu Santo me dio este mensaje, porque estoy convencido que hay muchos que están en este momento en asuntos de pecado, y algunos no lo están haciendo, por las motivaciones equivocadas. Y hoy el Señor nos está regresando a su base, a su fundamento, nos está regresando hacia dónde esto tiene que ser.
Y esto es por lo cual, nosotros hoy vamos orar, cada uno, porque yo no estoy libre de esto, eh, me hizo a mí la pregunta el Señor, Así que, yo no estoy libre, si me la hizo, yo no estoy libre.
Yo quiero que cuando el Señor me pregunte, ¿qué me motiva a no pecar? Realmente, yo solamente pueda responder una cosa, por amor a Ti, porque para mí tener profundidad en la intimidad de la comunión contigo es más grande que la vida misma, no hay nada que se compare a eso, todo lo demás a un costado, si tengo o no un ministerio, no importa; si sirvo o no sirvo en la iglesia, tampoco importa, ¿me está entendiendo en este contexto? Lo que importa, es que lo fundamental este claro.

Yo quiero pedirles que mediten antes de orar, y le voy a pedir a Jairo que pase al teclado, porque el Señor puso en mi corazón, antes de que oremos por esto, cantar una canción con una letra más que conocida, el título de esta letra, en realidad a la cual le puse música, es "El soneto al crucificado".
La mayoría de la gente conoce este soneto famosísimo, pero que tiene tanto que ver con lo que hoy el Señor nos está hablando por su Espíritu, y quiero que mientras la escuchamos reflexionemos, y cuando hoy nos pongamos delante de Dios, nos paremos ante Él para decirle, Señor queremos volver a la fuente, queremos volver la motivación correcta.
Realmente el Señor nos dé esa gracia, aún como la del hijo pródigo, que podamos, si algo lo perdimos, si algo lo perdiste, que puedas recuperar todo lo perdido. ¿Por qué? Porque el Señor está viendo que tu motivación es pura y empieza Él a correr hacia ti, antes que tú le digas una palabra, ¿Amén?
(Canción...)

No me mueve, mi Dios, para quererte,

el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Muéveme Tú, Señor: muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
me mueve ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Lo mismo que te quiero te quisiera.

Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

Te temiera a ti Señor con todo mi corazón
Te temiera a ti Señor, te temiera a ti Señor

Quiero pedir a todos los que están oyendo esta Palabra y viéndola, que quienes realmente sepan que tienen que regresar a una motivación pura, estén de pie ante el Señor, porque es necesario mostrarle al Señor, como se lo mostró el hijo pródigo, aunque sea de lejos, que estoy dispuesto a recuperar una motivación pura, ésa es la Iglesia que Dios va a levantar; y le digo una cosa, esa Iglesia es indetenible, indetenible, porque el todo de ella es el Señor.

Padre, todos estamos ante ti, te pedimos que ahora nos mires como aquél hijo perdido que lo miraste de lejos, que veas que en nuestra motivación no hay otra cosa, que el hecho de amarte a ti, de regresar a ti, de tener una profunda e íntima comunión contigo, quizá como nunca antes en nuestra vida la pudimos lograr, que así nos veas.
No nos importan los lugares, no nos importa lo que nos vas a dar, si nos va a ir mejor o no, eso no es lo que nos importa, nos importa que nos recibas, y entonces sabremos que podremos recuperar todo lo perdido, como buenos hijos, porque nuestra motivación ha agradado a tu corazón, porque es la motivación que tu Espíritu Santo puso cuando derramó tu amor en nuestros corazones.

Gracias Señor, en tu Nombre oramos pidiendo y creyendo que así lo recibimos. Amén.

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