en público, por lo tanto no ha sido preparado y editado como un escrito formal.
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Sé que nosotros no podemos dimensionar esa obra, no somos capaces, porque la mente no puede percibir lo que significa en su totalidad la obra de Dios, pero nuestros espíritus sí la pueden contener, aunque no la puedan entender.
Qué importante es contener en nuestro espíritu la gloria de la dimensión de lo que Dios hizo a favor del mundo, y poder entonces, por el poder del Espíritu Santo, responder a la grandeza de esa obra de la misma manera que Él por amor, respondió a nosotros cuando no tenía porque hacerlo, cuando habíamos escogido nuestro propio camino. Por eso, es que nosotros podemos alabar, glorificar, honrar, exaltar el Nombre del Señor en todo tiempo, porque sabemos que hay algo que tenemos seguro y nadie nos puede quitar, su presencia, su lugar santo, el lugar de su morada. Nos pueden quitar todo, pero nunca nos podrán apartar de su presencia.
En verdad que Él es el centro y con Él lo tenemos absolutamente todo.
Quiero que vayamos por favor, a 2da. de Timoteo, capítulo 2. El Espíritu Santo me habló sólo una palabra, una; y cuando yo escuché esa palabra pude entender completamente, todo lo que el Señor quería hablarme y todo lo que el Señor quería compartir con su Iglesia, sólo con una palabra.
Recordemos que una Palabra del Señor, una, no estoy hablando de una frase, estoy hablando de una Palabra del Señor, es más fuerte y más grande que el universo entero, tiene más poder que todo eso porque la Palabra de Él lo creó todo. Así que imagínese el poder de una Palabra simplemente.
Así que lo que el Señor me dio fue sólo una palabra y ahora lo vamos a entender.
En 2da. de Timoteo, capítulo 2, nosotros vamos a leer los versos 3 y 4, yo lo voy a leer en la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy, que dice así:
“Sufre penalidades conmigo,
como buen soldado de Cristo Jesús.
El soldado en servicio activo
no se enreda en los negocios de la vida diaria,
a fin de poder agradar al que lo reclutó como soldado.”
2 Timoteo 2:3-4 / NBLH
Estas son las palabras que el apóstol Pablo, por el Espíritu Santo, le escribió a Timoteo.
La palabra que el Señor me dio fue: "soldado".
Fue lo que yo escuché, y cuando escuché la Palabra se abrió mi espíritu y pude comprender toda una dimensión de lo que el Señor quería hoy hablar a su Iglesia.
Y lo primero que vi es la importancia que para Dios, tiene la condición de soldado, porque cuando vi lo que significa para el Señor el que seamos soldados suyos, me di cuenta que esa condición es tan relevante para Él que la hizo trascender en el tiempo.
Hay cosas en la Escritura que empezaron en un tiempo y luego acabaron, ya no continuaron, ya no fueron cosas que Dios necesitó. Por ejemplo, Dios mandó a hacer un aceite especial llamado el aceite de la unción y ese aceite de la unción se utilizaba en forma sagrada y santa; y tenía todas unas especias y unos aceites especiales que sólo se podían usar para eso y era para ungir todas las cosas que estaban relacionadas con el templo. Pero hoy, los que estamos bajo el Pacto de Gracia, ni necesitamos templo, ni necesitamos tabernáculo físico, ni necesitamos ungir con ese aceite de la unción nada. Es decir, no trascendió para Dios en el tiempo.
Los sacrificios de animales para agradar a Dios y ser limpiados de nuestros pecados, no trascendieron en el tiempo. ¿Por qué? Porque un día vino el gran Cordero de Dios a favor nuestro, y Él murió una sola vez y para siempre, y desde ese momento no necesitamos sacrificar corderos para poder ser libres del pecado.
Esa práctica, no trascendió en el tiempo.
Pero cuando hay algo de Dios que trasciende en el tiempo, debemos tener entonces sumo cuidado de entender qué es lo que Dios quiere decir con algo que Él mismo se preocupa que trascienda en el tiempo.
Esa es la condición del soldado. ¿Por qué lo digo? Porque aún cuando Israel estaba en Egipto y estaban como esclavos, a la hora que Dios le habló a Moisés para decirle que los iba a quitar de Egipto, dijo, Yo voy a quitar a mi pueblo, a mi ejército Israel, de debajo de la servidumbre de Egipto.
¿Ejército de esclavos? ¿Un ejército sin armas?
Pero muchas veces, y en toda la Escritura, Dios habla de los israelitas como sus ejércitos, y menciona cada una de las tribus de Israel como sus escuadrones que tenían que marchar cada una con sus estandartes.
Quiere decir, que aún cuando no tenían armas físicas en Egipto, Dios veía a Israel como su ejército.
En todo el Antiguo Testamento vemos la importancia de Israel como soldados, porque tenían que luchar dentro del ejército de Dios.
En ese caso, había luchas reales de cuerpo a cuerpo que ellos tenían que librar, pero cuando traspasamos por el Pacto de Gracia, cuando llega Jesucristo, cuando Él viene y abre el Pacto de la Salvación para todo hombre, uno podría decir, ¿para qué necesitamos la condición de ejército ni la condición de soldado? Sin embargo, ¿qué le dice Pablo, por el Espíritu, a Timoteo? Timoteo, tienes que sufrir el mal, así dice literalmente. Penalidades significa, tienes que tener, sufrir el mal juntamente conmigo, como lo hace un buen soldado de Jesucristo.
Quiere decir, que la condición del soldado estuvo antes de la ley, durante el período de la ley, y durante el período de la gracia.
Quiere decir que la condición de soldado de Dios, trascendió en el tiempo.
Ahora bien, todos sabemos muy bien que hay una gran diferencia entre un ciudadano y un soldado, porque un ciudadano no está obligado a ser soldado pero todo soldado está obligado, o a ser ciudadano o a ser residente legal.
¿Cuál es entonces la diferencia fundamental entre un ciudadano y un soldado?
La mayoría diría que la diferencia fundamental es el servicio, porque un soldado sirve veinticuatro horas del día, los siete días de la semana a su nación, y aunque esto es cierto, también podríamos decir que en mayor o en menor medida, todo ciudadano presta un servicio a su nación.
Quiere decir que tiene que haber algo más fundamental, más profundo, más de raíz, que haga la diferencia espiritual entre un ciudadano y un soldado, ¿sabe qué es eso? La entrega.
Repito, lo que hace la diferencia entre un ciudadano y un soldado, aún en lo natural, es la entrega.
¿Por qué digo eso? Porque desde el momento que una persona decide enrolarse en un ejército sin haber tocado todavía un arma ni haber disparado una bala, está diciendo, yo estoy dispuesto a ir a la muerte por esta nación. Pero si un ciudadano tiene que hacer un servicio que pongan en riesgo su vida, puede decir, no estoy dispuesto a hacerlo.
¿Lo está viendo? No estoy dispuesto a hacerlo, no tengo por qué. Un ciudadano puede estar bajo órdenes, porque puede estar en un trabajo y en el trabajo tiene que recibir órdenes, pero cuando termina su horario de trabajo hace lo que quiere, va a dónde quiere, visita a quien quiere y se va de vacaciones cuando determina con sus jefes cuándo se toma sus vacaciones.
Pero un soldado, aún aunque esté en su casa, siempre está bajo las órdenes de sus superiores. Es más, un soldado que tiene familia como cualquier otro ciudadano, muchas veces, aún cuando su esposa está embarazada y va a tener un hijo, no tiene la bendición de poder estar presente si en ese momento tiene que estar en servicio activo. Pero un ciudadano sí tiene toda la libertad de decirle al trabajo, que ese día o varios días, no va a ir a trabajar porque está naciendo su hijo o su hija, ¿hay diferencia, no?
Si la entrega de un soldado es completa, es total y no tiene límite, es diferente, tiene una característica diferente, tiene un espíritu diferente.
Ahora, le pregunto esto, cuando observamos la Iglesia de hoy, le hago una pregunta, ¿por qué casi no escuchamos enseñanzas sobre lo que significa ser un soldado de Cristo? ¿dígame cuántas veces en su vida escuchó enseñanzas que le hablen sobre lo que significa ser un soldado de Cristo? Lo que cuenta con los dedos de una mano y le sobra. La pregunta es, ¿por qué? La respuesta es muy sencilla.
La condición de soldado no es una condición en la que se afirman mis derechos de hijo de Dios, ni tampoco se habla de las bendiciones que voy a recibir por ser soldado, por lo tanto, no es popular enseñar lo que significa ser un soldado, porque un soldado significa abnegación, no significa bendición; y en la cristiandad de hoy, que todo está centrado en nosotros y en lo que podemos recibir de Dios, donde todo es egoísta y Dios está para bendecirme, ¿cómo voy yo a traer un mensaje que cambie esa orientación y le hable de abnegación y de entrega, y no tanto de la abnegación y la entrega de Dios por mí? No es popular, no es que el Espíritu no quiera hablar de eso, sino que aparentemente, no conviene hablar de eso.
Pero, ¿sabe lo que me preguntó el Señor cuando me dijo la palabra soldado? Y ahí, sí le digo que temblé, me dijo esto:
Que a los fines de que sus propósitos se lleven a cabo en el mundo, debemos ver nuestra condición de soldados de Cristo por encima de cualquier otra condición que Él nos haya dado, por encima de cualquiera. Por encima de hijo, por encima de redimido, por encima de victorioso, por encima de salvo, por encima de ciudadano del cielo, por encima de vida eterna, por encima de todo.
Si vamos a cumplir, si vamos a llevar a cabo, si tú lo vas a hacer conmigo, si vas a llevar a cabo el propósito del Señor en el mundo, no puedes hacerlo de otra manera que no sea en la condición de soldado.
Esto me estremeció, me dio una dimensión completamente diferente de la vida en Cristo.
Por eso, hoy necesitamos oír al Espíritu Santo para saber lo que considera el Señor la esencia, la naturaleza más profunda de un soldado, cómo es, según Dios, un soldado suyo.
Por favor, quiero que me acompañen a Josué, capítulo 5, vamos a leer en Josué, capítulo 5, de los versículos 13 al 15, yo voy a leer esta palabra en la Versión Reina Valera Contemporánea.
Vuelvo a repetir, Josué, capítulo 5, versos 13 al 15. Vamos a empezar a aprender con este pasaje, lo que es la naturaleza, la esencia de un soldado. Es decir, qué es lo que ya tiene implantado adentro un verdadero soldado de Dios. No algo que va a tener, es algo que ya tienen si es un soldado de Dios.
Dice así verso 13:
“Un día en que Josué estaba cerca de Jericó,
de pronto levantó la vista y vio delante de él a un hombre
con una espada desenvainada en la mano. Se acercó a él y le preguntó:
«¿Eres uno de los nuestros, o eres de nuestros enemigos?»
El hombre respondió: «Ni lo uno ni lo otro.
Estoy al mando del ejército del Señor, y por eso he venido.»
Entonces Josué se inclinó con el rostro en tierra,
y lo adoró, mientras decía: «¿Qué órdenes tiene mi Señor para este siervo suyo?»
El comandante del ejército del Señor le respondió:
«Quítate las sandalias de tus pies, porque estás pisando un lugar sagrado.»
Y Josué obedeció.”
Josué 5:13-15 / RVC
Me voy a detener. Éste es un relato no sólo particular, sino también extraño, pero justamente lo extraño es que guarda adentro un principio espiritual importantísimo para entender la naturaleza de un verdadero soldado. Es evidente, bien evidente por el relato, que al principio Josué no supo cómo interpretar la aparición del hombre, ¿por qué? Primero, porque si se presenta con la espada desenvainada, eso es una actitud de guerra. Y lo segundo, es que él nunca dijo su nombre.
Imagínese, estar frente a una persona que está en actitud de guerra con una espada desenvainada, y que no dice nombre.
Entonces Josué hace lo único que cualquiera de nosotros haría, Josué le pregunta si estaba del lado de Israel o si estaba en contra de Israel, y la respuesta que Josué recibe, nosotros la podríamos calificar de completamente indefinida, ¿por qué? Porque le dice, ni lo uno ni lo otro. En otras versiones dice, simplemente un, no. O en otras versiones dice, de ninguno.
A ver, yo quiero entender. Al parecer el asunto más importante para entender es, si está o no de lado de Israel. Por otro lado, hay otra pregunta lógica, si este hombre era el comandante del Señor, ¿por qué no dijo con toda claridad que estaba del lado de Israel? Nunca lo dijo, nunca, ni siquiera insinuó que estaba del lado de Israel, sin importar la versión que tomemos, sea que diga, ni lo uno ni lo otro, sea que diga un, no, o sea que diga, de ninguno, en ningún momento siendo el comandante del Señor, dio a entender de que estaba del lado de Israel.
Y si bien, aunque este hombre no dijo nombre, sí dijo dos cosas: dijo rango y dijo pertenencia.
El rango es, comandante. Pertenecía, el Señor. Comandante del ejército del Señor.
Pero, ¿sabe lo que más llama la atención? Las acciones de Josué que fueron posteriores a la declaración del hombre. ¿Por qué me sorprende? Porque me doy cuenta que para Josué la respuesta no fue indefinida. ¿Por qué digo que no fue indefinida? Sencillo, porque de pronto a Josué ya no le interesó saber más de dónde venía o no venía este hombre, se postró ante él, y le dijo, ¿cuáles son las órdenes que tú tienes para tu soldado, para tu siervo?
Entonces me pregunto, ¿qué le pasó a Josué que ya no necesitó explicaciones, que ya no necesitó una respuesta a su pregunta? Fácil, entendió el contenido espiritual de las palabras ni lo uno ni lo otro, ¿por qué le digo esto? Porque Josué, ahí está, en su espíritu sin explicaciones distinguió frente a quién estaba, e inmediatamente que distinguió que estaba frente a su comandante en jefe, respondió como responde cualquier persona, que en su espíritu, es verdaderamente un soldado.
Un soldado no necesita que la autoridad espiritual le explique nada, la reconoce, el que necesita explicaciones de su autoridad, no es un soldado.
Vuelvo a repetir, el que necesita explicaciones de su autoridad, no es un soldado. No las requirió, en su espíritu sabía frente a quién estaba, y siempre que alguien está, sabe ante quién está, sabe ocupar su lugar, siempre, así ocurre.
Mire, en realidad, la respuesta del hombre es la clave que despeja todas nuestras dudas, ¿por qué? Porque el hombre, lo que hizo saber a Josué con su respuesta, era que no estaba ni de un lado ni del otro, porque él realmente estaba del lado de Dios.
O sea, la lealtad de él no era Israel ni tampoco era el enemigo, la lealtad de él, como comandante, ¿a quién era? A su superior, ¿y quién era el superior del comandante? El mismo Señor.
Así que, esto nos muestra entonces, que si este comandante había venido como autoridad de Dios, sólo los que estén del lado del Señor iban a recibir esa autoridad, iban a recibir la dirección y la protección de esa autoridad, porque sólo los soldados pueden ponerse del lado del Señor.
Sólo un soldado puede pagar el precio por cumplir órdenes que un ciudadano no va a pagar el precio de cumplirla. Sólo un soldado lo puede hacer.
Por eso digo, que sólo un soldado puede ponerse del lado de Dios de la manera que Josué se puso, por eso, para Josué la respuesta no tuvo nada de indefinida, la respuesta, lo que significa es que sería una respuesta que sólo sería comprendida por aquellos que en su espíritu sean verdaderos soldados del Señor. Si alguien era un verdadero soldado, y si Josué era un verdadero soldado, iba a entender la respuesta del hombre.
Dios estaba probando a Josué. ¿Cómo? Sí, si éste es un soldado, cuando vea al comandante, sin ninguna clase de explicación su espíritu lo va a discernir, e inmediatamente se va a poner bajo sus órdenes.
¿Sabes cuál debiera ser la inquietud nuestra, correcta, de este pasaje? Debiera ser ésta: no tanto si el hombre estaba del lado de Israel, sino si en verdad los israelitas eran verdaderos soldados para poder estar del lado del Señor y funcionar bajo sus órdenes, porque lo que demostraron los israelitas en el tiempo, nunca demostró que tenían el espíritu del soldado, porque hacían lo que mejor les parecía cuando querían, y se rebelaban contra Señor y no cumplían sus órdenes.
Es decir, el comandante dijo, no estoy del lado de Israel por esta sencilla razón, porque lo que se tiene que probar no es si Dios está del lado de su pueblo, sino si su pueblo está del lado de Dios.
Pero ahora ya no es un pueblo, porque la única, escuche lo que le voy a decir, la única manera de estar del lado de Dios, es como soldado, ser hijo no es suficiente, ser ciudadano no es suficiente, ser redimido no es suficiente, ser salvo no es suficiente, no es suficiente, usted y yo no vamos a poder estar del lado de Dios por ser hijo, por ser pueblo, por ser cuerpo de Cristo, por ser miembros del cuerpo de Cristo, no vamos a poder estar del lado de Dios cuando el momento lo requiera, no vamos a hacerlo, vamos a huir, siempre lo haremos.
Dios fue muy claro conmigo, sólo en la condición de soldado se puede estar del lado de Dios, porque el soldado ha entregado todo, absolutamente todo, y su condición de soldado está por encima de toda otra relación que él tenga en el planeta Tierra. ¿Está entendiendo el pasaje bíblico?
Señor, quiero ver más tu autoridad, quiero entender más tus propósitos, quiero conocer lo que Tú quieres hacer a través de mí... y el Señor te dice, ok, prefecto, enlístate. No, no.
Hoy te tienes que preguntar si estás enlistado. No, no si eres hijo, no si eres hijo de Dios, si eres salvo o redimido, eso a mí me tiene sin cuidado, eso se arregla fácil, realmente te arrepientes de todo corazón de tus pecados y te entregas a Cristo y eres salvo, eres un redimido y eres un hijo, y eres un miembro del cuerpo y eres un ciudadano del cielo y tienes vida eterna, gloria a Dios, vayamos a casa.
No, hoy te tienes que preguntar si estás enlistado, si de verdad eres un soldado, porque si eres un soldado, Él puede hacer contigo y conmigo lo que quiere, cuando quiere, a la hora que quiere, dónde quiere. Sí, no hay excusa, no hay, Señor si haces eso cómo voy hacer con... y cómo voy a vivir, y cómo me voy a mantener y cómo, y cómo, y cómo, y cómo...
Tantas preguntas, ésas no son las preguntas de un soldado.
Quiero decirle, que hay muchos ministros todavía, de los cinco ministerios, dando vuelta por el mundo que se hacen estas preguntas, porque no son soldados, no han entendido la esencia que estaba dentro de Josué.
El segundo pasaje que hoy voy a tocar, es uno de los pasajes más escalofriante de toda la Escritura, voy a tocar un pasaje extremadamente difícil, espiritualmente hablando, y cuando usted lo lea junto conmigo, los pelos se van a parar y se ponen de punta, porque es un pasaje muy difícil, diríamos, de digerir, espiritualmente hablando.
Vamos a ir a Éxodo, capítulo 32, y vamos a leer desde el versículo 19 hasta el 29, yo lo voy a leer en la Biblia la Palabra, Hispanoamérica. Éxodo, capítulo 32, y comienzo en el versículo 19, dice así.
Antes de comenzar quiero decirle simplemente, que este es el momento en que Moisés baja del monte con las tablas de la ley escritas por Dios, y las tablas eran de Dios, y el pueblo se había entregado al desenfreno, Aarón les había permitido hacer un becerro de oro con el oro y estaban haciendo fiesta y estaban adorando al becerro de oro, y diciendo, estos fueron tus dioses que te sacaron de Egipto, Israel.
O sea, bonita recepción tuvo Moisés cuando bajo de cuarenta días de estar en la gloria de Dios. Sí, porque cuando usted está en la gloria de Dios y baja, a veces no, usted no sabe si está frente a los hermanos o frente al diablo mismo. Eso le pasó a Moisés, ¿es verdad o no? No sabía frente a quién estaba, pero es el panorama para que usted entienda cuál es el panorama, la escena de lo que ahora vamos a leer. Entonces dice, en esas condiciones, verso 19:
“Cuando llegó Moisés al campamento y vio el becerro y las danzas,
se enfureció y arrojó al pie del monte las losas
que llevaba en sus manos, haciéndolas añicos.
Agarró el becerro que habían fabricado,
lo arrojó al fuego y, una vez convertido en ceniza,
lo disolvió en agua y obligó a los israelitas a que bebieran esa agua.
Y dijo a Aarón: — ¿Se puede saber qué te hizo este pueblo
para que le indujeras a cometer un acto tan aberrante?
Aarón respondió: — Señor mío, no te enfades contra mí;
tú sabes que este pueblo es proclive al mal.
Me dijeron: “Haznos un dios que nos guíe,
pues no sabemos qué le habrá pasado a ese Moisés,
el hombre que nos sacó de Egipto”.
Yo les contesté: “El que tenga oro, que se desprenda de él”.
Ellos me lo entregaron, yo lo eché al fuego ¡y salió este becerro!
Se percató Moisés de que el pueblo estaba descontrolado,
pues Aarón no le había puesto freno,
y ahora el pueblo estaba expuesto a las burlas de sus enemigos.
Entonces Moisés se plantó en la puerta del campamento y gritó:
— ¡Que se pongan a mi lado los que están de parte del Señor!
Y todos los levitas se le unieron.
Él les dijo: — Así ha dicho el Señor, el Dios de Israel:
Que cada uno se ciña su espada al muslo, recorra el campamento
y vaya de puerta en puerta matando a los culpables
sin tener en cuenta si es su hermano, su amigo o su vecino.
Los levitas cumplieron la orden de Moisés
y aquel día murieron unos tres mil hombres del pueblo.
Moisés les dijo:
— Hoy el Señor los bendice y los constituye sus sacerdotes,
pues lo han preferido a sus propios hijos y hermanos.”
Éxodo 32:19-29 / BLPH
Hasta ahí la lectura. ¿Es escalofriante o estoy exagerando? Es más, suele ser de esos pasajes que la gente quiere pasar y no leer, porque como no entiende a Dios y cree que es más grande que Él, lo empieza a juzgar, ¿y cómo puede hacer un Dios de amor semejantes órdenes como estas? Porque no entiende a Dios y cree que es superior a Dios y que es más inteligente que Dios, y que puede juzgarlo o determinar si lo que Dios hace está bien o mal, pero ese no es mi tema hoy, yo voy a mi tema.
¿Qué fue lo que aquí pasó? El Señor guió a Moisés a actuar, y dice ahí claramente el verso 25, porque Aarón no le había puesto freno, y ahora el pueblo estaba expuesto a las burlas de sus enemigos.
En esta versión está bien explicado, pero hay una versión antigua que lo expresa de manera difícil, pero el cuadro que pinta es tan profundo y gráfico, que realmente es mucho mejor en contenido espiritual.
Hay una Biblia del año mil quinientos sesenta y nueve, bien vieja, que lo relata de esta manera, verso 25, lo dice así:
“Y viendo Moisés que el pueblo estaba desnudo,
porque Aarón lo había desnudado
para vergüenza entre sus enemigos.”
¿Qué extraño no? Y viendo Moisés que el pueblo estaba desnudo. ¿Y que quién lo había desnudado? Aarón.
¿Qué significa esto de que el pueblo estaba desnudo? Sencillo, que Aarón, escuche bien, fue el culpable de permitir que los israelitas se desnudaran, ¿de qué? De sus armas, y que no sólo se desnudarán de sus armas, sino que comenzarán a hacer fiesta cuando alrededor estaban completamente rodeados de enemigos, ¿de qué se desnudaron? De su posición y condición de soldados, Aarón fue el culpable.
No sea que, alguna vez como ministro del Señor, te halles siendo culpable de que las personas que Dios pone a tu cuidado estén dejando de ser soldados porque eres transigente.
Y vamos a hacer fiesta que estamos en la gracia, y hagamos más fiesta y más fiesta, que el Señor nos redimió, total no hay enemigos, ya Cristo los venció a todos y nosotros no tenemos nada que luchar. ¿Qué raro no, que no tengamos nada que luchar y tengamos que ser soldados? ¿Lo está viendo?
Mire, por esta razón cuando Moisés dijo, que se pongan a mi lado lo que están de parte del Señor... esto lo dice el verso 26, cuando dijo eso, ¿quiénes fueron los únicos que se unieron a Moisés? Los levitas. ¿Pero sabe por qué se unieron? Porque eran los únicos que no habían abandonado las armas.
Escuche, eran los únicos en medio de todo un pueblo que no se habían dejado llevar por la locura de sus hermanos, por el desenfreno de sus hermanos, por la racionalización de sus hermanos, de decir hagamos esto, pongamos un dios y hagamos fiesta, ellos no se dejaron mover de su firme posición, ¿sabe por qué no se movieron de su firme posición? Porque eran soldados de Dios.
No hay forma de que alguien sea inamovible si no es soldado. Pueblo... ¡uh! Te pueden llevar de narices; hijo, te pueden llevar de las narices; salvo, te pueden llevar de las narices; ciudadano, te pueden llevar de las narices; soldado no, nadie te lleva de las narices, nunca te va a importar lo que el otro aprueba como bueno delante de Dios porque tú eres un soldado, no participas, no lo compartes y en la cara le dices que no lo avalas, en la cara le dices que no lo avalas.
Por eso, dice la Biblia, hable cada uno la verdad en amor con su prójimo, le hablas la verdad en amor, en su cara... Amor callado no es bíblico, no es bíblico.
Bíblico es, está torcido, háblale la verdad en amor para que se enderece, no te quedes callado, no te quedes callado porque vas a ser culpable, ¿lo estás viendo? Eran los únicos, ¿por qué? Porque ellos guardaron la esencia, el espíritu de lo que significa un verdadero soldado del Señor.
Por eso, cuando escucharon a Moisés decir, así ha dicho el Señor, el Dios de Israel, ellos supieron que la orden que venía después, no era una locura de Moisés, era una orden de Dios. ¿Usted sabe cuando ellos escucharon...? Vaya cada uno de ustedes y mate a estos culpables idólatras sin importar si es papá, si es mamá, si es su hermano, si es su pariente, si es su vecino o si es su amigo, ¿no le hubiera a usted temblado la espada en su mano? A ellos no sólo no les tembló, no hubo una palabra, una respuesta, no hubo algo que ellos dijeran, nosotros no vamos a hacer esto, fueron a hacer lo que tenían que hacer y mataron a tres mil, tres mil de los más allegados, aún de sus parientes.
¿Está viendo un soldado o no lo está viendo?
¿Sabe cuál era la acción radical que tenían ellos que hacer? Matar a los idólatras sin importar de quién se tratara. Amor en silencio no es amor, había una acción.
¿Es desgarrador o no? Sí lo es, y muy pocas veces se quiere tocar esto.
Pero mire varias cosas que le quiero decir de este pasaje: La primera, quiero leerle dos frases, sólo dos frases, no lo busquen, de Éxodo 19, el verso 5, la primera parte y el verso 6, la primera parte, porque ¿sabe cuál era el deseo de Dios? Dice la Biblia que Dios le dijo a Israel en Éxodo 19:5, si ahora ustedes me son del todo obedientes... y el verso 6, serán para mí un reino de sacerdotes... ¿Quién quería Dios que fuera sacerdotes suyos? Todo su pueblo. Pero, ¿sabe qué pasó? Debido a este acto de idolatría del pueblo, el pueblo perdió el privilegio de ser sacerdote del Señor y Dios le otorgó ese privilegio únicamente a los levitas.
Por eso, el verso 29 que leímos del pasaje del Éxodo 32, dice: hoy el Señor los constituye como sus sacerdotes, pues lo han preferido a sus propios hijos y hermanos.
Quiere decir, que Dios quería que todo el pueblo fuera sacerdote, todo Israel, pero debido a este acto de idolatría, debido a que se apartaron de Dios ellos no pudieron ser sacerdotes y Dios puso de sacerdotes a aquellos que realmente, no perdieron su lugar de soldado.
Vamos a traer esto al Nuevo Pacto, vamos a traer a esto nuestros días, vamos a hacer esto el día de hoy conforme a la Palabra. Cuando usted lee Apocalipsis, nos llenamos de grandeza por ver declaraciones que allí hace, y una de las declaraciones que hace Apocalipsis 1, verso 6, es que: Dios nos ha hecho reyes y sacerdotes, o que Dios nos ha hecho sacerdotes al servicio suyo.
Pero cuando Dios dice eso, legalmente dice ahí, que nosotros somos sacerdotes al servicio de Dios, eso es lo que dice la Palabra, eso es lo que declara. Pero la pregunta es, ¿qué me enseña el Señor con el ejemplo de los levitas? Que nadie puede ser sacerdote si primero no es soldado, ah, ah, oh, oh... Quiere decir que esa condición ¿está en la legalidad? Sí, está en la legalidad, ¿quiere decir, que hay una diferencian entre la legalidad y la experiencia? Por supuesto. Legalmente ¿no estamos todos sanos por Cristo Jesús? Pero realmente hay gente enferma.
¿Hay una diferencia entre la legalidad y la realidad? Sí, apropiarse de lo que la legalidad dice, pero en este caso para apropiarse de esta legalidad, ¿qué debo ser? Soldado.
Tengo que estar dispuesto a todo por el Señor, aunque sea venirme contra mi propia familia, si lo que tengo es de Dios, no escucho nada, ¿está escuchando? ¿está escuchando al Espíritu del Señor esta mañana? Yo le estoy transfiriendo lo que Él me dijo, no preparé un mensaje como nunca lo hago, yo sé lo que escuché.
Lo primero que tenemos que hacer como soldados, es una tarea interna antes que externa, y es por el Espíritu, dar muerte a todas las tendencias que provienen de nuestra naturaleza pecaminosa, porque eso es lo que nos conduce a pecar como lo hizo Israel, y nos convierte en idólatras, porque todo en lo que caemos y nos entregamos, termina siendo nuestro dios.
Por lo tanto, lo primero que tenemos que hacer es dar muerte por el Espíritu, como bien Pablo lo dice, si por el Espíritu hacemos morir las obras que pertenecen a naturaleza pecaminosa, entonces, viviremos... Es lo primero que tenemos que hacer para ser un soldado.
También tenemos que ver que como les ocurrió a los levitas, habrá oportunidades que aún otros seres amados, tomarán decisiones que no podremos ni compartir, ni avalar, si es que somos soldados de Cristo. Eso significará que para nosotros habrá sufrimientos. ¿Cuál será el sufrimiento? El afecto de relaciones humanas, de familia, de parientes y de amigos. ¿Por qué? Porque habrá cosas que no puedo avalar y que tengo que determinar que estoy del lado de Dios, y cuando estoy del lado de Dios, cuando hago eso, mucha gente puede venirse en mi contra, aún de los que más me aman, tengo que estar dispuesto a sufrir penalidades porque soy un soldado.
En resumen, no se puede funcionar como sacerdote si primero no se es un soldado.
Segundo, los levitas fueron capaces de poner a un lado los vínculos más estrechos de familiaridad, de parentesco y de amistad, por honrar y ser fieles al Señor. Ellos, ¿saben qué principio cumplieron? Mire qué extraño eh, eso fue muchos siglos antes de que Pablo escribiera a Timoteo, ¿no? Pero Pablo le dijo a Timoteo, a fin de poder agradar a quién nos reclutó como soldados... Ellos cumplieron este principio porque es una revelación que Pablo le dio. Que Dios le dio a Pablo siglos más tarde... no. Es una revelación que está contenida en toda la Biblia, porque la condición de soldado está contenida en toda la Biblia, y cualquiera que es soldado del Señor en cualquier tiempo, antes de la ley, en la ley, y después de la ley, y en la gracia, tiene que cumplir este principio, es soldado. Porque ser soldado del Señor, para él está por encima de todo, porque a él lo único que le importa y que es primario, es agradar al Señor que lo reclutó como soldado.
Ahí ellos cumplieron ese principio, por eso tuvieron el poder, la entereza, la fuerza, la integridad, de aún venirse contra los que más amaban.
Es más, mire lo que le voy a mostrar, este principio es tan antiguo, ahora sí que le va a caer peor esto, que aún Jesucristo lo estableció para ser discípulo, ¿cómo? ¿sabe una cosa? La cláusula para ser discípulo incluye ser soldado, ¿por qué? Porque Jesús dijo: Si alguno ama padre, madre, hijo, hija más que a mí, no es digno de mí... y si no soy digno de Él, ¿podré ser su discípulo?
Quiere decir que, en el requisito para ser discípulo, Jesús incluye ser soldado, no me habla de hijo, no me habla de redimido, no me habla que nos vamos todos en el tren de la salvación, no dice, todavía hay lugar en la guardia, no, no, no, no, nada de eso, eso es muy bonito y es real pero no dice eso.
Jesús dice, ¿quieres ser mi discípulo? Pues vas a tener que aprender a ser mi soldado, porque no vas a poder amarme a Mí por debajo de cualquier relación que tú tengas. En realidad, es al revés, vas a tener que amarme más a Mí, y vas a tener que muchas veces, hacer a un lado cualquier relación que te impida amarme más a Mí, y poner gente en su sitio cuando te están poniendo en tela de juicio amarme más a Mí. ¿Lo estás viendo? Es el principio básico.
Entonces, ¿sabes qué? Con todo este bagaje, yo entiendo lo que leí al principio, ¿por qué Pablo, por el Espíritu, le enfatiza a Timoteo la condición de buen soldado de Cristo? Vio que no enfatiza otra, otra condición de ciudadano, algo, tú eres un príncipe del Señor, no, no, no, no, no.... no nada de eso, y no tengo nada en contra de eso, pero digo que se nos va la mano, ah, nos encanta eso, ah, porque total a un príncipe lo sirven, no hace nada, tiene sirviente, y venga aquí, y me lleva el maletín, y me trae un tecito en el medio del culto, aunque los hermanos no tomen...
¿Qué es esa basura? ¿qué es eso? Pero si soy un soldado, las cosas son diferentes.
Por eso, ustedes a nosotros nos ven actuar tan diferentes, las cosas son diferentes, completamente diferentes.
Ahora comprendo, porqué Pablo le enfatizó a Timoteo su condición de soldado, porque Pablo no quería, el Espíritu Santo en Pablo no quería, que Timoteo se conformará a ser un buen cristiano que disfruta de las muchas bendiciones que nos ofrece ser un ciudadano del Reino de Dios o un hijo de Dios, no quería eso. Por el Espíritu, Pablo iluminó los ojos espirituales de Timoteo, pero también está iluminando nuestros ojos espirituales, para enfocarnos en que el todo de nuestra vida, es ser buen soldado de Cristo, que sabe sufrir por causa del Señor, para poder ser útiles, y que los propósitos que Él tiene en este mundo, se cumplan.
Tanto es así, tan importante es esta característica de ser soldado, de hecho, quien más escribió o quien escribió sobre estas características, fue el apóstol Pablo, no va a encontrar mucho de los otros apóstoles hablando de la condición del soldado, pero Pablo la remarcó con toda claridad.
Quiero ir al último pasaje bíblico esta mañana, Efesios, capítulo 6, muy conocido, fíjense como Pablo habla de un ejército y de un soldado, clarito. Efesios, capítulo 6, verso 10 al 18, lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional, dice:
“Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor.
Pónganse toda la armadura de Dios
para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo.
Porque nuestra lucha no es contra seres humanos,
sino contra poderes, contra autoridades,
contra potestades que dominan este mundo de tinieblas,
contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
Por lo tanto, pónganse...
dos veces,
toda la armadura de Dios,
para que cuando llegue el día malo
puedan resistir hasta el fin con firmeza.
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad,
protegidos por la coraza de justicia,
y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
Además de todo esto, tomen el escudo de la fe,
con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno.
Tomen el casco de la salvación
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.
Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos.”
Efesios 6:10-18 / NVI
¿Qué está diciendo Pablo, por el Espíritu, en síntesis? La vida en Cristo es la vida de un soldado.
Es más, si usted se dio cuenta, todos los elementos son defensivos, hay uno sólo ofensivo, ¿cuál es? La espada, y la espada de Dios es de doble filo, corta y penetra.
Por eso, es que cuando tenemos una Palabra de Dios, define. ¿Trae problemas cuando usted habla una Palabra de Dios? ¿Alguno la acepta, otro la rechaza? Gloria a Dios, sino usted no habló Palabra de Dios, habló un buen mensaje, juntó unos versículos, ay que bonito hoy, qué tremendo... Pero no cortó nada... Doble filo es imposible que toque y no corte, ¿cómo hace para no cortar? No puede, doble filo.
Debemos vivir como lo levitas que mantuvieron las armas consigo, ¿por qué? Porque tenían espíritu de soldado, porque sabían que alrededor, ¿qué había? Enemigos.
¿Ve lo que dice Pablo? Pablo dice, mantengan esa misma actitud que mantuvieron los levitas. Un soldado. Si eres un soldado, eres consciente que tienes una lucha espiritual contra principados y potestades, y escúchame, escúchame bien, cuando uno, escucha, cuando uno pierde la posición de soldado, esos espíritus engañadores pueden inferir actuar y engañar aún a los escogidos de Dios, es bíblico, pueden engañar tus pensamientos, tus sentimientos y tus decisiones, y hacerte empezar a tomar decisiones, que antes como soldado, jamás las hubieses tomado, pero cuando un soldado las mira se horroriza y dice, ¿qué está haciendo este que estuvo toda la vida al lado mío? ¿qué clase de locura está haciendo este hombre o esta mujer, está ciego? Claro que está ciego. Claro que está ciego, la única manera de poder ver por el Espíritu, lo que el Espíritu dice, ¿qué es? es cuando se es soldado.
No puedo ver lo del Espíritu como hijo, ni como ciudadano, ni como redimido, sólo lo veo como soldado, como soldado lo veo como Dios lo ve, eso es lo que está diciendo Pablo, no es solamente que el mundo está bajo esto y el mundo está bajo las tinieblas. Cuando la Iglesia no entiende su condición el soldado, el diablo se mete entre sus filas y utiliza a los mismos hermanos, y nuestra lucha no es contra esos hermanos, pero los engaña.
Por eso, Pablo dijo, me temo que así como la serpiente, con su astucia, la engañó a Eva, también los sentidos de ustedes sean desviados de la sincera fidelidad a Cristo.
Entonces, se comienzan a hacer acciones, se comienzan a tomar decisiones y empieza a haber pensamientos, que claramente, evidentemente por los hechos, está fuera de la voluntad de Dios, y la persona cree que Dios está con él.
¿Sabe una señal de estar perdiendo mi condición de soldado, estar abandonándola, dejándola a un lado, de haberme tomado una licencia, clarita? es esta: que empiezo a aceptar como normales, situaciones que no honran al Señor en mi propia vida y en la vida de los otros. Empiezo a aceptar como normales, porque todos somos débiles y flacos, situaciones que no honran al Señor, tanto en mi vida como en la vida de los demás. Y cuando veo acciones claras que están fuera de Dios, empiezo a quedarme de ese lado y avalarlas, ¿lo ven?
Sólo la condición de soldado me da la claridad de ver todo por el Espíritu.
Escuche, sólo en esa condición, tú y yo vamos a tener la firmeza espiritual y el carácter de Cristo activo, para ser intransigentes con aquello que no honra al Señor, sin importar de quién venga.
Por eso, lo que el Espíritu Santo me habló para este día, es que debemos recuperar las armas, debemos recuperar y volvernos a poner la armadura, en este pasaje dos veces, y cuando algo en la Biblia está dos veces es muy importante. Dos veces repite en pocos versículos, pónganse toda la armadura de Dios.
Quiere decir entonces, que el Señor nos está llamando a la Iglesia, a retomar lo que estamos perdiendo, si Dios lo trae es porque lo estamos perdiendo, estamos perdiendo esta posición de soldados, y nos queda más cómodo como ciudadano, como hijo, me queda más cómodo, me queda más cómodo, porque sabe qué pasa, un soldado es demasiado radical, un ciudadano no, es tolerante, es tolerante, famosa tolerancia del mundo que vivimos hoy, ¿no? Toleramos todo lo que está pervertido y torcido; hay que tolerarlo, es un acto de amor... Me parece que si a Dios le decimos eso, no va a estar muy de acuerdo, porque lo que yo leí acá no tiene nada que ver con esa tal tolerancia de la que nos hablan.
Así que hoy mi amado, yo soy el primero que quiero recuperar mi posición, en cualquier acto en la que yo me volví atrás. Otra versión dice: Timoteo sé un buen soldado de Jesús Cristo y no te eches atrás a la hora de sufrir penalidades... no te eches atrás...
¿Quieres serle útil a Dios? Sólo como soldado. ¿Quieres seguir yendo a dónde quieres? No eres soldado. ¿Quieres seguir teniendo tu vida? No, yo primero ahora voy a hacer esto, estos años yo tengo en mente hacer esto... ¿cuánta gente le dice? No, no, yo estos años, yo quiero hacer dinero hasta los cuarenta, así que yo ahora me dedico, después de los cuarenta me dedico a otra cosa... ¿Sí o no? ¿No ha escuchado eso? Y creyente eh.
Otro dice: no, yo ahora estoy joven, yo ahora me voy a dedicar a viajar, yo quiero conocer el mundo, después veré cuando me entrego a Dios, y cuando... más adelante.
¿Soldado? ¿De qué? ¿De qué? Si yo estoy decidiendo cómo vivo, cómo voy a vivir, cuáles son mis intereses, a qué me voy a entregar o a qué no me voy a entregar.
Un soldado, ¿sabe qué dice? Habla Señor, que tu siervo oye, dónde me quieras ahí voy, lo que digas diré, dónde me mandes iré... un soldado.
Esto es lo que vamos a orar hoy, voy a pedir que estén de pie, para aquellos que realmente digan, Señor, no quiero perder esta posición, sé que sin esta posición no voy a poder ser útil en realidad, a tus propósitos y lo necesito.
Padre, gracias te doy por una palabra, es cierto que dicen, no sólo de pan vivirá el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. Una sola letra dicha por tu boca es un manjar, es alimento suficiente para mucho tiempo, nos alimenta de verdad, nos da todo lo nutriente que espiritualmente necesitamos. Y hoy aquí, como tu Iglesia, estamos de pie para decirte, Señor, límpianos de las idolatrías de las que participamos, como lo hizo Israel antes de que Moisés bajara de ese monte, límpianos.
Señor, al igual que los levitas, queremos tener siempre nuestra espada ceñida y estar dispuestos a cualquier orden que Tú tengas.
Señor, hoy tu Espíritu me mostró que no hay ninguna condición en la Tierra que sea más importante y más alta para tus propósitos, que la de ser soldado. Y hoy, en tu Nombre te digo, Señor, me entrego a ti en completa devoción, para ser tu soldado, me pongo toda tu armadura y entiendo que estoy en una pavorosa lucha espiritual, no contra las personas, sino contra principados y potestades, que no sólo están engañando al mundo, sino muchas veces engañan a nuestros propios hermanos por no estar tomando esta condición de soldado.
Señor, retomamos nuestro lugar, y declaramos lo que somos como soldados de Cristo, en tu Nombre.
Gracias Señor, oramos a ti, a ti te agradecemos y te honramos, y declaramos que esta Palabra se cumple en nuestras vidas. Amén.
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